La fibrilación auricular, un tipo de arritmia muy peligrosa al estar asociada con el ictus

Las personas que sufren arritmias tienen síntomas muy evidentes como palpitaciones rápidas o golpes fuertes en el pecho.

José Manuel Porres, responsable de la Unidad de Arritmias de Policlínica Gipuzkoa
José Manuel Porres, responsable de la Unidad de Arritmias de Policlínica Gipuzkoa
CS
28 agosto 2018 | 11:40 h
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Las arritmias son alteraciones del ritmo cardiaco. Normalmente, una persona sana tiene entre 50 y 90 latidos por minuto cuando está en reposo. Las desviaciones de esos valores pueden darse porque el corazón vaya muy lento (bradicardia) o porque el corazón lata más deprisa (taquicardia). Dependiendo del tipo de alteración, los síntomas serán diferentes.

En general, las arritmias son fáciles de diagnosticar. El síntoma más evidente es que la persona que las sufre nota palpitaciones rápidas, golpes fuertes en el pecho, que en condiciones normales no suele notar. No obstante, pueden ser asintomáticas.

''A menudo, las palpitaciones aparecen como respuestas fisiológicas del cuerpo humano ante una situación de riesgo o estrés. Las emociones, el miedo, el pánico o la ansiedad pueden provocar un aumento de la frecuencia cardiaca y de las palpitaciones, pero esto no significa que exista patología'', explica José Manuel Porres, responsable de la Unidad de Arritmias de Policlínica Gipuzkoa.

Las palpitaciones aparecen como respuestas fisiológicas del cuerpo humano ante una situación de riesgo o estrés

Señala, además, que ''normalmente, las arritmias patológicas responden a enfermedades cardiacas. Por este motivo, el grupo de la población con más peligro de sufrir arritmias graves son aquellos pacientes que previamente han sufrido un infarto de miocardio''.

La fibrilación auricular, por ejemplo, ''es un tipo de arritmia que, en ocasiones, el paciente desconoce que padece y que puede llegar a ser muy peligrosa, ya que está asociada con el ictus'', señala el especialista.

Pero, ¿ante qué síntomas debemos acudir al médico? Según José Manuel Porres, ''los principales signos de alerta son las palpitaciones no relacionadas con el miedo, la ansiedad o el nerviosismo. También las pérdidas de conciencia y la sensación de cansancio injustificable. Además, las arritmias pueden tener consecuencias como la pérdida del conocimiento por la falta de sangre en el cerebro; bien porque el corazón late demasiado deprisa o porque late pocas veces. Por su parte, las arritmias muy graves pueden llegar a causar la muerte súbita''.

Asimismo, a pesar de que hay muy pocas taquicardias que sean de origen hereditario, las que lo son suelen ser arritmias bastante graves. ''Los principales grupos de riesgo están constituidos por aquellos que hayan sufrido enfermedades cardiacas y por mujeres jóvenes. Estas últimas tienen tendencia a padecer arritmias benignas, que suelen ser repetitivas y, por lo tanto, muy molestas. Sin embargo, no suponen un riesgo para la vida'', apunta el especialista.

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