¿Hemos de temer al nuevo brote de henipavirus, Langya? ¿Nos valdrían las enseñanzas de la Covid-19?

Los nuevos casos de henipavirus en China han hecho saltar las alarmas. Los expertos no temen otra pandemia, pero miran vigilantes esta nueva enfermedad zoonótica sin tratamiento específico

Henipavirus, género al que pertenecen los virus Hendra, Nipah y Langya
Henipavirus, género al que pertenecen los virus Hendra, Nipah y Langya

Esta semana saltaban las alarmas al identificar un brote de 35 personas en China con un nuevo tipo de henipavirus que produce fiebre, fatiga, tos, anorexia, mialgia y náuseas. Según un estudio publicado en ‘The New England Jorunal of Medicine’ (NEJM) se trata de Langya, un tipo de henipavirus que según las últimas investigaciones lleva circulando por China desde finales de 2018 y habría saltado desde animales como las musarañas y los murciélagos, como pasara en 2019 con la Covid. Durante estos días se ha hablado de si podríamos encontrarnos en unos meses en otra pandemia como la causada por el coronavirus, ante ello, Consalud.es ha preguntado a un par de expertos para conocer si debemos temerlo y si podemos utilizar las herramientas aprendidas con la Covid-19.

Los henipavirus son un género de virus que pertenecen a la familia paramyxoviridae, que infectan a los animales y poseen un genoma con ARN de cadena sencilla de polaridad negativa. Aunque infectan a animales, estos virus han saltado muchas veces a los seres humanos. Así nos encontramos que esta familia ha sido causante de enfermedades como el sarampión, las paperas, la enfermedad respiratoria causada por el virus sincitial respiratorio o la causada por el parainfluenza. “Pero los henipavirus son un género bastante desconocido donde hay virus altamente patogénicos como el Nipah o el Hendra”, explica a este medio el Dr. José Antonio López Guerrero, microbiólogo de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).

Su alta patogenicidad y las escasas medidas sanitarias para abordar estos virus los convierte en unos patógenos potencialmente epidémicos. Así lo considera la Organización Mundial de la Salud (OMS) que mantiene a los henipavirus como enfermedades prioritarias de investigación. En 1994 apareció en Australia el Hendra, y en 2001 el Nipah en el sudeste asiático, produciendo brotes que podían causar encefalitis en Bangladesh, Malasia o la India.  

"A día de hoy no parecería que sean virus que puedan provocar brotes masivos, pero no podemos descuidarnos”, indica el Dr. Octavio Arce

“Son virus que hay que tener en cuenta y mantener una vigilancia. Es cierto que no ha habido brotes de gran magnitud y que la trasmisión de persona a persona es rara o difícil de producir, ya que se requeriría un contacto bastante estrecho. A día de hoy no parecería que sean virus que puedan provocar brotes masivos, pero no podemos descuidarnos”, indica el Dr. Octavio Arce, médico internista, experto en virus emergentes y de altos riesgo por la Universidad Autónoma de Madrid y con un Máster en enfermedades infecciosas en la Universidad de Alcalá de Henares.

Las condiciones epidemiológicas de las sociedades, las relaciones y la propia constitución de los virus pueden cambiar, lo que podría suponer una amenaza para la sociedad. Como recuerda el Dr. Arce, esto es lo que se ha visto con la viruela del mono. “Era una enfermedad bastante desconocida que ocasionaba brotes en zonas de África bastante rurales y remotas, y actualmente tenemos un brote más que interesante con una gran cantidad de casos y diseminación en países no endémicos por esta enfermedad”. Y no se puede olvidar que los henipavirus tienen una tasa de mortalidad bastante alta. Por ejemplo, en el caso del Nipah virus, según datos de la OMS se estima una letalidad entre el 40% y el 75% de los casos.

Por el momento, lo que se sabe del Langya es que podría tener un cuadro clínico más leve que los otros virus, a falta de más estudios, investigación y análisis de casos, según manifiesta el Dr. López Gerrero. Se piensa que podría haber saltado de las musarañas a los humanos, principalmente se han infectado granjeros, pero no se sabe si puede haberse trasmitido entre las personas. “El rastreo de contactos de nueve pacientes con 15 familiares de contacto cercano no reveló transmisión de LayV por contacto cercano, pero el tamaño de nuestra muestra era demasiado pequeño para determinar el estado de la transmisión de persona a persona”, indican los investigadores del estudio de la ‘NEJM’.

“Se está estudiando anticuerpos y tratamientos que han funcionado con la Covid-19, para ver si se puede dar un uso en estos virus, pero no hay una molécula específica y eficaz”,  indica el Dr. López Guerrero

“El estudio habla de casos de entre 2019 y 2020, no sabemos si actualmente hay casos y no podemos hablar de brote porque es una visión retrospectiva”, indica el Dr. Arce. “A priori no creo que se pueda hablar de un potencial pandémico, pero hay que tomar las mejores medidas para responder. La realidad nos ha demostrado en los últimos años, con el SARS-CoV-2, el monkeypox o la aparición de enfermedades como el virus Marburgo en Ghana donde nunca se había detectado, que hay que estar preparados para la aparición de eventos a nivel de amenaza biológica que en principio parecen raros, de ahí la necesidad de los sistemas de vigilancia”, continúa.

CONTRAMEDIDAS MÉDICAS

Al igual que con otros virus que todavía no cuentan con una vacuna específica o un antiviral, contra los henipavirus solo se cuenta con un tratamiento asintomático y paliativo. Hace un par de años se publicó el primer estudio de fase I de unos anticuerpos monoclonales humanos dirigidos a la glicoproteína G de los henipavirus en adultos sanos. El estudio, publicado en ‘The Lancet Infectious Diseases’, mostró que las dosis fueron seguras y toleradas, con una farmacocinética lineal que creaba una inmunidad mantenida en el tiempo. Los investigadores se comprometían a que los siguientes estudios especificaran los regímenes de dosificación para lograr una protección prolongada. Desde este estudio publicado en febrero de 2020 todavía no ha habido más, por lo que parece que hay que esperar un tiempo para tener anticuerpos o moléculas específicas para tratar estos virus.

“Es cierto que se habla de algunos antivirales que tienen efectividad en virus con ARN de polaridad negativa. También se está estudiando anticuerpos que han funcionado con la Covid-19, para ver si se puede dar un uso en estos virus, pero no hay una molécula específica y eficaz”,  indica el Dr. López Guerrero. En este sentido, las contramedidas médicas que se han utilizado durante los primeros meses contra la Covid-19 antes de que aparecieran las vacunas y antivirales específicas podrían suponer una pista para afrontar estas enfermedades que si se complican pueden producir una encefalitis con un alto riesgo de mortalidad.

Una revisión publicada en 2021 también en ‘The Lancet Infectious Diseases’ señala que “no existe una terapia aprobada para la encefalitis por henipavirus, y la OMS está desarrollando actualmente un perfil de producto objetivo para posibles terapias de Niprah virus”, pero hay antivirales que se han experimentado. “Los estudios de desafío en animales se han realizado principalmente contra NiV, la evidencia disponible para remdesivir, favipiravir, ribavirina y griffithsin sugiere que estos agentes también podrían ofrecer una amplia protección contra otros henipavirus”, indican los investigadores, que sin embargo recuerdan que hay muy poca evidencia.

"Todavía, al haber pocos casos y estar en zonas poco accesibles, es difícil conseguir estudios completos para probar la eficacia de los tratamientos, algo que también pasa con el ébola”, señala el Dr. Arce

En cuanto a los anticuerpos monoclonales, “podrían ser una opción de contramedida médica viable para el despliegue bajo uso compasivo para la profilaxis, y este podría seguir siendo el caso hasta que una vacuna esté disponible para uso de emergencia o se autorice”. Sin embargo, como hemos visto, las investigaciones más avanzadas en cuanto a monoclonales sigue en fase I, y lo mismo ocurre con las vacunas: “La candidata a glicoproteína HeV G recombinante y soluble es la única vacuna candidata que ha progresado a ensayos clínicos de fase 1”.

Pese a que la OMS considera esencial contar con vacunas y contramedidas médicas para hacer frente a los brotes que producen los henipavirus, esto no termina de llegar. “La cartera de tales medidas es diversa (y principalmente en la etapa preclínica), con vacunas líderes tanto en el número de candidatos como en el costo anticipado más bajo por persona por régimen. La inversión en una cartera combinada de varias contramedidas médicas, incluidos los sistemas de vigilancia, debe ser parte de una estrategia multilateral coordinada para la preparación ante epidemias y pandemias dada la imprevisibilidad de los brotes y la alta tasa de letalidad”, concluye el estudio.

“La Covid-19 ha permitido agilizar y poner a punto el desarrollo de ciertas herramientas, mejorando la capacidad de identificar potenciales anticuerpos monoclonales o con el desarrollo de vacunas basadas en tecnología de ARN. En el caso de los henipavirus, con pocos casos de infección y que se suelen dar en zonas remotas, es difícil conseguir estudios completos para probar la eficacia de los tratamientos, algo que también pasa con el ébola”, indica el Dr. Arce.

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