"El cerebro es capaz de negar, minimizar o enmascarar lo que sentimos en situaciones como esta"

La psicóloga y psicoterapeuta, Ángela de la Fuente, analiza las consecuencias emocionales que causa el confinamiento por la pandemia de coronavirus Covid-19.

Ángela de la Fuente, psicóloga y psicoterapeuta. (Foto. AF)
Ángela de la Fuente, psicóloga y psicoterapeuta. (Foto. AF)
Nacho Cortés
13 mayo 2020 | 00:00 h

Confinados (a ratos) y en proceso de ir asumiendo la 'nueva normalidad'. Así están ahora millones de españoles que han comenzado una paulatina vuelta a la rutina desde la entrada de su territorio en la Fase 1 de la desescalada. Hay muchos sentimientos y muchos efectos emocionales que ha podido tener el confinamiento a lo largo de estos ya casi 60 días.

Ángela de la Fuente, psicóloga y psicoterapeuta analiza en ConSalud.es las consecuencias que ha podido tener la pandemia de coronavirusen las personas.

¿Cuáles son las consecuencias emocionales que está provocando el confinamiento?

Esta situación de confinamiento ha podido tener numerosas consecuencias en las personas que la estamos pasando. Depende de cómo nos afecte a cada uno de nosotros y de las tendencias emocionales y de personalidad que tengamos, podemos vivir diferentes consecuencias. Algunas de ellas son ansiedad, ataques de pánico, depresión, apatía, trastornos del sueño, trastornos de la alimentación, obsesiones, irritabilidad...

Además de las consecuencias intrapersonales (las que ocurren dentro de uno mismo) también hemos podido sufrir consecuencias interpersonales (las que suceden en las relaciones) debido a las nuevas formas de relación que hemos tenido que vivir.

"Ansiedad, ataques de pánico, trastornos del sueño, obsesiones o irritabilidad, están entre los efectos emocionales del confinamiento"

Por ejemplo, las familias que han estado encerradas, han podido, por estar poco acostumbradas a estar tan juntas, vivir roces de convivencia, discusiones o incluso violencia por la tensión individual de cada uno.

Lo mismo ocurre en las parejas. Y se está hablando de que han aumentado las llamadas tanto a los números de violencia hacia la mujer como al número de atención al menor (ANAR) por violencia hacia ellos. Asimismo, otras relaciones importantes en nuestra vida pueden haberse visto afectadas, por ejemplo, si no hemos podido ver a un ser querido durante mucho tiempo (quizás los abuelos o tíos en la residencia).

¿De qué manera se pueden superar estas secuelas?

Debido a que estas secuelas han ocurrido en una situación excepcional, lo esperable sería que cuando pasase la situación y se volviese a las rutinas habituales (o similares) estas alteraciones deberían pasar, aunque hay que dar algo de tiempo para que pasen. Si después de unas semanas de recuperar la normalidad no se han pasado, sería conveniente consultar a un especialista, que normalmente sería un psicólogo clínico.

Quizás haya secuelas derivadas de estas consecuencias interpersonales que sea mas difícil solucionar. Como hemos hablado sobre los vínculos familiares y de pareja.

"A veces es necesario poder sentarse a hablar, disculparse, hablar de lo que sentíamos en ese momento y porqué llegamos a ese extremo"

En estos casos, especialmente grave si se ha ejercido violencia reiterada del tipo que sea, física, psicológica, sexual… Es fácil que el vínculo haya sufrido y en los niños sobre todo que ellos hayan sido profundamente dañados.

En tal caso es necesario reparar el daño ejercido, tanto en pareja como hacia los niños, poder sentarse a hablar, disculparse, hablar de lo que sentíamos en ese momento y porqué llegamos a ese extremo (sin que lo justifique). Y si, los niños también necesitan eso.

Los niños tienen una forma autorreferencial de pensar, es decir, lo que ocurre hacia ellos sienten que es su culpa o que es por ellos. Necesitan saber que el golpe, el grito o las malas palabras han sido porque papá o mamá se han puesto nervioso por la situación y nadie se merece que le hagan eso (nadie dudaría en que eso está mal si fuera de un adulto a otro) y que, sin duda, le seguimos queriendo muchísimo. Si con esto el vínculo sigue dañado, también es posible acudir a un profesional que ayude sanarlo.

¿Hace falta ponerse en manos de un experto?

Como he sugerido anteriormente, todo dependerá si las complicaciones relacionales o emocionales se mantienen o se diluyen con el tiempo. Y especialmente si la persona sigue sintiendo malestar, del tipo que sea y no es capaz de resolverlo por si solo.

También es importante saber que no porque hayan desaparecido las consecuencias mas visibles significa que esto no haya hecho un impacto en nosotros que luego pueda salir por otro lado. Nuestro cerebro tiene la capacidad de negar, minimizar o enmascarar lo que sentimos, especialmente lo más complicado de vivir.

Es importante estar alerta ante otros síntomas que puedan significar que no hemos “limpiado” totalmente la mente y el cuerpo del sufrimiento.

"No estamos aquí para vivir sufriendo, el sufrimiento se puede sanar, si se siente dolor, angustia o sufrimiento es muy conveniente acudir a un profesional"

Cuando no podemos expresarlo de una manera adecuada puede surgir como dolor corporal, ataque de pánico, síntomas físicos, emociones repentinas que no podemos explicar, irritabilidad… La consigna ante esto siempre es: el estado natural y habitual debería de ser de tranquilidad y bienestar (a no ser que eventos externos no lo permitan), no estamos aquí para vivir sufriendo, el sufrimiento se puede sanar, si se siente dolor, angustia o sufrimiento es muy conveniente acudir a un profesional.

¿El miedo se quedará latente hasta que haya una vacuna? ¿Cuándo o cómo se puede recuperar esa sensación de seguridad?

Dependerá de cada persona hasta cuando permanezca en ellos el miedo. Habrá personas que ni siquiera lo hayan vivido en esta situación o que sus miedos sean a otro tipo de consecuencias del confinamiento y no la enfermedad (crisis económica, empleo, distancia con familia…).

Es natural sentir miedo ante esta situación, al igual que tristeza, rabia, impotencia o frustración. Quizás haya un tiempo en el que no se pueda recuperar la seguridad para algunas personas. Sin embargo, este miedo puede magnificarse y cronificarse. En este caso el miedo es tan intenso que afecte a otros ámbitos de nuestra vida, nos limite de hacer ciertas actividades seguras, nos aisle de las personas…

"El miedo es una emoción que, como todas, nos da una valiosa información sobre el mundo y nos predispone el cuerpo hacia la huida o la lucha"

El miedo es una emoción que, como todas, nos da una valiosa información sobre el mundo (en este caso que hay un peligro) y nos predispone el cuerpo (mediante la segregación de hormonas) hacia la huida o la lucha, dependiendo de la situación. Sin miedo, moriríamos. Necesitamos el miedo para prevenirnos de los peligros.

Sin embargo, cuando nos afecta de esta forma a nuestra vida, deja de tener el sentido protector. En ese caso hay cosas que se pueden hacer para regularlo como meditaciones, visualizaciones, adquirir información realista, tomando medidas realistas de seguridad… A veces necesitamos aprender a regular el miedo porque no lo hemos aprendido ha hacer antes, esta bien, siempre podemos aprender. Y en ocasiones será con ayuda o asesoramiento de un profesional.

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
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