En España, hay más de 450.000 personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA), cifra que se eleva a casi un millón y medio de personas vinculadas a este tipo de trastorno si tenemos en cuenta el impacto que produce en sus familias. Además, según datos ofrecidos por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU, el autismo es el trastorno infantil con mayor prevalencia, siendo diagnosticados 1 de cada 59 niños al año.
“Recibir un diagnóstico de TEA es un golpe muy duro, y el camino supone un enorme esfuerzo familiar y económico”, asegura Blanca Sáenz, madre de cinco hijos, uno de ellos con autismo, en declaraciones a ConSalud.es. “Al principio surgen muchas preguntas, ¿qué tratamiento es el más eficaz?, ¿cómo podemos implantarlo? A veces las dudas se resuelven, pero llega el inconformismo ¿por qué la accesibilidad a estos tratamientos es tan baja?, ¿por qué no hay suficientes profesionales formados en el campo?, ¿por qué no se incluye en las coberturas sanitarias y educativas?
Con el objetivo de dar respuesta a estas y otras muchas preguntas, Blanca puso en marcha Abascool, un centro de formación especializado en el tratamiento del autismo, que junto a la Universidad Complutense de Madrid forma a profesionales, del ámbito clínico o educativo con alumnos TEA, en el Análisis de Conducta Aplicado (ABA), ciencia destinada a la enseñanza de conductas socialmente relevantes y significativas.
El método ABA se basa en datos objetivos y registros sobre la evolución de cada persona
“El método ABA, aplicado específicamente a personas dentro del espectro del autismo, busca mejorar las habilidades de estas personas, así como su calidad de vida y la de sus familias”, asegura Sáenz. Basado en datos objetivos y registros personalizados, esta metodología “se adapta a las necesidades de cada individuo, y permite identificar qué necesidades específicas tiene la persona, elaborando un plan de intervención específico para él o ella, por lo que consigue enseñar a cada uno lo que en cada momento necesita”.
Su alcance es amplio, “se trabajan los aprendizajes que favorecen la autonomía de la persona, y se hace mucho hincapié en la comunicación”. No obstante, no es una intervención sencilla, “requiere tiempo y recursos, conocimiento y capacitación profesional”, destaca Sáenz.
MÉTODO ABA EN ESPAÑA: UNA FORMACIÓN MUY LIMITADA
Para Blanca, la formación superior de profesionales en España en este campo es “muy limitada”. Las terapias Analítico-Conductuales figuran en las guías de buenas prácticas nacionales e internacionales y están recomendadas por la Organización Mundial de la Salud, sin embargo, “en nuestro país, estas intervenciones carecen de cobertura institucional a diferencia de otros países como Estados Unidos, Canadá o Reino Unido”.
Asimismo, incide en los elevados costes sociales a los que se enfrentan las personas con TEA a lo largo de su vida, “las intervenciones tempranas, intensivas y eficaces, minimizan costes futuros. Lo que hacemos y, lo que no hacemos ahora, tiene repercusiones futuras, no podemos permanecer estáticos.”
Por último, Sáenz considera que este tipo de trastornos constituyen “una de las barreras más importantes para la inclusión”, por ello alude que “el acceso a una educación de calidad y tratamientos respaldados con evidencia de eficacia es un derecho básico de la infancia y muy especialmente para colectivos más vulnerables”.