Vacunas intranasales contra la Covid-19: ¿el siguiente paso en la lucha contra el virus?

Las vacunas intranasales no solo ayudarían a inmunizar la que supone la puerta de entrada del virus a nuestro organismo, sino que además, podrían ser parte de la respuesta al grave problema de equidad global en el acceso a los sueros.

Nariz (Foto. Freepik)
Nariz (Foto. Freepik)
Ángel Luis Jiménez
24 enero 2022 | 00:00 h

Hasta la fecha, la Unión Europea cuenta con una cartera de cinco vacunas contra la Covid-19 autorizadas para su comercialización de emergencia tras recibir luz verde por parte de la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés): Pfizer/BioNTech y Moderna(ambas desarrolladas en base a tecnología de ARNm), AstraZeneca y Janssen(ambas desarrollas empleando vectores virales) y Novavax (desarrollada mediante proteínas recombinantes).

El escenario epidemiológico ha cambiado sustancialmente desde que comenzaron a administrarse las primeras dosis. En la actualidad, la variante Ómicron (B.1.1.529, detectada originalmente en Sudáfrica) se ha erigido como dominante en la mayoría de países gracias a su alta capacidad de propagación. En términos de vacunación, nos encontramos ante un debate abierto sobre la necesidad o no de administrar refuerzos de las vacunas. Estas no son esterilizantes (no previenen la infección), pero sí son seguras y eficaces en la prevención de la enfermedad grave y, por tanto, a la hora de reducir las hospitalizaciones y muertes.

El problema reside en el descenso de la inmunidad generada con el paso del tiempo. El Grupo de Asesoramiento Técnico sobre la Composición de la Vacuna contra el Covid-19 (TAG-CO-VAC) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que se necesitarán más vacunas que tengan un mayor impacto en la prevención de la infección y la transmisión de la Covid-19, según ha informado el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.

Según este grupo de expertos, creado por la OMS en septiembre, hasta que se desarrollen tales vacunas, puede ser necesario actualizar la composición de las actuales para garantizar que sigan proporcionando los niveles de protección recomendados por la OMS contra la infección y la enfermedad.

Por otro lado, el TAG-CO-VAC también ha apuntado que una estrategia de vacunación basada en repetidas dosis de refuerzo de la composición original de la vacuna "es poco probable que sea sostenible". Este es uno de los principales problemas que se ha puesto de relieve en el momento de la pandemia en el que nos encontramos: todas las vacunas que actualmente se están inoculando del grupo autorizado por la Comisión Europea y la EMA se han desarrollado en base a la cepa original del SARS-CoV-2 detectada en Wuhan (China) en diciembre de 2019. Algunos fabricantes ya han anunciado que se encuentran trabajando en el desarrollo de vacunas o adaptación de las existentes frente a variantes como Ómicron, y es aquí donde reside el siguiente paso que debemos dar en la pandemia.

A lo largo de la última semana la EMA ha comunicado que “la administración repetida de dosis de refuerzo con intervalos muy cortos podría reducir el nivel anticuerpos que se pueden producir en cada inoculación”. Unas palabras formuladas en relación a la necesidad de una cuarta dosis de refuerzo que solo sería útil para personas con sistemas inmunodeprimidos.

“La administración repetida de dosis de refuerzo con intervalos muy cortos podría reducir el nivel anticuerpos que se pueden producir en cada inoculación”

“La estrategia actual debería tender al desarrollo de vacunas distintas”, explica a este medio Óscar de la Calle, secretario electo de la Sociedad Española Inmunología (SEI) y profesor de Inmunología de la UAB. En este sentido son cada vez más los focos que se posan sobre la necesidad de vacunas intranasales.

Estas no solo ayudarían a inmunizar la que supone la puerta de entrada del virus a nuestro organismo, sino que además, podrían ser parte de la respuesta al grave problema de equidad global en el acceso a las vacunas que existe desde el inicio de las campañas de inmunización masiva, con un grave perjuicio para los países con menos recursos económicos.

¿CÓMO FUNCIONAN LAS VACUNAS INTRANASALES?

“Es un planteamiento que me gusta mucho ya que, por concepto, producirían una inmunidad esterilizante. Las vacunas con las que contamos hasta la fecha son excelentes en la prevención de la enfermedad grave, hospitalización, ingreso en UCI y muerte, pero no son tan buenas a la hora de evitar la infección y la transmisión”, expone en este medio Fernando Moraga-Llop, pediatra y vicepresidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV).

“Actualmente no tenemos vacunas intranasales más que para la gripe. Esta vacuna inmuniza las fosas nasales y la ventaja que ofrece es que se administra por la misma zona anatómica por la que entra el virus cuando nos infectamos. Por lo tanto, si la vacuna entra por la nariz lo primero que hará cuando llegue a las vías respiratorias altas será crear inmunidad”, añade.

"Las vacunas con las que contamos hasta la fecha son excelentes en la prevención de la enfermedad grave, hospitalización, ingreso en UCI y muerte, pero no son tan buenas a la hora de evitar la infección y la transmisión"

“Cuando las vacunas actuales se inyectan en los brazos se generan dos tipos de inmunidad. Una a través de anticuerpos y otra la celular. Con las vacunas intranasales se sumaría la inmunidad mucosal. En este campo hay varios candidatos a vacuna de distintos tipos, aunque yo destacaría la que está desarrollando el equipo liderado por el doctor Enjuanes”, concluye Moraga-Llop.

El virólogo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Luis Enjuanes, lidera el desarrollo de una de los tres candidatos a vacunas contra la Covid-19 del organismo científico. A lo largo de los últimos meses Enjuanes ha explicado en distintas ocasiones que su vacuna es autoamplificable, lo que significa que la dosis de ARN que se inyecta puede multiplicarse por 5.000 veces dentro del organismo; además, genera una inmunidad esterilizante, es decir, las personas vacunadas no solo no enferman, sino que tampoco se infectan ni transmiten el virus. Por otro lado, su administración podría ser intranasal, "lo que da mayor protección en las vías respiratorias, la principal puerta de entrada del coronavirus", ha señalado.

El principal problema al que se enfrentan las vacunas intranasales reside en el hecho de que los procesos regulatorios que deben superar para conseguir ser autorizadas son mucho más complejos. El motivo reside en el temor a que alguno de los componentes de estas vacunas pueda traspasar la barrera hematoencefálica, encargada de proteger nuestro cerebro de la entrada de sustancias que puedan resultar dañinas y generar efectos secundarios no deseados. En este sentido Enjuanes ha dejado claro en una entrevista realizada por El País que “esta posibilidad es mínima y que existen otros medicamentos que se aplican por la nariz sin este resultado”. Las previsiones apuntan a que los ensayos clínicos con seres humanos podrían iniciarse el próximo año.

"La actual tecnología de vacunación depende de jeringuillas cuyo suministro es limitado, lo que supone una importante carga logística y programática. El rápido desarrollo de fórmulas de vacunas alternativas, como las intranasales, podría aumentar la facilidad de administración en zonas de bajos recursos y/o de difícil acceso. Además, es evidente la necesidad de seguir trabajando en vacunas que confieran una inmunidad más amplia en todas las variantes", argumentaba el pasado el pasado 20 de enero el director general de la OMS, tras la décima reunión del Comité de Emergencia del Reglamento Sanitario Internacional.

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