El ECDC se pronuncia sobre los test de autodiagnóstico Covid-19 con un nuevo informe

Aunque no dudan que ayudarían a controlar la pandemia, plantean varios retos como la comunicación de positivos y contactos a las autoridades o la secuenciación de las muestras entre otros.

Test de antígenos (Foto. Jesús Hellín   Europa Press)
Test de antígenos (Foto. Jesús Hellín Europa Press)
CS
24 marzo 2021 | 00:00 h

Las pruebas de detección rápida de antígenos (RADT, por sus siglas en inglés) que se pueden utilizar para detectar el SARS-CoV-2 se encuentran desde hace ya un tiempo disponibles en los países pertenecientes a la Unión Europea y el Espacio Económico Europeo. Según indica el Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) en su último informe son pocos los RADT que actualmente están disponibles en territorio para realizar el autodiagnóstico de posible infección por el nuevo coronavirus.

El ECDC señala que no hay por el momento ninguna prueba RADT que cuente con el sello de certificación europeo (CE) para el autodiagnóstico que se esté comercializando en los países de la Unión Europea, de conformidad con la Directiva 98/79 CE. Motivo por el que el organismo ha elaborado un documento publicado a través de su página web en el que describe las consideraciones de salud pública para la incorporación de auto pruebas en las estrategias nacionales de diagnóstico por parte de las autoridades de salud pública.

“Desde una perspectiva de salud pública las autoevaluaciones pueden ofrecer beneficios cuando se utilizan para complementar las pruebas RADT o PCR realizadas por profesionales. Pueden mejorar la accesibilidad a las pruebas y permiten a las personas obtener resultados de forma rápida lo que podría contribuir a la detección temprana de casos y, reducir así, la transmisión comunitaria”, declara el ECDC.

En este sentido el informe destaca que “la autoevaluación podría mejorar el control de la pandemia con una rápida identificación y aislamiento de los casos”, pero establece algunos matices. Considera que dejar la responsabilidad de comunicar a las autoridades sanitarias los casos positivos en manos de los propios ciudadanos plantea retos que afectarían directamente a las actuales medidas implementadas para rastrear a los contactos y controlar el cumplimiento de las cuarentenas.

Además, “los indicadores actuales para monitorizar la intensidad y propagación de la pandemia podrían verse afectados y podría resultar difícil monitorizar las tendencias del virus a lo largo del tiempo”. Explican que un desafío adicional “es que las muestras de autoevaluación no estarían disponibles para secuenciar y monitorizar las variantes”, un problema que se traduciría en un avance más silencioso de las nuevas variantes y que incluso es posible que perjudique la identificación de futuras mutaciones del virus o que se infravalore la presencia de estas.

Dejar la responsabilidad de comunicar a las autoridades sanitarias los casos positivos en manos de los propios ciudadanos plantea retos que afectarían directamente a las actuales medidas implementadas para rastrear a los contactos y controlar el cumplimiento de las cuarentenas

El informe concluye expresando que las autoridades de salud pública que busquen la implementación de las auto pruebas de diagnóstico “deben tener en cuenta la población a la que se dirigen”, así como “la prevalencia de la enfermedad en esos grupos poblacionales”.

¿PUEDEN REALIZARSE EN ESPAÑA?

El pasado mes de diciembre los primeros test de autodiagnóstico rápido para la detección de anticuerpos frente a la Covid-19 comenzaron a dispensarse, de forma limitada, en farmacias españolas. Unas pruebas que permiten a los ciudadanos realizar el test mediante una punción en el dedo para saber si se ha estado en contacto con el SARS-CoV-2 o si han superado la enfermedad. El Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos aclara en este sentido que “no son útiles en el caso de exista sospecha de infección”.

Por el momento únicamente pueden adquirirse en farmacias de forma presencial y siempre será necesaria una prescripción médica. Este último requisito es el que posibilita que pueda erigirse como “un mecanismo viable para garantizar la trazabilidad de los test”.

Los farmacéuticos están en la obligación de comunicar a la persona que adquiera la prueba que se trata de una “enfermedad de declaración obligatoria”. En países como Reino Unido o Alemania (donde se ha iniciado su venta en supermercados) estos test comienzan a ganar fuerza mientras que, en España, a excepción de la Comunidad de Madrid que ha defendido una mayor flexibilidad para que los ciudadanos puedan realizarse estas pruebas en farmacias, no se ha tomado ninguna decisión al respecto.

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