La inmunidad colectiva frente a la Covid-19, un objetivo cada vez más improbable

Los expertos señalan varios elementos que nos alejan de esta meta como el lento ritmo de vacunación, el desigual reparto de vacunas y las dudas sobre la inmunidad que generan.

Enfermera prepara una vacuna. (Foto. ERRE DE HIERRO)
Enfermera prepara una vacuna. (Foto. ERRE DE HIERRO)
CS
26 marzo 2021 | 00:00 h
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¿Cuánto durará la pandemia? Una pregunta que cada vez son más las personas que se formulan a medida que avanzan las estrategias nacionales de vacunación frente a la Covid-19. Responder a esta cuestión no es una tarea sencilla y la forma más fácil pasa por el grado de inmunidad colectiva alcanzado por la población. Este debería ser superior al 60-70% para, en teoría, detener la transmisión del virus. Este umbral solo puede alcanzarse a través de elevadas tasas de vacunación sumadas a la inmunidad lograda por las personas que han superado la infección de forma natural. A medida que la pandemia avanza en su segundo año la forma de pensar ha cambiado.

El experto en datos Youyang Gu ha cambiado el nombre de su popular modelo de pronóstico de la pandemia pasando de “Camino hacia la inmunidad colectiva” a “Camino a la normalidad”. A su parecer y en base a su experiencia considera, tal y como recogen en Nature, que parece improbable alcanzar el referido umbral en el contexto actual en el que el ritmo de vacunación no es el esperado, los problemas de suministro y producción de las vacunas se suceden, han aparecido nuevas variantes del virus y grupos poblacionales como los niños no están siendo vacunados. Una idea compartida por cada vez más expertos.

Este es el caso de la epidemióloga y directora del Consorcio de Modelado Covid-19 de la Universidad de Austin (Texas), Lauren Ancel Meyers: “Nos estamos alejando de la idea de que alcanzaremos el umbral de inmunidad colectiva y después la pandemia desaparecerá para siempre”. Considera que, a medida que surgen nuevas variantes y la inmunidad mediada por vacunas e infecciones naturales se desvanece potencialmente “podemos vivir con esta situación durante varios meses o un año más teniendo que lidiar contra nuevas oleadas”.

Hace ya tiempo que algunas voces, entre las que se encuentran expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), advierten que la Covid-19 acabará por convertirse en una enfermedad endémica muy similar a la influenza. Los científicos contemplan a corto plazo que una nueva normalidad no va a pasar por la inmunidad colectiva por lo que el final de la pandemia no está previsto a corto plazo.

“La inmunidad colectiva solo es relevante si contamos con una vacuna que bloquee la transmisión. Si esto no se logra, la inmunidad colectiva solo se logrará si se vacuna a toda la población”

Una de las principales claves de la inmunidad colectiva reside en que, si una persona se infecta, el virus encontrará pocos huéspedes susceptibles de infectar a su alrededor para mantener la transmisión. Las vacunas desarrolladas por Pfizer/BioNTech y Moderna son muy eficaces a la hora de prevenir la enfermedad sintomática pero no está claro si son capaces de protegernos a la hora de infectarnos y transmitir el virus. Hecho que plantea un gran problema en la consecución de la inmunidad colectiva.

“La inmunidad colectiva solo es relevante si contamos con una vacuna que bloquee la transmisión. Si esto no se logra, la inmunidad colectiva solo se logrará si se vacuna a toda la población”, asevera en Nature Shweta Bansal, bióloga matemática de la Universidad de Georgetown en Washington. Explica que la efectividad de la vacuna para detener la transmisión debería ser “bastante alta” para que la inmunidad colectiva pueda ser considerada relevante. “Los datos de Moderna y Pfizer parecen bastante alentadores”, dejando claro que la forma en la que las distintas vacunas eviten que las personas transmitan el virus tendrán importantes implicaciones.

En este sentido cabe señalar que la capacidad de una vacuna para bloquear la transmisión no necesita ser del 100%. Incluso si alguno de los sueros autorizados alcanza, por ejemplo, un 70%, hablaríamos de un logro asombroso, aunque podría haber todavía en ese contexto una parte sustancial de propagación del virus que haría mucho más difícil romper las cadenas de transmisión.

Los expertos coinciden a la hora de indicar que, en caso de alcanzar la inmunidad colectiva, esta tendría un carácter local. La distribución de las vacunas está siendo muy desigual. Los países con bajos y medianos ingresos apenas están recibiendo dosis y, en los países desarrollados que cuentan con miles de dosis, la velocidad de inmunización está siendo muy lenta. La inmunidad colectiva a nivel global es un objetivo poco realista a corto y medio plazo. Más en un mundo globalizado e interconectado.

La capacidad de una vacuna para bloquear la transmisión no necesita ser del 100%. Incluso si alguno de los sueros autorizados alcanza, por ejemplo, un 70%, hablaríamos de un logro asombroso, aunque podría haber todavía en ese contexto una parte sustancial de propagación del virus

Los cálculos relativos a la inmunidad colectiva tienen en cuenta dos elementos: la inmunidad mediada por las vacunas y la generada tras superar la infección natural. En ambos casos, la duración es una incógnita. Diversos estudios apuntan a que la infección natural proporciona inmunidad durante unos seis meses, pero ninguno de los dos tipos de inmunidad es vitalicio. En este sentido el cálculo de la inmunidad colectiva se complica ante el desconocimiento de la cifra total de personas que ya han superado el virus ya que los estudios de seroprevalencia son aproximados y sus resultados muy cuestionados.

Con las tasas actuales de vacunación solo Israel se está acercando al umbral teórico de la inmunidad colectiva. Pero, a medida que el número de personas inmunizadas se incrementa, aumentan las interacciones modificando la ecuación de la inmunidad colectiva que depende en parte de cuántas personas están expuestas al virus. “Imaginen que una vacuna ofrece un 90% de protección. Si antes de la vacuna interactuaba como máximo con una persona y ahora, tras su administración, interactúa con 10, volvemos al punto de partida”, explica Dvir Aran, científico de datos biomédicos del Technion – Instituto de Tecnología de Israel.

Las intervenciones no farmacéuticas continuarán jugando un papel fundamental a la hora de mantener la incidencia del virus en tasas bajas. No podemos olvidar que el objetivo principal es detener la transmisión y aquí son vitales las mascarillas y las medidas de distanciamiento social. Dos elementos vitales para reducir los niveles de propagación mientras avanzan las campañas de vacunación y que contribuyen a reducir la expansión de las nuevas variantes.

Y es que romper las cadenas de transmisión del virus es una de las vías para volver a la normalidad. Otro mecanismo podría centrarse en la prevención de la enfermedad grave y los fallecimientos. Será muy complicado alcanzar la inmunidad colectiva a través de solo las vacunas por lo que debemos fijar metas más realistas y ser conscientes de que tenemos que convivir con el virus. Es probable que el SARS-CoV-2 no desaparezca pronto, pero si existen cada vez más posibilidades de que su importancia vaya disminuyendo.

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