Este modelo matemático predice la evolución de la pandemia en la próxima década

Los cambios relativos a la gravedad del virus vendrían determinados por la respuesta inmune generada por nuestro propio sistema inmunitario, más que por el hecho de que pudieran producirse cambios en el propio virus.

Científico registrando resultados de un ensayo (Foto. Freepik)
Científico registrando resultados de un ensayo (Foto. Freepik)
Ángel Luis Jiménez
31 mayo 2021 | 00:00 h
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Desde los inicios de la pandemia y a medida que la evidencia científica sobre el coronavirus SARS-CoV-2 se ha ido incrementando, son muchos los estudios que han tratado de predecir cómo evolucionará el virus a lo largo del tiempo. Uno de los más recientes ha sido desarrollado por un grupo de investigadores de la Universidad de Utah y sus resultados han sido publicados en la revista Viruses.

Para intentar predecir el comportamiento futuro del virus los expertos se han basado en un modelo matemático general. Mediante este se concluye que es posible que la gravedad del SARS-CoV-2 disminuya progresivamente a medida que avanzan las estrategias nacionales de vacunación y, por tanto, se logran los objetivos de inmunidad colectiva.

Los investigadores han trabajado sobre tres factores fundamentales que influyen directamente en el devenir de la pandemia: la correlación de la gravedad en infecciones consecutivas, la heterogeneidad de la población en términos de susceptibilidad en función de la edad y la gravedad reducida como consecuencia de la inmunidad parcial.

El modelo matemático contempla dos escenarios. Uno en el que las infecciones pueden ser de alta diseminación y otro en el que pueden ser de baja diseminación. En el caso de este último los investigadores señalan que coinciden con formas más leves de la enfermedad, similares a las causadas por los coronavirus estacionales. En un contexto de infecciones más leves los casos producen una menor cantidad de partículas infecciosas y, por tanto, las infecciones nuevas deberían ser más leves. Se suma el hecho de que los niños presentan una menor susceptibilidad a las infecciones graves en general por lo que proporcionan una fuente de infecciones leves de baja diseminación.

Un punto importante ya que es necesario tener en cuenta que la inmunidad puede verse reducida como consecuencia de un conjunto parcialmente inmune que experimenta infecciones leves de baja diseminación. Todos estos factores se han tenido en cuenta en el modelo implementados en los dos escenarios referidos con presentaciones para adultos y niños respectivamente.

INFECCIONES GRAVES Y LEVES

La principal conclusión que se extrae en ambos casos es que la pandemia reducirá su virulencia siempre que la manifestación grave de alta diseminación de las infecciones no sea más infectiva que el fenotipo leve de baja diseminación. Sin embargo, cuando estos mecanismos actúan en combinación reducen de forma considerable el número de infecciones graves y tiene el potencial de dirigir el régimen hacia un sistema avirulento, siempre que la manifestación severa y de alta diseminación de la infección no sea más infecciosa que el fenotipo leve de baja diseminación. Los expertos indican que cuando estos mecanismos actúan en combinación, reducen considerablemente el número de infecciones graves.

La pandemia reducirá su virulencia siempre que la manifestación grave de alta diseminación de las infecciones no sea más infectiva que el fenotipo leve de baja diseminación

Partiendo de estas hipótesis y en base a la evidencia de los factores analizados por el modelo, es muy posible que el brote inicial compuesto por muchas infecciones graves de alta diseminación pueda ser seguido por un estado endémico caracterizado por infecciones leves y de baja diseminación muy similares a los coronavirus estacionales. Otros modelos predicen que es probable que la Covid-19 persista junto con los coronavirus estacionales y su gravedad podría atenuarse con el paso del tiempo a medida que la tasa de ataque del virus se concentra en la población infantil, ya que están predispuestos a una enfermedad leve.

“Nuestros resultados muestran que, en las circunstancias adecuadas, los efectos protectores de la edad combinados con una respuesta a las dosis de la vacuna y una inmunidad parcial pueden acelerar este proceso. Dada la etapa relativamente temprana de la pandemia y la información limitada, es demasiado pronto para evaluar si este proceso realmente está en marcha y hacia dónde nos llevará”, explican los responsables del estudio.

EL DESAFÍO DE LAS VACUNAS

El estudio señala que las vacunas agregan un desafío adicional. Pueden o no imitar una infección natural en términos del tipo de duración de la inmunidad. Si la gravedad de la enfermedad tiende a ser menor después de una vacunación generalizada, esto podría indicar que las vacunas confieren el tipo de inmunidad parcialmente protectora que se está buscando.

La ecuación se complica ante las diferentes tecnologías sobre las que se han desarrollado los sueros como el ARN mensajero o el uso de vectores virales, así como la posible interacción de las vacunas con los casos de infecciones previas. Una combinación de factores que podrían traducirse en diferentes tipos de protección durante distintos periodos de tiempo.

Si la gravedad de la enfermedad tiende a ser menor después de una vacunación generalizada, esto podría indicar que las vacunas confieren el tipo de inmunidad parcialmente protectora que se está buscando. La ecuación se complica ante las diferentes tecnologías sobre las que se han desarrollado los sueros

Profundizando en las conclusiones del estudio vemos que los cambios relativos a la gravedad del virus vendrían determinados por la respuesta inmune generada por nuestro propio sistema inmunitario (ya sea mediada por infección previa o mediante la inoculación de vacunas), más que por el hecho de que pudieran producirse cambios en el propio virus. Esto es lo que sucede con los coronavirus anteriores al SARS-CoV-2 que son estacionales y “benignos” pero que, en algún momento de su historia, podrían haber supuesto un riesgo mucho más grave.

En base a lo expuesto por las conclusiones del estudio el modelo matemático determina que, a medida que aumenta la inmunidad de las personas como consecuencia de la vacunación o de las infecciones naturales, se irá reduciendo progresivamente la gravedad del virus de forma cada vez más notable a lo largo de los próximos 10 años.

“Los patógenos emergentes pueden ser bastante virulentos, pero a medida que pasan a ser miembros del ecosistema más grande, a menudo tienden a la avirulencia. El papel que juega el sistema inmunológico en esta transición no está claro. La pandemia de Covid-19 nos brinda la oportunidad de comprender mejor cómo podría facilitar la evolución de la enfermedad. Si mita la gravedad de la enfermedad de una manera dependiente de la dosis como hemos descrito, entonces nuestros resultados sugieren que las infecciones leves o asintomáticas por SARS-CoV-2 se volverán típicas. Aunque la evolución viral y las interacciones con las vacunas complican el panorama, mantenemos la esperanza de que el SARS-CoV-2 se convierta en quinto coronavirus estacional”, concluyen los responsables del estudio.

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