¿Tienen los niños un riesgo mayor frente a la viruela del mono?

Los casos que se han documentado hasta el momento de niños con viruela del mono proceden de África por lo que los datos no son extrapolables a países desarrollados y con acceso a una buena cobertura sanitaria.

Médico examinando a un niño (Foto. Freepik)
Médico examinando a un niño (Foto. Freepik)

La viruela del mono se ha convertido en el nuevo quebradero de cabeza de las autoridades sanitarias a nivel mundial. Desde que el pasado 7 de mayo las autoridades sanitarias de Reino Unido notificasen a la Organización Mundial de la Salud (OMS) el primer caso detectado fuera de las zonas endémicas de África, en un viajero que regresaba al país procedente de Nigeria, se han ido sucediendo las naciones que han detectado posibles casos.

Desde el Ministerio de Sanidad han dejado claro que nos encontramos ante un virus “poco frecuente” en seres humanos, y que “no se considera particularmente contagioso entre personas”, por lo que en general, “la transmisión de persona a persona es limitada”.

El primer caso en humanos fue detectado en 1970 en República Democrática del Congo. Un niño de nueve años que fue hospitalizado ante la sospecha de viruela. Las investigaciones realizadas por las autoridades sanitarias descubrieron que la familia del pequeño a veces comía carne de mono y el niño era el único miembro que no había sido vacunado frente a la viruela. Desde este momento se han detectado casos de forma esporádica en los países del este y centro de África.

Precisamente los niños se erigen como uno de los grupos de mayor preocupación ante el surgimiento de este tipo de brotes epidémicos. Más si tenemos en cuenta que se trata de una enfermedad endémica de ciertas regiones del continente africano y a la que nunca hemos hecho frente en países como España.

Lo primero que debemos tener en cuenta es que los casos que se han documentado en niños de viruela del mono proceden de pacientes africanos. Países en los que el acceso a la sanidad, por ejemplo, no es comparable al caso de España. Hecho que influye notablemente junto a otros factores como la dieta, que influye en la fortaleza del sistema inmunitario a la hora no solo de hacer frente a esta enfermedad, sino también a las posibles complicaciones derivadas.

De acuerdo con las declaraciones realizadas a este medio por la catedrática de Epidemiología de la Universidad Europea de Valencia, Patricia Guillem, los síntomas de la viruela del mono en los niños “son los mismos que en los adultos”.

"Al tener menos defensas, la sintomatología se puede complicar. Por ejemplo, en zonas en las que los antitérmicos no estén disponibles, no es que la enfermedad cause mortalidad por sí misma pero si un síntoma como la fiebre se exacerba más de lo habitual, el paciente puede fallecer"

“Lo único que, al tener menos defensas, la sintomatología se puede complicar. Por ejemplo, en zonas en las que los antitérmicos no estén disponibles, no es que la enfermedad cause mortalidad por sí misma pero si un síntoma como la fiebre se exacerba más de lo habitual, el paciente puede fallecer”, expone.

La experta pone el foco también en las “infecciones oportunistas”. “El virus de la viruela del mono nos debilita y eso propicia que otras infecciones de tipo de bacteriano puedan provocar alguna complicación extra a nivel pulmonar. Lo peor de la enfermedad siempre son las complicaciones derivadas”, concluye.

Por lo tanto, la viruela del mono no supone un mayor riesgo para los niños si atendemos a las características de la propia enfermedad y el curso de la misma. Esta sí aumenta el riesgo de posibles complicaciones derivadas, especialmente en niños con sistemas inmunológicos debilitados, sin acceso a servicios sanitarios o que cuenten con otras patologías.

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