Enfermedades tropicales desatendidas: ¿implican nuevos riesgos fuera de las zonas endémicas?

Analizamos la situación de la mano de Miguel Górgolas, jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas de la FJD, que no considera “factible” que alguna de estas enfermedades “llegue a asentarse en nuestro medio de forma permanente”.

Miguel Górgolas, jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas de la Fundación Jiménez Díaz (Foto. FJD)
Miguel Górgolas, jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas de la Fundación Jiménez Díaz (Foto. FJD)

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que más de 1.700 millones de personas en todo el mundo se ven afectadas cada año como consecuencia de las denominadas como enfermedades tropicales desatendidas. Una colección heterogénea de enfermedades transmisibles y no transmisibles que afectan, principalmente, a personas de países tropicales y subtropicales.

Hablamos de 20 enfermedades causadas por patógenos diversos (virus, bacterias, parásitos, hongos y toxinas) que están muy extendidas por las regiones más pobres del planeta. Se consideran desatendidas porque, por norma general, están ausentes de la agenda sanitaria mundial, reciben poca financiación y se traducen en la estigmatización y exclusión social de todos aquellos que las padecen. Uno de los principales problemas que plantean estas enfermedades es que se perpetúan en las comunidades y a través de las generaciones que las integran.

Aunque el foco mediático, político y social sobre estas enfermedades es mínimo e incluso nulo en muchas ocasiones, estas tienen importantes y duraderas consecuencias a nivel sanitario, económico y social para las personas que las padecen. En los últimos tiempos el cambio climáticoestá provocando el desplazamiento de vectores transmisores de enfermedades a zonas en las que no son endémicos, lo que puede ocasionar importantes problemas de salud pública. España se erige como un claro ejemplo con los casos detectados en los últimos años del virus del Nilo.

¿Se enfrenta la salud pública mundial a nuevos riesgos ante la posible expansión de algunas enfermedades tropicales desatendidas más allá de las zonas tradicionalmente endémicas? Para responder a esta pregunta y analizar el contexto epidemiológico que observamos, hemos entrevistado al doctor Miguel Górgolas, jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas de la Fundación Jiménez Díaz.

¿Qué son las denominadas como “Enfermedades Tropicales Desatendidas"?

Las enfermedades tropicales desatendidas son un conjunto de patologías médicas que habitualmente ocurren en países de baja renta, y que no han recibido la debida atención requerida para su tratamiento o control. Es decir, es un grupo de enfermedades en las que no se ha dedicado el suficiente esfuerzo, tanto económico como científico, para intentar limitar su morbimortalidad y su impacto en la sociedad.

¿Por qué reciben este nombre?

Principalmente porque las autoridades sanitarias y la comunidad científica no han puesto los recursos adecuados para su erradicación o disminución.

Enfermedades tropicales como la malaria, la tuberculosis o la infección por VIH son muy importantes, pero no se consideran desatendidas dado que hay programas específicos muy potentes, promovidos por la OMS, las agencias estatales de salud y otros organismos públicos y privados que han puesto enormes recursos económicos para su control.

¿Qué enfermedades se encuentran dentro de esta clasificación?

Entre estas se incluyen un total de 20 enfermedades, tanto de causa infecciosa -en su mayoría- como no infecciosa.

"Las autoridades sanitarias y la comunidad científica no han puesto los recursos adecuados para su erradicación o disminución"

Las de origen infeccioso-bacteriano serían la úlcera de Buruli, la lepra, el tracoma y la frambesia, mientas que de origen infeccioso-viral serían el dengue y la rabia.

De origen infeccioso-parasitario serían la enfermedad de Chagas, la enfermedad del sueño, la leishmaniasis, la dracunculiasis, la equinococosis, la esquistosomiasis, las geohemiltiasis, las filariasis linfáticas y la oncocercosis, las tenias y la cisticercosis, así como otros trematodos.

También infecciones por hongos como el micetoma y por ectoparásitos, como la sarna. Finalmente, también se incluyen las mordeduras de serpiente.

¿En qué regiones tienen una mayor prevalencia?

Principalmente se encuentran en países de baja renta localizados tanto en América Central y del Sur, como en todo el continente africano, en el subcontinente indio y en el Sudeste asiático.

¿Se encuentra alguna de estas enfermedades cercana a la erradicación?

Sí, la infección conocida como dracunculiasis o “gusano de Guinea” se adquiere con el consumo de agua estancada que contiene unos pequeños microorganismos (copépodos) que a su vez contienen al parásito. Actualmente la enfermedad ocurre en zonas muy remotas de África y su erradicación es posible consiguiendo que la población acceda a fuentes de agua limpia, no estancada.

Hay otras enfermedades, como la frambesia (yaws en inglés) cuya incidencia es baja y podría llegar a erradicarse con un programa masivo de tratamiento antimicrobiano.

"Sí que puede haber brotes epidémicos a nivel global de la fiebre del dengue y de otras arbovirosis similares, pero no con la magnitud e intensidad que ha tenido el Covid-19, de alguna manera no son comparables"

De la misma manera, la oncocercosis o “ceguera de los ríos” podría llegarse a erradicar con tratamientos periódicos masivos de la población infectada y en riesgo, con medicamentos. El resto de ellas son más complicadas para conseguir su erradicación a medio plazo.

¿Alguna de estas enfermedades cuenta actualmente con capacidad para generar importantes brotes epidémicos a nivel global?

Sí que puede haber brotes epidémicos a nivel global de la fiebre del dengue y de otras arbovirosis similares, pero no con la magnitud e intensidad que ha tenido el Covid-19, de alguna manera no son comparables.

La transmisión del virus del dengue requiere la presencia de un mosquito que actúa como vector intermediario entre un sujeto infectado y otro sano. Si bien la distribución de estos mosquitos es muy amplia en el mundo y su presencia está extendiéndose debido al calentamiento global, es muy posible que en los próximos años asistamos a brotes epidémicos de dengue en zonas más frías del planeta.

Debido a las consecuencias del cambio climático estamos siendo testigos de cómo algunas de estas enfermedades han comenzado a aumentar su prevalencia. Incluso en zonas en las que no son endémicas. ¿Qué riesgos implica para la salud pública?

La presencia de vectores (mosquitos, moscas, caracoles, etc.) implicados en la transmisión de alguna de estas enfermedades está extendiéndose por territorios donde previamente no existían. Ello puede conllevar, si se establecen todas las condiciones ecológicas precisas, la emergencia de estas infecciones en zonas frías.

La monitorización de las poblaciones de estos vectores potencialmente transmisibles debe hacerse de forma rutinaria, así como el rápido estudio y eventual aislamiento de los casos diagnosticados. En general, el sistema de control sanitario en España tiene una calidad excelente, así como la facilidad para acceder a un procedimiento diagnóstico rápido.

Por ello, no es muy factible que alguna de estas enfermedades desatendidas llegue a asentarse en nuestro medio de forma permanente. No así brotes esporádicos y de escaso alcance. Algo que ya ha ocurrido con el dengue, la infección por el virus Chikungunya y otras.

La Organización Mundial de la Salud ha fijado la meta de reducir en un 90% la población que requiere atención por una o varias enfermedades tropicales desatendidas en 2030. ¿Es un objetivo realista?

Sinceramente, es un objetivo extremadamente ambicioso y difícil de alcanzar. Sin embargo, fijarse metas exigentes aumentará, sin duda, la disponibilidad de recursos económicos y humanos necesarios para llegar a ellos.

Por ejemplo, las geohelmintiasis, que son infecciones parasitarias donde parte del ciclo vital se realiza en el suelo (de ahí su nombre “geo”), afectan a más de 1.000 millones de personas y, es poco probable que en tan solo ocho años se consiga reducir su tasa a 100 millones. Pero ello no debe impedir que se pongan en marcha todos los esfuerzos necesarios para alcanzar ese fin.

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
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