El herpes zóster tiene una incidencia seis veces mayor en pacientes con cáncer hematológico

La incidencia del herpes zoster en la población general española se sitúa entre 3 y 5 casos por cada 1.000 habitantes y año, y aumenta hasta los 160 en las personas que han recibido un TPH.

Lesiones causadas por el herpes zóster (Foto. Freepik)
Lesiones causadas por el herpes zóster (Foto. Freepik)
CS
30 septiembre 2021 | 13:00 h
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La Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) ha organizado una jornada virtual en la que se ha abordado la infección por herpes zóster en pacientes con enfermedades hematológicas malignas y sus opciones de profilaxis.

Los hematólogos Rafael de la Cámara, jefe del Servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital Universitario de La Zarzuela (Madrid), y Javier López Jiménez, jefe del Servicio de Hematología-Hemoterapia del Hospital Ramón y Cajal (Madrid), han sido los ponentes de este webinar, presentado y moderado por Ramón García Sanz, presidente de la SEHH, y que ha contado con la colaboración de GSK.

La incidencia del herpes zoster en la población general española se sitúa entre 3 y 5 casos por cada 1.000 habitantes y año, cifra que se multiplica por seis en las personas que padecen una hemopatía maligna (31 casos por 1.000 personas/año), hasta llegar a los 160 casos por 1.000 habitantes/año en pacientes que se han sometido a un trasplante de progenitores hematopoyéticos (TPH).

Javier López Jiménez“El herpes zóster puede producir gran morbilidad y sufrimiento en estos pacientes y si, además, en los casos de zóster visceral se diagnostica e inicia el tratamiento de forma tardía, la mortalidad puede llegar a ser del 50%”, explica Rafael de la Cámara

“Nos enfrentamos a un problema que no es infrecuente ni menor, y al que debemos prestar especial atención. De hecho, sin un tratamiento profiláctico a largo plazo, entre un 20 y un 50% de los pacientes que han recibido un TPH autólogo, padecerán un herpes zóster, y un 30% de estos casos serán graves”.

En un tercio de los casos, la infección evoluciona en una neuralgia postherpética, que puede llegar a ser muy dolorosa, prolongada en el tiempo y difícil de tratar, generando mucho temor en los pacientes debido al sufrimiento que les ocasiona

Además, en un tercio de los casos, la infección evoluciona en una neuralgia postherpética, que puede llegar a ser muy dolorosa, prolongada en el tiempo y difícil de tratar, generando mucho temor en los pacientes debido al sufrimiento que les ocasiona. Por ello, la aprobación de una nueva vacuna (recombinante de glicoproteína E del virus varicela-zóster), indicada para grupos de riesgo, ha sido recibida con positividad por parte de los hematólogos puesto que en este grupo se encuentran los pacientes con hemopatías malignas y los que han recibido un TPH autólogo.

INMUNIZACIÓN EN PACIENTES INMUNODEPRIMIDOS

Rafael de la CámaraLa única vacuna que estaba disponible hasta ahora para el herpes zóster (de virus vivos atenuados), está contraindicada para pacientes que han recibido un TPH autólogo o con una neoplasia hematológica ya que, debido a su enfermedad, se encuentran inmunodeprimidos. De ahí la importancia de disponer de una vacuna recombinante proteica con la que poder proteger a esta población de riesgo, en la que la frecuencia y complicación de esta infección es más habitual.

“Según muestran los estudios realizados hasta el momento con la vacuna atenuada, la eficacia clínica para la prevención del herpes zóster en pacientes con un TPH autólogo se sitúa en torno al 70% y en un 90% en pacientes con neoplasias hematológicas”, comenta Javier López Jiménez.

“Aunque la eficacia de la inmunización es menor en este grupo de población si se compara con la de la población general, la respuesta inmune es alta, y los efectos secundarios son moderadores (molestias locales que suelen desaparecer a los dos/tres días)”. En cuanto a su administración “el Ministerio de Sanidad recomienda que se realice a los dos meses de recibir el TPH y, en los pacientes con neoplasias hematológicas, que la inmunización se lleve a cabo antes de iniciar el tratamiento quimioterápico. Si esto no fuera posible, es conveniente que la administración de la vacuna se aleje lo más posible de cada sesión de quimioterapia”, añade López Jiménez.

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