Los motivos por los que los espacios interiores siguen siendo los principales focos de Covid-19

A pesar de que es un hecho que el riesgo de infección aumenta en espacios con muchas personas y deficiente ventilación, no están claras las soluciones más asequibles para mejorar la ventilación.

Sistema de ventilación (Foto. Freepik)
Sistema de ventilación (Foto. Freepik)
CS
17 abril 2021 | 00:00 h
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Muchas recomendaciones han cambiado o se han perfeccionado desde que el SARS-CoV-2 llegó a nuestras vidas hace más de un año. En el recuerdo de todos aparece, por ejemplo, el protagonismo que se daba a la desinfección de superficies y cuya importancia en términos de transmisión del virus ha ido minimizando el aumento de la evidencia científica. También recordamos que, en los inicios de la pandemia, la mascarilla no era de uso obligatorio y ahora se erige como una de las principales medidas de prevención y protección de la salud pública. Una situación similar se ha vivido cuando hablamos de la transmisión por aerosoles y la ventilación de los espacios cerrados.

En el caso de España fue a principios del mes de noviembre de 2020 cuando el Ministerio de Sanidad actualizaba el documento de información científico-técnica de la Enfermedad por coronavirus incorporando un amplio capítulo de la transmisión a través de aerosoles. Puede parecernos una fecha cuanto menos tardía ante lo que a todos nos parece una evidencia más que clara. Pero el halo de confusión que ha rodeado al virus desde su aparición ha sido una constante. El 28 de marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicaba un mensaje en sus redes sociales que fue duramente criticado por la comunidad científica: “#COVID19 NO se transmite por el aire”. Tuvieron que transcurrir tres meses para que la organización dirigida por Tedros Adhanom Ghebreyesus afirmara que no se podía descartar la transmisión por el aire en “espacios abarrotados y con ventilación inadecuada durante un periodo prolongado con personas infectadas”.

“Habríamos salvado a mucha gente”, critica con tristeza en Nature Yuguo Li, ingeniero ambiental de la Universidad de Hong Kong. La OMS se ha defendido de los ataques alegando que desde el inicio de la pandemia ha destacado la importancia de la buena ventilación de los espacios. Pero para muchos la posición actual del organismo en este aspecto continúa siendo insuficiente. “La transmisión aérea es dominante”, asevera en la citada publicación Joseph Allen, epidemiólogo de la Escuela de Salud Pública TH Chan de la Universidad de Harvard. Considera que los gobiernos y autoridades sanitarias deberían focalizar mayores esfuerzos en mejorar la ventilación de espacios como escuelas, oficinas o restaurantes y apostar por sistemas de filtrado del aire de calidad.

El mejor ejemplo de que la OMS no ha enfatizado los suficiente en este asunto es que nos encontramos con naciones como Países Bajos o Australia que todavía no reconocen entre sus medidas de salud pública que la transmisión aérea tiene un importante papel en la propagación del virus

El mejor ejemplo de que la OMS no ha enfatizado los suficiente en este asunto es que nos encontramos con naciones como Países Bajos o Australia que todavía no reconocen entre sus medidas de salud pública que la transmisión aérea tiene un importante papel en la propagación del virus.

A principios de 2021 profesionales de la salud, científicos, ingenieros y expertos en seguridad y salud firmaron cartas abiertas a gobiernos de países como Estados Unidos, Canadá, Australia, Reino Unido o Colombia solicitando, entre otras cosas, que se aborde la mala calidad del aire en espacios interiores. Y es que uno de los principales problemas ante esta fotografía es que los gobiernos y las empresas continúan destinando millones de dólares a la desinfección a pesar de que la evidencia ha demostrado que esta es una vía de contagio bastante improbable. En este sentido los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) publicaban nuevas recomendaciones el pasado 5 de abril indicando que, si bien es cierto que puede producirse contagio con superficies contaminadas por el virus, con mucha diferencia la vía de contagio más importante son los aerosoles. Señalan que el riesgo de infección por contacto con superficies contaminadas puede cuantificarse en menos de una posibilidad entre 10.000.

Lo que hace que los espacios interiores sean tan peligrosos es que el virus exhalado puede acumularse e infectar a personas que no tienen contacto directo entre sí. A finales del pasado mes de enero un brote de Covid-19 en un edificio de viviendas de Bilbao provocaba en una semana tres muertos, cinco hospitalizados y 33 casos positivos. Las investigaciones preliminares apuntaron a que los contagios se produjeron en zonas comunes como los ascensores a través de aerosoles.

Si bien es cierto que puede producirse contagio con superficies contaminadas por el virus, con mucha diferencia la vía de contagio más importante son los aerosoles

Cierto es que desde que el pasado año la OMS reconoció la transmisión aérea las agencias de salud pública han enfatizado los riesgos en espacios abarrotados y mal ventilados. Los expertos abogan por el uso de monitores de CO2 económicos como medida para cuantificar la calidad de la ventilación. A medida que se exhalan CO2, si la ventilación no es adecuada, este se acumula junto con el virus aumentando el riesgo de infección según recientes estudios que se encuentran a la espera de ser revisados por pares. La conclusión de estas investigaciones apunta a que el establecimiento de límites de CO2 ayudaría a asegurar que la ventilación sea óptima para reducir el riesgo de infección. Una medida con la que parte de la comunidad científica se muestra en desacuerdo al no considerar la existencia de correlación.

Los problemas ante los que nos encontramos se centran en la dificultad para establecer objetivos de ventilación necesarios para reducir las tasas de infección y el hecho de que se desconoce la cantidad precisa de virus necesaria para infectar. La OMS recomienda una tasa de ventilación mínima de seis a 12 cambios de aire en los que se reemplaza todo el volumen e aire de una habitación cada hora para evitar la transmisión de patógenos por el aire en centros de salud.

La Sociedad Estadounidense de Ingenieros de Calefacción, Refrigeración y Aire Acondicionado (Ashrae, por sus siglas en inglés) establece estándares mínimos para la calidad del aire en interiores. Los objetivos recomendados son de tan solo 0,35 cambios de aire por hora en hogares, entre dos y tres en oficinas, de cinco a seis para escuelas y entre seis y 12 para hospitales.

Unos objetivos que rara vez se cumplen por lo que los expertos abogan por medidas más accesibles para todos como abrir las ventanas. Aunque rara vez una ventana abierta logra intercambiar suficiente aire, especialmente si no se genera corriente, es mejor que no hacer nada. Los expertos coinciden a la hora de recalcar que la mejora de la ventilación de los espacios no solo aportará beneficios frente al SARS-CoV-2 sino que puede prevenir brotes de otras enfermedades como la gripe.

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
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