Hallan nuevas capacidades en fármacos no oncológicos que pueden acabar con células cancerosas

Los investigadores han descubierto estas capacidades en medicamentos ya existentes destinados al tratamiento de la diabetes, el alcoholismo o la artritis en perros.

Valisure vincula el fármaco Zancac con altos niveles cancerígenos (Foto. Freepik)
Valisure vincula el fármaco Zancac con altos niveles cancerígenos (Foto. Freepik)
CS
28 enero 2020 | 00:00 h

Un grupo de investigadores perteneciente al Broad Institute del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), de la Universidad de Harvard y el Dana-Farber Cancer Institute ha analizado de forma sistemática más de 4.500 compuestos farmacológicos ya desarrollados y han encontrado un total de 49 cuya actividad anticancerígena no había sido demostrada con anterioridad.

“Hemos descubierto un sorprendente número de medicamentos no oncológicos que son capaces de eliminar las líneas celulares del cáncer en el laboratorio”, señala el doctor Steven Corsello, uno de los autores principales del estudio. Los investigadores han probado los medicamentos en de 570 líneas celulares de cáncer humano en la Enciclopedia de líneas celulares de cáncer de Broad (CCLE).

Las conclusiones del estudio han sido publicadas en la revista Nature Cancer y han revelado además nuevos mecanismos y objetivos farmacológicos que podrían abrir la puerta al desarrollo de nuevos medicamentos contra el cáncer o reutilizar los ya existentes para el tratamiento de algunos tumores.

“Probamos 4.518 compuestos en total en este experimento”, explica Corsello. “Encontramos 49 medicamentos no oncológicos que fueron capaces de eliminar selectivamente las líneas celulares de algunos tipos de cáncer”.

El grupo de investigadores ha seleccionado cuatro de los 49 medicamentos para someterlos a más pruebas con el objetivo de comprender mejor cómo consiguen atacar y acabar con las células cancerosas. Estos medicamentos incluyen un tratamiento para la diabetes, otro para el abuso del alcohol, un fármaco para la inflamación y otro destinado a tratar la artritis en perros.

“Encontramos 49 medicamentos no oncológicos que fueron capaces de eliminar selectivamente las líneas celulares de algunos tipos de cáncer”

Nos encontramos ante el estudio más grande realizado en la historia del Centro de Reutilización de Medicamentos del Broad Institute. Actualmente cuenta con una colección que supera los 6.000 medicamentos y compuestos que han sido aprobados o que han demostrado su seguridad en ensayos clínicos por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés).

En este punto cabe señalar que también ha sido la primera vez que los investigadores han examinado la colección completa de medicamentos para determinar sus capacidades anticancerígenas, a pesar de que la gran mayoría son medicamentos que no han sido desarrollados para combatir el cáncer.

La investigación se ha desarrollado siguiendo un método de código molecular conocido como PRISM tal y como explica Todd Golub, director científico y director del Programa de Cáncer en el Broad Institute, investigador en Genética del Cáncer Humano en el Dana-Farber y profesor de pediatría en la Facultad de Medicina de Harvard.

Los investigadores etiquetaron cada una de las líneas celulares con una especie de código de barras de ADN a través del que han podido agrupar varias líneas celulares y acelerar el experimento. Después el equipo expuso cada grupo de células a un único compuesto de la biblioteca de reutilización para medir la tasa de supervivencia de las células cancerosas.

Algunos de estos compuestos acabaron con las células cancerosas de formas sorprendentes. “La mayoría de los medicamentos contra el cáncer existentes bloquean las proteínas, pero estamos descubriendo que los compuestos pueden actuar a través de otros mecanismos”, expone Corsello.

Estos medicamentos incluyen un tratamiento para la diabetes, otro para el abuso del alcohol, un fármaco para la inflamación y otro destinado a tratar la artritis en perros

Algunos de los compuestos analizado no han actuado inhibiendo las proteínas sino que han estabilizado las interacciones entre estas. El equipo de investigadores explica que casi una docena de medicamentos no oncológicos consiguieron acabar con las células cancerosas que expresen una proteína denominada PDE3A, al estabilizar la interacción entre esta proteína y otra conocida como SLFN12. Un mecanismo que se desconocía previamente en estos medicamentos.

Corsello matiza que estos sorprendentes mecanismos farmacológicos han sido más fáciles de encontrar gracias al empleo de un enfoque basado en la medición de la supervivencia celular, en vez de la utilización de los métodos tradicionales orientados a la detección de alto rendimiento que no están basados en las células.

La gran mayoría de los medicamentos no oncológicos que acabaron con las células cancerosas en el estudio, alcanzaron este objetivo al interactuar con un objetivo molecular previamente no reconocido.

Los investigadores ponen como ejemplo la Tepoxalina. Se trata de un medicamento antiinflamatorio que, en origen, fue desarrollado para su uso en personas pero ha sido aprobado para el tratamiento de la artritis en perros. Este medicamento eliminó las células cancerosas atacando a un objetivo desconocido en las células que sobreexpresan la proteína MDR1. Es esta proteína la que habitualmente es la responsable de impulsar la resistencia a los medicamentos de quimioterapia.

Otro de los hallazgos más destacados de este estudio es el hecho de poder predecir si algunos medicamentos serían capaces de eliminar cada línea celular mediante la observación de las características genómicas de la línea celular (como las mutaciones o los niveles de metilación). Un paso que podría traducirse en la utilización como biomarcadores que determinarían qué pacientes se beneficiarían de ciertos medicamentos.

Entre los ejemplos expuestos por los investigadores destacan también los compuestos que contienen Vanadio. Este elemento está presente en los medicamentos destinados al tratamiento de la diabetes y se ha descubierto que  eliminaban las células cancerosas que expresaban el transportador de sulfato SLC26A2.

Los investigadores concluyen señalando que estas características genómicas están ofreciendo una serie de hipótesis iniciales sobre la forma en la que podrían estar actuando estos medicamentos con el objetivo de poder abrir la puerta al desarrollo de nuevas terapias contra el cáncer

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