La pandemia de Covid-19, enfermedad provocada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2, se ha erigido como una amenaza sin precedentes para el mundo entero. La gran mayoría de los países han visto como el virus penetraba sus fronteras experimentando una feroz transmisión comunitaria que ha llevado a los sistemas sanitarios al borde del colapso.
Una situación que ha conseguido ser controlada gracias a las medidas de distanciamiento social, uso de mascarillas, higiene de manos y respiratoria y los confinamientos masivos de los que el mundo ha sido testigo. Pero, hasta que no se cuente con una vacuna eficaz y segura o se desarrollen tratamientos eficaces, el riesgo sigue existiendo y así ha quedado constatado con los nuevos brotes que han ido surgiendo en la mayoría de las naciones que creían tener bajo control la pandemia.
Lo cierto es que las razones detrás del surgimiento de estos brotes varían de unas regiones a otras. Pero nadie duda de que el principal problema radica en la relajación de medidas como el distanciamiento social, el uso de mascarillas, las grandes aglomeraciones de gente (ya sea en entornos laborales, sociales o familiares) y los casos importados como consecuencia de la apertura de fronteras.
Es fundamental que todos y cada uno de los casos que se producen pueda ser identificado, así como sus contactos más estrechos
Razones por las que resulta crucial contar con sistemas eficaces de monitorización y de detección precoz. Una tarea en la que, por ejemplo, en España, la Atención Primaria se erige como la piedra angular. Es fundamental que todos y cada uno de los casos que se producen pueda ser identificado, así como sus contactos más estrechos para evitar que un pequeño grupo de casos acabe derivando en transmisión comunitaria sin control.
En este sentido Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) ha elaborado un documento en el que se recogen las opciones de respuesta más eficaces y recomendables ante el surgimiento de los brotes que, a continuación, pasamos a detallar:
- Contar con un sistema de monitorización robusto que permita controlar minuciosamente el escenario epidemiológico para detectar de forma rápida el riesgo de una transmisión mayor. Este sistema debe permitir evaluar el impacto de todas y cada una de las acciones implementadas para evitar el resurgimiento de la Covid-19.
- Desarrollar una estrategia de pruebas amplia dirigida a la realización de test a todas aquellas personas que muestran síntomas compatibles con la Covid-19, independientemente de su país de origen o residencia.
- Marco para el seguimiento de contactos basado en la realización de pruebas exhaustivas, búsqueda activa de casos, detección temprana, aislamiento y cuarentena. Se recomienda contar para el desempeño de estas tareas con apoyo tecnológico como, por ejemplo, las aplicaciones de rastreo.
- Sistema que posibilite la identificación e investigación de los grupos y brotes asociados a entornos específicos, con la consecuente implementación de medidas de control y prevención personalizadas para minimizar la propagación a otros entornos y a la comunidad en general.
- Implementación sostenible a largo plazo de medidas que contemplen planes de respuesta rápida ante el empeoramiento de las situaciones en caso de un incremento de los casos (como, por ejemplo, confinamientos selectivos).
- Estrategia sólida de comunicación de riesgos que debe recordar a los ciudadanos que la pandemia no ha terminado.
Desde el ECDC sugieren que las autoridades nacionales deberían considerar analizar cuidadosamente cada aumento en la incidencia para evaluar si estos casos se asocian a incrementos genuinos en la transmisión o si su origen radica en poblaciones con factores definidos asociados con un riesgo elevado de Covid-19.