Inmunidad colectiva en el escenario epidemiológico actual: ¿meta imposible de alcanzar?

A pesar de la creciente evidencia sobre la contribución de las vacunas en la reducción de los nuevos contagios, la variante Delta nos aleja cada vez más de la ansiada inmunidad colectiva.

Varias personas acuden a un dispositivo de vacunación contra la Covid 19 en el estadio Wanda Metropolitano (Foto. Marta Fernández Jara   Europa Press   Archivo)
Varias personas acuden a un dispositivo de vacunación contra la Covid 19 en el estadio Wanda Metropolitano (Foto. Marta Fernández Jara Europa Press Archivo)
Ángel Luis Jiménez
17 agosto 2021 | 00:00 h

La Unión Europea fijaba al inicio de las campañas de vacunación masiva en los Veintisiete el objetivo de inmunizar al 70% de la población adulta antes de finalizar el verano. Una meta que no ha estado exenta de obstáculos como los efectos adversos raros provocados por algunos de los sueros que han recibido la autorización para su comercialización de emergencia o los problemas a la hora de cumplir con los suministros pactados. A pesar de los contratiempos, el ritmo de vacunación entre los Estados miembros es favorable, con diferencias significativas en función de las cifras del país que estemos observando. La inmunidad colectiva es el fin de todos los gobiernos nacionales.

Un objetivo que se ha visto truncado por la expansión en el viejo continente de la variante Delta del SARS-CoV-2 (B.1.617.2, detectada originalmente en India). Su mayor transmisibilidad ha disparado las cifras de nuevos contagios en un contexto estival de relajación de medidas y restricciones. Numerosos expertos han advertido ya que los porcentajes fijados para lograr la ansiada inmunidad colectiva deberán ser mayores debido precisamente a la velocidad con la que Delta se ha propagado en el viejo continente. Incluso algunas voces pronostican que será imposible alcanzarla dada la situación epidemiológica actual.

“No es una posibilidad”, expresaba hace unos días el director del Grupo de Vacunas de la Universidad de Oxford, Andrew Pollard. El experto es uno de los investigadores principales detrás del desarrollo de la vacuna contra la COVID-19 desarrollada por la cita universidad y AstraZeneca (Vaxzevria).

En un encuentro celebrado con legisladores británicos celebrado el pasado 10 de agosto explicaba que nos encontramos en un escenario en el que los elevados niveles de transmisión del virus están consiguiendo que las vacunas no contribuyan a detener la transmisión ya que Delta infecta a un mayor número de personas vacunadas (es necesario recordar que las vacunas no son esterilizantes, es decir, no evitan la infección, pero sí previenen el desarrollo de enfermedad moderada o grave), que, a su vez, transmiten el virus a otras. Motivo por el que descarta, al menos por ahora, que pueda alcanzarse la inmunidad colectiva.

“Estamos en una situación con esta variante en la que la inmunidad colectiva no es una posibilidad porque todavía se infectan las personas vacunadas”

Un reciente estudio realizado por un grupo de investigadores del Centro Provincial de Control y Prevención de Enfermedades de Guangdong (China) revela que las personas infectadas con la variante Delta presentan una carga viral más elevada (hasta 1.260 veces superior a la carga viral reportada en personas infectadas con la cepa original del coronavirus) y necesita un menor periodo de incubación lo que posibilita una replicación más rápida.

En el caso concreto del Reino Unido, extrapolable a muchos otros países, Pollard manifiesta lo siguiente: “Estamos en una situación con esta variante en la que la inmunidad colectiva no es una posibilidad porque todavía se infectan las personas vacunadas”. “Esto significa que cualquiera que no esté vacunado, en algún momento, se encontrará con el virus. Puede que no sea este mes o el próximo, podría ser el próximo año, pero en algún momento se encontrará con el virus ya que no contamos con nada que detenga esa transmisión”, aseveraba de forma funesta.

EL RETO DE LA INMUNIDAD COLECTIVA

Cuando hablamos de inmunidad colectiva (también conocida como “inmunidad de rebaño”) lo hacemos de un escenario ideal en el que una población ha alcanzado un elevado nivel de protección frente a un virus, ya sea a través de las vacunas o por las personas que han conseguido superar la infección de forma natural. Una meta que prefiere alcanzarse a través de la vacunación ya que estas generan inmunidad de forma amplia sin necesidad de que la salud y/o vida de las personas se encuentre en peligro.

El dato más esperanzador apunta a que las personas completamente inmunizadas podrían tener menos probabilidades que los sujetos no vacunados de transmitir el virus a otras personas

Es muy importante recalcar que, si un virus tiene cada vez menos oportunidades de propagarse e infectar nuevos individuos puede acabar controlándose e, incluso, erradicándose. Si se alcanza el grado necesario de inmunidad colectiva, todos aquellos que no están vacunados estarán protegidos. El éxito de las vacunas está históricamente demostrado y de ahí la vital importancia para la salud pública global de los programas de inmunización global frente a enfermedades prevenibles a través de la vacunación.

Pollard confía en la creciente evidencia que sugiere que las vacunas contribuyen a reducir la propagación del virus al disminuir la carga viral de los infectados. Hipótesis que Delta ha puesto en tela de juicio. Pero nos enfrentamos a otros peligros desconocidos derivados directamente de la circulación descontrolada del virus: cuanto mayor sea su circulación, mayores serán las posibilidades de que se produzcan mutaciones que deriven en nuevas variantes. Y alguna de estas podría contar con capacidad para evadir las respuestas inmunes.

“Sospecho que lo siguiente con lo que nos sorprenderá el virus es una variante que quizás sea incluso mejor a la hora de infectar a la población vacunada. Esta es la razón más importante para no desarrollar los programas de vacunación en torno a la inmunidad colectiva”, ya que la principal meta a batir es vacunar a todo el mundo en el menor tiempo posible.

Las vacunas son las mejores aliadas en el control de la pandemia como demuestra una reciente investigación desarrollada por el imperial College. De acuerdo a esta las personas que han completado la pauta de vacunación están altamente protegidas contra las infecciones graves, hospitalizaciones y muerte por COVID-19. Y, el dato más esperanzador apunta a que las personas completamente inmunizadas podrían tener menos probabilidades que los sujetos no vacunados de transmitir el virus a otras personas.

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