Nace el primer bebé de una madre con cáncer gracias a óvulos madurados en laboratorio y congelados

Cuando la paciente estaba curada cinco años después del cáncer de mama, descubrió que la quimioterapia le había producido infertilidad por lo que se recurrió a los óvulos congelados y su posterior fertilización.

Bebé coge la mano de su madre (Foto: Freepik)
Bebé coge la mano de su madre (Foto: Freepik)
CS
19 febrero 2020 | 11:15 h

Un grupo de médicos franceses ha conseguido que nazca el primer bebé de una madre con cáncer a partir de un óvulo inmaduro que maduró en el laboratorio y fue congelado. Cinco años después, este fue descongelado y fertilizado con éxito.

Este es el resumen del proceso explicado por los responsables médicos que han compartido su experiencia en una carta publicada en Annals of Oncology. A través de este proceso una mujer de 34 años de edad e infértil como consecuencia del tratamiento de quimioterapia al que tuvo que someterse debido a un cáncer de mama, ha conseguido ser madre.

Antes de que la paciente iniciase el tratamiento oncológico, los médicos extrajeron siete óvulos inmaduros. Mediante la utilización de una técnica de maduración in vitro conocida como MIV, estos óvulos se desarrollaron en un laboratorio.

El siguiente paso fue la congelación de los ovocitos una vez ya habían madurado. Para ello se empleó una técnica conocida como vitrificación que consiste en la rápida congelación de los óvulos aplicando nitrógeno líquido para reducir el riesgo de que se formen cristales de hielo que puedan dañar la célula.

Cabe destacar que se trata de la primera vez que se consigue la aplicación de esta técnica y proceso concluya con éxito. Algunos niños han nacido ya como resultado de la aplicación de MIV con una posterior fertilización inmediata y transferencia al paciente sin recurrir a la congelación.

“Vimos a una mujer de 29 años después de su diagnóstico de cáncer y le asesoramos sobre las opciones que había para conservar su fertilidad. Le ofrecimos la opción de congelar los óvulos después de la MIV y también congelar el tejido ovárico. Rechazó la segunda idea, ya que la consideró demasiado invasiva justo dos días después del diagnóstico de cáncer”, explica en la citada carta Michaël Grynberg, del Hospital Universitario Antoine Béclère, y primer autor de la misiva.

"Le ofrecimos la opción de congelar los óvulos después de la MIV y también congelar el tejido ovárico. Rechazó la segunda idea, ya que la consideró demasiado invasiva justo dos días después del diagnóstico de cáncer"

A través de la primera ecografía que se realizó a la paciente se encontraron 17 pequeños sacos llenos de líquido que contenían óvulos inmaduros. La utilización de hormonas que estimulasen sus ovarios quedó descartada ya que el proceso se alargaría en el tiempo y la paciente no podía retrasar el inicio de su tratamiento contra el cáncer de mama.

Motivo por el que seis días después los médicos realizaron un procedimiento de emergencia sin estimulación ovárica a través del que consiguieron recuperarse siete óvulos inmaduros.

Cinco años después y una vez superado el cáncer de mama, la paciente descubría que la quimioterapia le había causado infertilidad. La estimulación ovárica para incrementar la producción de óvulos no podía utilizarse ante el temor de que pudiese causar recurrencia del cáncer de mama. Fue en este momento cuando los médicos se decantaron por la utilización de los óvulos congelados.

Los óvulos que previamente habían sido congelados a -196º consiguieron sobrevivir al proceso y se fertilizaron mediante una inyección de esperma intracitoplasmática (ICSI). Cinco óvulos fueron fertilizados con éxito y un embrión fue transferido al útero de la paciente. El 6 de julio del pasado año nacía Jules, un bebé completamente sano.

“La preservación de la fertilidad siempre debe considerarse como parte del tratamiento para pacientes jóvenes con cáncer. La vitrificación de óvulos o embriones después de la estimulación ovárica sigue siendo la opción más establecida y eficiente”, explica.

“Sin embargo, para algunas pacientes, la estimulación ovárica no es una opción debido a la necesidad de un tratamiento urgente contra el cáncer o alguna otra contraindicación. En estas situaciones, congelar el tejido ovárico es una opción, pero requiere un procedimiento laparoscópico y, además, en algunas enfermedades corre el riesgo de reintroducir células malignas cuando el tejido se trasplanta de nuevo al paciente”, concluye.

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