Los internistas recomiendan vacunarse de sarampión a las personas entre 40 y 50 años

Revacunar a aquellos que no recuerden haberse puesto la vacuna o haber pasado la enfermedad no ocasiona ningún problema.

Vacuna (Foto. Freepik)
Vacuna (Foto. Freepik)
CS
10 septiembre 2019 | 19:15 h

Cuatro países europeos, Reino Unido, Grecia, Albania y República Checa, perdieron en 2018 el estatus de “país libre de sarampión” que establece la Organización Mundial de la Salud (OMS). En España la enfermedad está en alza, con algunos brotes que si bien no son preocupantes, sí que sirven de aviso para que estemos atentos. “Este año ha habido dos casos en Galicia y un tercero que está pendiente de confirmación”, apunta el médico internista, Ramón Rabuñal, miembro de Sociedad Gallega de Medicina Interna (Sogami) y trabajador de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario Lucus Augusti (Hula) de Lugo. El doctor recuerda además que el año pasado se produjo un brote de sarampión bastante importante en el norte de Portugal, una zona muy cercana a nuestra comunidad.

La vacuna triple vírica (sarampión, rubeola y parotiditis o paperas) entró a formar parte del calendario de vacunación español en 1981, por lo que los nacidos a partir de ese año prácticamente están inmunizados en el cien por cien de los casos. Los que nacieron antes del año 1970 “probablemente han estado en contacto con el virus” y, por lo tanto, están cubiertos porque esta enfermedad solo se pasa una vez. Pero los que tuvieron su nacimiento en la década de los setenta son susceptibles de necesitar vacunación.

Ramón Rabuñal: “Las vacunas son un arma que tenemos magníficas”

 “Aunque la vacuna del sarampión comenzó en 1970 en aquella época no todo el mundo se vacunó”, señala Ramón Rabuñal. Por eso, la recomendación de los médicos internistas para las personas que tengan entre 40 y 50 años de edad es, en caso de que no recuerden si han pasado la enfermedad o si fueron vacunados en su día, aprovechar si tienen que acudir a su médico de familia por cualquier motivo, para vacunarse. “Se podría mirar si tienen anticuerpos y si no los tienen, administrar la vacuna. Pero es mucho más sencillo vacunarlos directamente porque la revacunación por sí misma no ocasiona ningún problema y evita tener que hacer un análisis”, opina el doctor.

“Las vacunas son un arma que tenemos magnífica. Han logrado eliminar una enfermedad como la viruela y han controlado muchas otras enfermedades de las que, de no ser así, estaríamos viviendo sus consecuencias, como la poliomielitis. A día de hoy nadie de una forma seria y científica puede plantearse que las vacunas no se deban administrar”, añade.

SÍNTOMAS Y CONSECUENCIAS

El sarampión es una enfermedad vírica, muy contagiosa, causada por un virus que afecta sobre todo a los niños y que normalmente se suele transmitir a través del contacto directo y del aire.

Sus síntomas más frecuentes son fiebre, un cuadro catarral y un exantema (manchas en la piel) muy característico. Normalmente se trata de una enfermedad fácilmente tratable pero que puede tener complicaciones graves, como neumonía, encefalitis, miocarditis o incluso la muerte, “en personas con algún problema de base o con una susceptibilidad especial”.

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