El verano es la estación más deseada. El calor y las vacaciones la hacen la más atractiva de todas, pero estos factores pueden acarrear consecuencias negativas. Bien lo sabe la sanidad que cada verano tiene hacer frente a unos ya tradicionales problemas.
El cierre de camas es uno de los problemas más comunes de cada año. Según el Sindicato de Enfermería (Satse) durante el verano de 2019 se van a cerrar por lo menos 12.700 camas en los hospitales españoles. La Comunidad Valenciana con 3.000, Cataluña con 1.900 y Andalucía con 1.800 son las comunidades autónomas que lideran el ranking.
El periodo vacacional no solo supone un recorte de camas, también hay un recorte de profesionales puesto que estos se van de vacaciones y desde los servicios sanitarios regionales no se llevan a cabo las sustituciones necesarias. Esto afecta directamente sobre la seguridad y la salud de los ciudadanos.
La Comunidad Valenciana es la que más camas cerrará en verano
Una consecuencia directa de estos dos problemas es el aumento de las listas de espera que se incrementan al paralizarse las consultas externas las pruebas diagnósticas y las intervenciones quirúrgicas no urgentes.
Una mayor lista de espera provoca directamente una masificación de los pacientes en los servicios de Urgencias, obligando a los profesionales sanitarios a atenderlos, en muchas ocasiones, en zonas no habilitadas para ello, como los pasillos. También aumenta el índice de enfermos que no son atendidos en la unidad correspondiente a su patología, lo que deteriora la calidad de la asistencia recibida.
Y no solo los hospitales sufren estas consecuencias, los centros de salud no están ajenos. Un alto porcentaje cierran sus puertas por las tardes, lo que supone un nuevo problema para que el ciudadano reciba atención sanitaria cuando lo necesite.