La dermatitis atópica afecta en la vida social, laboral y afectiva

El 50% de los pacientes con dermatitis atópica padecen episodios de depresión o ansiedad.

Persona con picor en la piel (Foto: Freepik)
Persona con picor en la piel (Foto: Freepik)
CS
13 septiembre 2019 | 10:20 h

Mañana, 14 de septiembre, se conmemora el Día Mundial de la dermatitis atópica (DA), una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que cursa con prurito intenso (picor) y puede asociar lesiones cutáneas y heridas. Está causada por una inflamación en el organismo, que puede ser provocada por la hiperactividad del sistema inmunitario. Su morfología y distribución corporal puede variar en función de la edad.

Tal y como indica la doctora Milagros Lázaro, presidenta del Comité de Alergia Cutánea de la Sociedad Española de Alergia e Inmunología Clínica (SEAIC), “la dermatitis atópica es una enfermedad crónica incurable que, debido a sus síntomas, puede afectar significativamente a la calidad de vida de los pacientes. Las personas que viven con esta patología ven sus efectos en la piel (enrojecimiento, hinchazón y lesiones) pero también sienten el efecto debilitador que tiene en sus vidas diarias, como el picor persistente, la piel agrietada, gruesa y supurante. Además, esta afección puede provocar efectos psicológicos negativos hasta en el 50% de los pacientes, tales como alteraciones del sueño, ansiedad, depresión o aislamiento”.

La prevalencia de la dermatitis atópica en España se estima en un 3,4% de la población general

Para Jaime Llaneza, presidente de la Asociación de Afectados por la Dermatitis Atópica (AADA), “vivir con DA es vivir con un picor constante que no te deja disfrutar con normalidad de cosas más sencillas y cotidianas. Con la celebración queremos concienciar a la sociedad, a través de nuestra red de pacientes, sobre lo que significa vivir con esta patología a diario, que luchen por sus intereses y que sea reconocida y respetada por todos”, añade.

La prevalencia de la dermatitis atópica en España se estima en un 3,4% de la población general, del cual el 60% de los casos son infantiles, destacando que en el 19,1% de estos casos se produce en niños de 0 a 5 años. “Es esencial para los pacientes que padecen dermatitis atópica, para sus familiares y para toda la comunidad sanitaria que se conozca esta enfermedad, qué complicaciones pueden surgir y cómo tratarla”, indica la doctora Lázaro.

PRIMEROS SÍNTOMAS EN LA INFANCIA

En la mayoría de los casos, la DA aparece durante los primeros cinco años (71%) y son pocos los que empiezan a manifestar la enfermedad a partir de los siete años (24%). Debido a su temprana aparición, la actividad de los niños se ve mermada afectando a su rutina diaria o a su integración con otros niños. Según los datos del Informe Alergológica 2015 los niños con DA en edad escolar faltaron una media de entre 10-24 días/año a clase. Esta patología afecta también significativamente a sus familiares provocando que un 22% de los padres de los pacientes faltaran una media de entre 9-17 días/año a su trabajo. Asimismo, entre los pacientes adultos se produjo una media de 2,7 días/año de absentismo laboral a causa de los síntomas. “Esta dermatitis, que afecta hasta alrededor del 15-20 por ciento de los niños, se mantiene en muchos casos hasta más allá de la adolescencia. Algunos pacientes continúan con esta enfermedad activa en la edad adulta, lo que afecta a su vida laboral y social considerablemente”, indica la doctora Milagros Lázaro.

El 60% de los pacientes diagnosticados de dermatitis atópica en una primera consulta alergológica era menor de 15 años

Controlar mejor la dermatitis puede ser una forma de detener la “marcha atópica”, un grupo de comorbilidades que se observan en los pacientes y que van desde la alergia de alimentos, la rinitis alérgica y el asma. "En este sentido, se está estudiando si interviniendo sobre la dermatitis se previenen las demás, pero es una vía que se debe intentar", apunta la alergóloga.

La DA es una enfermedad multifactorial en la que el tratamiento debe ir dirigido a mejorar la barrera cutánea, evitar la deshidratación y tratar la inflamación en las fases agudas de la enfermedad. En general, se aplican corticosteroides tópicos o inhibidores de la calcineurina. En este aspecto, en cuanto a tratamientos tópicos se han producido novedades y hay otros fármacos en fases avanzadas de investigación".La alergóloga destaca que “los casos más graves exigen recurrir a tratamiento por vía sistémica administrando fármacos denominados inmunosupresores, no carentes de efectos adversos. En este campo, disponemos de un futuro prometedor, con la incorporación de los llamados medicamentos `biológicos´”.

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