Recomendaciones para el manejo farmacológico de trastornos psicóticos en personas mayores

El documento elaborado por ocho Sociedades Científicas marca patrones de interacción de forma visual a fin de anticiparse y hacer frente a recaídas que requieran atención urgente

AB Science detiene los estudios clínicos de masitinib tras detectar riesgo de cardiopatía isquémica (Foto. Freepik)
AB Science detiene los estudios clínicos de masitinib tras detectar riesgo de cardiopatía isquémica (Foto. Freepik)
CS
27 marzo 2020 | 14:15 h

Ocho de las sociedades de referencia en el abordaje y seguimiento de los pacientes pluripatológicos y/o con patologías crónicas —Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, la Sociedad Española de Medicina Interna, la Sociedad Española de Neurología, la Sociedad Española de Psicogeriatría, la Sociedad Española de Medicina Geriátrica, la Sociedad Española de Psiquiatría y la Sociedad Española de Psiquiatría Geriátrica— han presentado el documento “Manejo farmacológico de trastornos psicóticos en personas mayores con tratamiento de la infección por COVID-19: interacciones y recomendaciones terapéuticas”

El informe está dirigido a resumir las principales interacciones que se producen entre los fármacos prescritos para el tratamiento de los trastornos psicóticos y los fármacos que se están empleando para tratar a los pacientes con COVID-19. El documento marca patrones de interacción de forma visual a fin de anticiparse y hacer frente a recaídas y descompensaciones o agudizaciones que requieran atención urgente.

Se aborda específicamente el uso de psicofármacos en personas mayores pero sus conclusiones, especialmente en lo referente a las interacciones, podrían ser extrapoladas a población más joven.

El documento pretende ayudar al clínico a tomar decisiones sensatas y lo más informadas posibles para esta frecuente y demandante encrucijada clínica

Además, se señala que, el contexto epidemiológico actual hace que “se den circunstancias en el ingreso de las personas con infección por coronavirus que hacen muy difícil o imposible tanto el abordaje no farmacológico como la prevención del delirium e incluso su diagnóstico precoz, ya que el aislamiento, la imposibilidad para la estimulación sensorial, la incapacidad para establecer estrategias de comunicación y reorientación a la realidad, así como la incapacidad también para mitigar el estrés emocional con la ausencia de cuidadores hacen que la incidencia de trastornos de agitación, inquietud psicomotriz, agresividad o psicosis sean frecuentemente esperables”.

Aunque la prevalencia de la esquizofrenia es del 1% de la población general y se debe tratar a los pacientes hasta el final de la vida, también “hay personas que inician un cuadro psicótico por encima de los 60 años” y se dan casos de personas mayores con depresión y síntomas psicóticos, trastornos bipolares y esquizoafectivos.

De hecho, la segunda enfermedad que más frecuentemente produce síntomas psicóticos en el ser humano es la demencia, que afecta al 18% de las personas de 75 a 79 años, al 26% de las personas de 80 a 84 años y hasta al 45% de las personas de más de 85 años. Junto a ella, el delirium que aparece en mayor medida en las personas mayores con vulnerabilidad cerebral puede producir síntomas psicóticos graves, disruptivos, frecuentes, y de difícil manejo en el entorno del ingreso hospitalario por descompensación clínica aguda.

FALTA DE ENSAYOS CLÍNICOS

Uno de los factores relevantes es el hecho de que “aunque existan unas u otras indicaciones oficiales no se corresponde siempre con la realidad de la verdadera utilidad de los distintos fármacos en sus potenciales indicaciones, dada la dificultad para la realización y/o ausencia de ensayos clínicos en población mayor”.

Por este motivo, “el documento pretende ayudar al clínico a tomar decisiones sensatas y lo más informadas posibles para esta frecuente y demandante encrucijada clínica, en una situación de incertidumbre, pero de necesidad de respuesta asistencial”, según se apunta en la presentación del propio documento.

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