La variante Ómicron (B.1.1.529, detectada originalmente en Sudáfrica) ha recordado al mundo que la pandemia aún no ha acabado. Apenas bastó mes y medio desde la detección de los primeros casos a finales de noviembre de 2021 para que desplazase a Delta (B.1.617.2, detectada originalmente en India) como la variante dominante a nivel global. A pesar de que la mayoría de países ha reportado desde entonces cifras récord de nuevos contagios, la situación epidemiológica actual dista notablemente de la que por ejemplo presenciábamos en la tercera ola, la última antes del inicio de la campaña de vacunación masiva.
La evidencia científica con la que se cuenta hasta el momento confirma que la enfermedad provocada por Ómicron es más leve que en el caso de las infecciones causadas por las variantes de preocupación predecesoras. Se suma el hecho de que las amplias coberturas vacunales y las infecciones naturales han generado una cada vez más sólida inmunidad en las poblaciones. Cierto es que esta protección desciende con el paso del tiempo, pero esta debe ser también entendida más allá de los niveles de anticuerpos y valorar otros tipos de inmunidad como la celular. Esta situación ha evitado que las elevadas cifras de nuevos contagios se traduzcan en abruptos picos de presión asistencial.
En este contexto aumentan las voces que señalan a un necesario cambio en la gestión y control de la pandemia dado el cambio de escenario epidemiológico, aunque muchas otras piden la máxima prudencia para no dar pasos en falso. El pasado 3 de marzo el director general de la Organización de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, calificaba como “alentador” el descenso de muertes por Covid-19 que se observaba a nivel global. Unas palabras sobre las que añadía que “es demasiado pronto para declarar la victoria”.
CADA VEZ MENOS RESTRICCIONES EN EUROPA
Ante la mejora de la situación epidemiológica, son cada vez más los países europeos que han levantado las últimas restricciones vigentes. A principios del pasado mes de febrero Dinamarca se convertía en el primer país europeo en declarar el fin de la pandemia eliminando todo tipo de restricciones al aforo y mascarillas. Cabe destacar que las autoridades danesas tomaban esta decisión tras registrar la semana antes una media de 51.000 contagios diarios, siendo uno de los países con mayor tasa de realización de pruebas por habitante (20,5 test por ciudadano).
El movimiento dado por Dinamarca está siendo seguido en mayor o menor medida por el resto de países europeos. A partir del próximo 14 de marzo Francia ya no solicitará el certificado de vacunación ni será necesario utilizar mascarillas en interiores. El último en sumarse a la lista ha sido Bélgica con el anuncio de la eliminación de todas las restricciones establecidas con motivo de la Covid-19 desde este lunes 4 de marzo. Las autoridades belgas han autorizado la supresión del uso de mascarillas en casi todos los espacios y ya no será necesario mostrar el pasaporte Covid para acceder a lugares cerrados. La pregunta que nos hacemos ante la corriente que recorre Europa es clara: ¿cuándo será el turno de España?
El pasado fin de semana, en el marco de la celebración de la reunión del Comité Federal del PSOE, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aseguraba que la eliminación de la mascarilla en interiores se producirá “muy pronto”
La ministra de Sanidad, Carolina Darias, anunciaba en la rueda de prensa celebrada tras el último Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) el fin de los informes diarios tanto de vacunación contra la Covid-19 como de los datos de nuevos contagios, muertes y hospitalizaciones. Desde esta semana el documento que informe sobre el avance de la Estrategia Nacional de Vacunación contra la Covid-19 será actualizado una vez por semana, mientras que los datos sobre la situación epidemiológica del país pasarán de publicarse de cinco a dos días por semana. Una decisión que la titular de Sanidad justificaba dada “la buena evolución” de la pandemia en nuestro país.
Este paso se conocía el pasado 11 de enero cuando se desveló el plan en el que el Gobierno trabaja desde hace meses para poner fin a la monitorización diaria de la pandemia para avanzar hacia una fase centinela, similar a la empleada para el control de otras enfermedades respiratorias como la gripe.
El 7 de febrero los consejeros de Sanidad autonómicos y el Ministerio de Sanidad acordaban la eliminación de la obligatoriedad de las mascarillas en exteriores, una semana después de aprobar su continuidad. Estas han dejado de ser obligatorias en exteriores salvo eventos multitudinarios y en aquellos casos en los que no sea posible mantener la distancia de seguridad de metro y medio de distancia. Se recomienda su uso cuando existan aglomeraciones.
El pasado fin de semana, en el marco de la celebración de la reunión del Comité Federal del PSOE, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aseguraba que la eliminación de la mascarilla en interiores se producirá “muy pronto”. Una decisión sobre la que expresó que será responsabilidad de Ministerio de Sanidad. La fecha clave en el calendario es el 10 de marzo. Día en el que Carolina Dariasse reunirá de forma presencial en Zaragoza con los consejeros autonómicos del ramo con motivo de una nueva convocatoria del CISNS.
Ciudadanos ha anunciado que pedirá en el Congreso de los Diputado el fin de la obligatoriedad del uso de las mascarillas en interiores a través de una enmienda a la totalidad al Decreto ley por el que se regula su utilización. “Tenemos un nivel de vacunación más que suficiente y el riesgo científico de contagio ya es muy bajo”
Este encuentro podría marcar el inicio de las conversaciones con las comunidades autónomas para la supresión de la mascarilla en exteriores, ya que el tema central a analizar es la nueva hoja de ruta marcada desde Moncloa para controlar la pandemia en los próximos meses. Una decisión que, una vez más, mantiene divididas a las comunidades autónomas.
DIVISIÓN ENTRE LAS COMUNIDADES AUTÓNOMAS
El consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero, exponía recientemente que la situación actual de la pandemia se encuentra en un “escenario distinto”, por lo que ha llegado el momento de “ir hablando” sobre la necesidad de eliminar la obligatoriedad del uso de mascarillas en interiores.
El vicepresidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, ha insistido que se trata de una decisión que debe ser consensuada por las comunidades autónomas. “Las restricciones que tenemos ahora ya son mínimas en hostelería y en el ámbito educativo”, expresaba indicando que “vamos a esperar a esa reunión (en relación al CISNS) y después veremos si se acerca el momento definitivo de levantarlas”.
La consejera de Salud de País Vasco, Gotzone Sagardui, ha rechazado rotundamente la posibilidad de eliminar las mascarillas en interiores recalcando que “la pandemia no está acabada”.
Ciudadanos ha anunciado que pedirá en el Congreso de los Diputado el fin de la obligatoriedad del uso de las mascarillas en interiores a través de una enmienda a la totalidad al Decreto ley por el que se regula su utilización. “Tenemos un nivel de vacunación más que suficiente y el riesgo científico de contagio ya es muy bajo”, ha manifestado el vicesecretario general de la formación naranja, Edmundo Bal. “Los exp