Placentofagia, los riesgos para la salud de comerse la placenta después de parir

En Estados Unidos un informe destaca el caso de una madre que, tras hacerlo, transmitió luego a su bebé una infección recurrente a través de la lactancia.

Actualmente no hay evidencia científica sobre los beneficios de la placentofagia
Actualmente no hay evidencia científica sobre los beneficios de la placentofagia
CS
20 agosto 2018 | 00:00 h
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Famosas de la talla de Kim Kardashiam han reconocido en sus redes sociales que se han comido su propia placenta después de dar a luz. Con más de 115 millones de seguidores sólo en Instagram, sin duda ha podido llegar a convertir en ‘tendencia’ tal hábito. A pesar de lo que pueda parecer, esta práctica no supone ningún beneficio, sino que incluso puede llegar a poner en riesgo la salud de las madres y sus bebés.

Así lo revela un estudio científico publicado en American Journal of Obstetrics and Gynecology, en el que se concluye que no hay evidencia científica sobre los beneficios de la placentofagia, acto de comer la placenta cruda, cocida o en forma de píldora. Asimismo, un informe realizado por el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos destaca el caso de un bebé que tuvo una infección recurrente producida por estreptococos, debido a que su madre había estado ingiriendo las famosas cápsulas con su placenta. Le transmitió la infección a su hijo a través de la lactancia.

En España son las doulas quienes abiertamente recomiendan la práctica de la placentofagia

En España son las doulas quienes abiertamente recomiendan esta práctica. El Consejo General de Enfermería (CGE) lleva años denunciando la situación de estas mujeres que asisten a embarazadas antes, durante y después del parto sin preparación médica y desaconsejando la asistencia tradicional de especialistas sanitarios.

Los servicios de las doulas cuestan alrededor de 1.200 euros que cobran "en negro". Además, los cursillos de formación, de diez semanas de duración, adjudican un título falso e ilegal y tienen un coste de casi 2.000 euros. Desde el Consejo General de Enfermería sostienen que se trata de "fraude fiscal".

“Es una actividad que puede conllevar riesgos para la salud de las madres y niños”, dice por su parte el Sindicato de Enfermería (Satse) al referirse a ellas, unas mujeres que ofrecen su asesoramiento y apoyo durante y después del embarazo sin tener la cualificación y los conocimientos necesarios para hacerlo.

Desde la organización sindical precisan que se trata de un negocio en el que se busca "un beneficio económico personal", además de recordar que desarrollan una actividad "ilegal" y que puede suponer "un claro ejemplo de intrusismo profesional".

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
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