¿Cuál es la preparación de España ante la amenaza biológica que supone el bioterrorismo?

En los últimos años, el auge de los grupos terroristas y la posibilidad de que se utilicen armas biológicas ha convertido el bioterrorismo en un problema emergente que debe ser abordado por la salud pública.

Hombre con un traje de protección (Foto. Freepik)
Hombre con un traje de protección (Foto. Freepik)
Ángel Luis Jiménez
1 julio 2022 | 00:00 h

En los últimos años el auge de los grupos terroristas y la posibilidad de que se utilicen armas biológicas ha situado el bioterrorismo como un problema de salud pública emergente. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) definen el bioterrorismo o los ataques biológicos como “la liberación de virus, bacterias u otros gérmenes que pueden infectar o matar a las personas, animales o cultivos.

La amenaza biológica que supone el empleo deliberado de agentes patógenos, toxinas o elementos genéticos u organismos genéticamente modificados dañinos por parte de países, individuos u organizaciones criminales y/o terroristas es un riesgo real para la salud pública que se encuentra contemplado en la Estrategia Nacional de Seguridad de 2021. En base a esta fotografía, ¿cuál es el nivel de preparación de España?

Para responder a esta cuestión vamos a tomar como referencia el capítulo centrado en bioterrorismo recogido en el libro “Las enfermedades infecciosas en 2050. Cómo serán las enfermedades infecciosas en 30 años”, elaborado por la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC). El apartado que vamos a analizar cuenta con la autoría de Enrique Navas Elorza y José María Eiros Bouza, del Hospital Universitario Ramón y Caja y del Hospital Universitario Río Hortega, respectivamente.

La amenaza biológica que supone el empleo deliberado de agentes patógenos, toxinas o elementos genéticos u organismos genéticamente modificados dañinos por parte de países, individuos u organizaciones criminales y/o terroristas es un riesgo real para la salud pública que se encuentra contemplado en la Estrategia Nacional de Seguridad de 2021

Lo primero que debemos conocer es que los agentes biológicos que potencialmente se encuentran implicados en los actos de bioterrorismo se clasifican en tres categorías, atendiendo al nivel de riesgo que plantean. La clasificación ha sido elaborada por los CDC y, dentro del grupo A, encontramos los que han sido considerados como de alta prioridad ya que suponen un elevado riesgo para la salud de los Estados. Este grupo lo componen:

  • B. anthracis
  • Yersinia pestis
  • Francisella tularensis
  • Variola major (viruela)
  • Filovirus: Ébola y Marburg
  • Arenavirus: Lassa, Junin y Machupo
  • Toxina de Clostridium botulinum

Hablamos de microorganismos de fácil diseminación o transmisión entre personas y que tienen una elevada tasa de mortalidad. Dado el alto riesgo que suponen en caso de ser empleados en un ataque biológico los países deben contar con una preparación especial, así como medidas de control por parte de las autoridades de salud pública.

ESTRUCTURA DE RESPUESTA EN ESPAÑA

Razón por la que en 2004 se creó en España el bautizado como Sistema de Coordinación de Alertas y Emergencias de Sanidad y Consumo (SICAS), con el objetivo de coordinar la detección, información y apoyo logístico al Sistema Nacional de Salud (SNS) en casos de que se produzca una alerta sanitaria. De este modo se puso en marcha también el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES).

Estos sistemas de detección requieren de una red de laboratorios que posibilite la identificación de microorganismos altamente patógenos. Los autores explican se creó de forma posterior, por orden del Ministerio de Presidencia PRE/305/2009 (BOE de 18 de febrero del 2009) la Red de Laboratorios de Alerta Biológica (RE-LAB).

La gestión y la dirección científico-técnica de la RE-LAB, tal y como explican en el libro de la SEIMC, corresponden actualmente al Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (MICU), a través del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y tiene una doble estructura organizativa:

  • Estructura de gestión formada por una Comisión de Coordinación y un Comité Científico-Técnico.
  • Estructura operativa que engloba a 13 laboratorios pertenecientes a diferentes Comunidades Autónomas, especializados en salud humana, sanidad ambiental, seguridad agroalimentaria, sanidad animal y sanidad vegetal.

En 2011 se optó por la centralización de la gestión de cualquier crisis epidemiológica o pandémica a través de un sistema único. De esta forma en 2013 nacía el Sistema Nacional de Alerta Precoz y Respuesta Rápida (SIAPR), responsable de la coordinación, notificación, evaluación e inteligencia epidemiológica, entre otras funciones.

En base a este cambio el CCAES es el responsable de la elaboración y desarrollo de los planes de preparación y respuesta ante amenazas de salud pública, siempre en colaboración con la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE), así como con otros sistemas y redes de vigilancia y alertas internacionales.

En 2019 aprobaba el Plan Nacional de Biocustodia con la misión de cumplir los objetivos de la Estrategia de Seguridad Nacional. A través de este se efectúa la custodia efectiva de los agentes biológicos de mayor relevancia controlando, entre otros aspectos, el transporte seguro, la protección física de las instalaciones o el control de acceso.

Tal y como explican los autores, la fotografía presentada a lo largo de estas líneas muestra tanto el marco normativo como las estructuras sanitarias básicas que componen la capacidad de respuesta de España ante potenciales amenazas biológicas.

“La reciente invasión de Ucrania por Rusia, y las acusaciones mutuas de su capacidad de despliegue de agentes químicos y biológicos pone en evidencia que el riesgo de ataques con armas biológicas no va a disminuir en los próximos años, siendo de vital importancia disponer de planes actualizados de preparación y defensa frente al bioterrorismo”

“La reciente invasión de Ucrania por Rusia, y las acusaciones mutuas de su capacidad de despliegue de agentes químicos y biológicos pone en evidencia que el riesgo de ataques con armas biológicas no va a disminuir en los próximos años, siendo de vital importancia disponer de planes actualizados de preparación y defensa frente al bioterrorismo”, expone el documento.

Cabe destacar la implicación que tiene la SEIMC en la preparación y alerta ante las amenazas bioterroristas. Esta queda recogida en el documento “Procedimientos de Microbiología”, editado por la Sociedad en 2020 y titulado “El laboratorio de Microbiología en respuesta al Bioterrorismo”. Además, desde el Grupo de Gestión “GEGMIC” de la Sociedad, se ha actualizado en 2019 el manual de seguridad que se debe aplicar en los laboratorios de Microbiología Clínica.

PROPUESTAS DE ACCIÓN Y RECURSOS NECESARIOS

El apartado del libro elaborado por la SEIMC focalizado en la potencial amenaza para la salud pública del bioterrorismo concluye con una serie de propuestas de acción y recursos necesarios por parte de los autores, que se exponen a continuación:

  • Preparación y Prevención. La detección, diagnóstico y reducción del daño causado por los agentes químicos y biológicos implica a numerosos estamentos y actividades, que van desde las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, a Protección Civil, a las agencias de Salud Pública y a la red sanitaria Pública y Privada.
  • Detección y Vigilancia. La detección precoz del ataque es fundamental para minimizar los daños: para ello es esencial disponer de un stock de medicamentos terapéuticos o profilácticos (antimicrobianos, antídotos o vacunas).
  • Diagnóstico y caracterización de los Agentes biológicos implicados. La existencia de una red de laboratorios con seguridad biológica y medios tecnológicos para la identificación de los agentes implicados resulta básica.
  • Respuesta. La respuesta de salud pública debe incluir la investigación epidemiológica, el tratamiento médico y la profilaxis de los potencialmente afectados, y las medidas de prevención y descontaminación del medio. Es preciso disponer de stock suficiente de material médico, equipos de protección y medicamentos para responder a la amenaza terrorista.
  • Comunicación. Dentro de los planes de preparación, es fundamental la política de comunicación, tanto interna (entre las administraciones sanitarias y no sanitarias) para garantizar el conocimiento de la situación en tiempo real, como la comunicación con el público, esencial para evitar el pánico e informar de las medidas de prevención a tomar y la actuación en caso de sospecha de exposición al agente biológico.
Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
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