Vacunas contra la COVID-19 intranasales, ¿vitales para controlar eficazmente la pandemia?

La lucha contra la pandemia podría fundamentase en una combinación de vacunas intramusculares e intranasales, con el objetivo de reforzar dos vías de protección frente al SARS-CoV-2.

Dosis de las vacunas contra la COVID 19 (Foto. Freepik)
Dosis de las vacunas contra la COVID 19 (Foto. Freepik)
CS
15 agosto 2021 | 00:00 h

Las vacunas contra la COVID-19 que actualmente se están inoculando en todo el mundo no son esterilizantes, es decir, han demostrado su eficacia y seguridad en la prevención de la enfermedad sintomática moderada/grave y, por ende, de la mortalidad, pero no evitan la infección. Nos encontramos ante un escenario epidemiológico en el que, a pesar del buen avance de las campañas de vacunación masiva, el virus continúa circulando de forma elevada lo que favorece la aparición de mutaciones que pueden derivar en el surgimiento de una variante con capacidad para evadir la respuesta inmunitaria mediada por las vacunas. Una situación que se torna aún más preocupante la expansión de variantes como Delta (B.1.617.2, detectada originalmente en india) cuya transmisibilidad es mayor que la reportada por Alfa (B.1.1.7, detectada originalmente en Reino Unido).

Ante esta fotografía muchos expertos coinciden en señalar que se necesita avanzar en el desarrollo de vacunas que puedan evitar las infecciones. Este sería el único mecanismo para detener la transmisión del SARS-CoV-2. En este punto ponemos el foco en un reciente estudio publicado por la revista Science dirigido por Frances Lund y Troy Randall de la Universidad de Alabama. Sus conclusiones han sido recogidas por la Asociación Española de Vacunología (AEV).

De acuerdo a la investigación publicada en la referida revista científica, las vacunas de administración nasal contra la COVID-19 se erigen como el “santo grial” que aceleraría el control de la pandemia. Una realidad que parece estar lejana todavía ya que, de más de 100 candidatos a vacuna contra la COVID-19 que actualmente se encuentran realizando ensayos clínicos en todo el mundo, tan solo siete son de administración intranasal. De estas, seis sueros en desarrollo utilizan virus atenuados y la séptima se ha creado a partir de subunidades proteicas.

De más de 100 candidatos a vacuna contra la COVID-19 que actualmente se encuentran realizando ensayos clínicos en todo el mundo, tan solo siete son de administración intranasal. De estas, seis sueros en desarrollo utilizan virus atenuados y la séptima se ha creado a partir de subunidades proteicas

Este tipo de vacunas presentan importantes ventajas frente a las que actualmente se inoculan vía intramuscular: no requieren la utilización de agujas para su administración, se deposita el antígeno en el lugar de la infección y genera respuestas inmunes del tipo de IgA en la mucosa del aparato respiratorio, que disminuyen o eliminan la excreción del virus a los contactos.

Este último punto es de vital importancia ya que, mediante la inoculación de este tipo de vacunas, las personas inmunizadas no podrían contagiar o lo harían difícilmente al contar con una carga viral muy reducida en caso de infección. Y es que las vacunas de administración intranasal también inducen la producción de células B y T resistentes en las mucosas respiratorias que se erigen como una efectiva barrera frente a las infecciones.

“En cualquier caso, la estrategia ideal de vacunación pasaría por una vacunación intramuscular que indujera una respuesta IgG de larga duración y de un amplio repertorio de células B y T de memoria, seguida de una dosis booster intranasal que reclutara esas células en fosas nasales y las estimulara para la secreción de IgA con la consiguiente protección del aparato respiratorio”, explican desde la AEV en relación a la investigación.

El doctor Gregory Poland, científico experto en vacunas de la Clínica Mayo, expone en Reuters que el problema actual es que las vacunas que empleamos ahora bloquean la enfermedad grave pero no previenen las infecciones. Asegura que esto se debe a que el virus todavía es capaz de replicarse en la nariz, incluso entre los inmunizados. Situación que podría resolverse mediante la administración de las referidas vacunas intranasales.

En base al estudio que nos ocupa el futuro a medio y largo plazo en la lucha contra la pandemia podría fundamentase en una combinación de los dos tipos de vacunas: intramuscular e intranasal, con el objetivo de reforzar dos vías de protección frente al SARS-CoV-2.

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