La pandemia provoca una disminución masiva de las vacunas de rutina en adultos y niños

Las vacunas se erigen como una de las mejores armas a la hora salvar vidas frente a las enfermedades prevenibles, y la pandemia amenaza la salud pública y el progreso de las últimas décadas.

Profesional sanitario administrando una vacuna (Foto. Freepik)
Profesional sanitario administrando una vacuna (Foto. Freepik)
CS
1 marzo 2021 | 00:00 h

Los confinamientos, colapso de los sistemas sanitarios y cierres de fronteras provocados por la pandemia han afectado gravemente a los programas de vacunación de enfermedades prevenibles en todo el mundo, así como a un gran número de patologías en términos de continuidad de tratamientos y nuevos diagnósticos. En la primera semana tras la declaración de la emergencia internacional por la Covid-19 por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las vacunas correspondientes a los beneficiarios de Medicare (programa federal de seguro médico de Estados Unidos) con edades superiores a los 65 años se redujeron hasta un 62% en comparación con el mismo periodo de 2019.

Estos datos, publicados por Medscape y extraídos del informe sobre morbilidad y mortalidad publicado el pasado 19 de febrero por parte de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), son solo un ejemplo de cómo la pandemia ha golpeado duramente a los programas vacunales de prevención. A mediados de abril de 2020, los porcentajes semanales de personas mayores de 65 años que recibieron las vacunas recomendadas de forma rutinaria se redujeron entre el 70-89% según la vacuna en comparación con el año anterior.

“Los proveedores de vacunas deben enfatizar en la importancia de la vacunación rutinaria de adultos y garantizar la provisión segura de vacunas para proteger a los adultos mayores de enfermedades prevenibles durante la pandemia”, manifiesta Kai Hong, PhD del Centro Nacional de Inmunización y Enfermedades Respiratorias perteneciente a los CDC.

Estos hallazgos proceden del análisis compartico de cuatro vacunas para adultos en los periodos comprendidos entre el 5 de enero y el 18 de julio de 2020 y el 6 de enero y el 20 de julio de 2019. Las vacunas incluyeron Zoster recombinante (RZV), enfermedad neumocócica (PCV13 y PPSV23) y tétanos / difteria / tos ferina (Td/Tdap).

A mediados de abril de 2020, los porcentajes semanales de personas mayores de 65 años que recibieron las vacunas recomendadas de forma rutinaria se redujeron entre el 70-89% según la vacuna en comparación con el año anterior

Las tasas de administración semanal de las cuatro vacunas se redujeron drásticamente en la semana posterior al 13 de marzo, con descensos que oscilan entre el 25% para PPSV23 y del 62% para RZV. Las mayores reducciones en las tasas de vacunación se produjeron entre el 5 y el 11 de abril, afectando a PCV13, PPSV23 y Td/Tdap; y entre el 12 y el 18 de abril cuando las tasas experimentaron reducciones del 70% para Td/Tdap y del 89% para RZV.

Unos hallazgos que refuerzan las advertencias que desde hace meses vienen haciendo los expertos. Los CDC informaban en mayo de 2020 a través un informe de la preocupante caída de la vacunación de rutina en la población infantil. Mediante la comparación de los datos sobre las vacunas financiadas con fondos federales entre el 6 de enero y el 19 de abril de 2020 con el mismo periodo de 2019 se ha apreciado una caída acumulada relacionada con la Covid-19 de alrededor de 2,5 millones de dosis en los pedidos de vacunas pediátricas infantiles no antigripales de rutina. Además, se registró una disminución acumulativa en pedidos de más de 250.000 dosis de las vacunas contra l sarampión. Unas cifras que desde los CDC advierten que son mucho mayores.

GRAVE SITUACIÓN EN PAÍSES DE BAJOS INGRESOS

Una situación que se torna aún más complicada en el caso de los países con medianos y bajos ingresos. Los programas de ayuda humanitaria y cooperación se han visto gravemente dañados por la pandemia traduciéndose en la interrupción de la vacunación de rutina contra múltiples enfermedades transmisibles.

“Cuando los sistemas de salud están abrumados, las muertes por brotes de enfermedades prevenibles y tratables aumentan drásticamente. Mantener la confianza de las personas en la capacidad de los sistemas de salud para proporcionar servicios esenciales de manera segura es crucial para garantizar que las personas continúen buscando atención sanitaria cuando sea necesario y sigan los consejos de salud pública”, alertaba en abril el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.

“La OMS, UNICEF y Gavi, entre otros socios, están trabajando para garantizar que la pandemia no revierta décadas de progreso contra las enfermedades infantiles prevenibles por vacunación. Una situación que puede poner en riesgo a decenas de millones de niños, en países ricos y pobres, en riesgo de contraer o desarrollar enfermedades mortales como la difteria, el sarampión o la neumonía”, añadía.

Entre 2000 y 2019 las vacunas han evitado 37 millones de muertes, y que esta cifra aumentará a 69 millones de muertes en el periodo 2000-2030

“Es posible que a lo largo de los próximos meses veamos un número creciente de niños no vacunados susceptibles al sarampión. Muchos viven en comunidades pobres y remotas donde los sistemas de salud son más débiles y la desnutrición y la deficiencia de vitamina A van en aumento”, alertaba en este sentido en The Lancet el pasado mes de diciembre Kim Mulholland, pediatra del Instituto de Investigación Infantil Murdorch de Melbourne y presidente del Grupo de Trabajo SAGE de la OMS.

En 2019, antes de la aparición de la pandemia, el mundo experimentó un importante atraso en relación al sarampión. Mayor que en los últimos 20 años. Los datos de la OMS indican que hubo 9,8 millones de casos de sarampión y más de 207.000 muertes por sarampión. Un 50% más que en 2016.

“La vacunación inadecuada que dio lugar a los brotes de sarampión de 2019 aún no se ha abordado y la situación se ha visto agravada por las interrupciones de las campañas de vacunación durante la pandemia, por lo que los niños con alto riesgo de no ser inmunizados se agrupan en comunidades no alcanzadas”, aseveraba Mulholland.

Las vacunas contra 10 enfermedades tienen un impacto sustancial en la salud pública de los países de renta baja y media, según un nuevo estudio de modelización publicado en The Lancet. La investigación estima que entre 2000 y 2019 las vacunas han evitado 37 millones de muertes, y que esta cifra aumentará a 69 millones de muertes en el periodo 2000-2030. Se estima que la mayor parte de este impacto se produce entre los niños menores de cinco años, sobre todo por la vacunación contra el sarampión.

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