Prescripción con efecto placebo en España y en el mundo: “Aún en pañales”

En España no es común prescribir como efecto placebo, pero durante los últimos años se ha visto los beneficios en los pacientes, principalmente en el tratamiento del dolor

Medicamentos (Foto. Freepik)
Medicamentos (Foto. Freepik)
Paola de Francisco
23 mayo 2022 | 13:00 h

“Aproximadamente el 15% de las incidencias identificadas por los farmacéuticos de atención primaria en las revisiones de tratamiento son medicamentos sin indicación clara”, señalaba para este medio el Dr. José Manuel Izquierdo Palomares, jefe del Servicio de Farmacia de la Gerencia Asistencial de Atención Primaria de la Comunidad de Madrid. Y es que hay medicamentos que se recetan cuando a veces no hace falta clínicamente, lo que lleva a una sobremedicación, pero también un porcentaje de ellos se recetan con efecto placebo.

El placebo es un elemento que se conoce desde la Edad Media, una forma de tratamiento que durante siglos ha sido valorada por sus efectos en los pacientes, aunque no se pudiera explica de forma científica. Se observa en los ensayos clínicos, donde los pacientes de la fase de control, que reciben placebo sin saberlo, presentan mejorías, no tan grandes como los que reciben los fármacos que se están estudiando, pero sí con alguna relevancia.

El efecto placebo es capaz de mitigar el dolor y mejorar el ánimo de los pacientes, según han demostrado diferentes estudios a lo largo de la historia. Investigadores reconocen que puede mejorar el síndrome del intestino irritable, el dolor lumbar, la depresión o la rinitis alérgica, e incluso señalan que la sustitución de fármacos por placebo en terapia de trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) o en la psoriasis mejora la situación de los pacientes.

Es común que en todas las especialidades médicas se produzca un “esfuerzo por minimizar los efectos no específicos del tratamiento, entre los cuales el efecto placebo tiene la peor reputación”

Pese a ello, las pocas investigaciones realizadas y la preocupación por las cuestiones éticas y legales de engañar, lleva a que el tratamiento con esta opción esté “aún en pañales” como señala una investigación publicada en la revista Frontiers in psychiatry.

CON MALA REPUTACIÓN

Dentro la estimación de la eficacia de las intervenciones, es común que en todas las especialidades médicas se produzca un “esfuerzo por minimizar los efectos no específicos del tratamiento, entre los cuales el efecto placebo tiene la peor reputación”, según resume otra investigación publicada en revista Frontiers in psychiatry. Aunque, continúa el estudio, ya existen distintas especialidades que aceptan que los “efectos placebo/nocebo existen fuera de los ensayos controlados con placebo en la medicina diaria, y contribuyen en gran medida al éxito o al fracaso del tratamiento del paciente, a veces incluso más que los fármacos disponibles”.

Hace una década, según un estudio publicado en Anales de Medicina Interna, se aceptaba el uso de placebo en circunstancias como la ausencia de un tratamiento efectivo, cuando el tratamiento con efecto placebo es corto, cuando no agrega riesgos no relacionados a la patología de base y cuando el paciente lo acepta. Sin embargo, la escasez de los estudios reduce su uso.

 “Las prescripciones tienen una intención clara de curar o paliar síntomas, no solo de convencer al paciente de que le harán efecto y ya”, incide Marisa Alonso

En general, los médicos solo prescriben con efecto placebo tras asegurarse de que no perjudicará al paciente, por lo que el medicamento puede no hacerle nada o tener ese efecto placebo y mejorar la salud del paciente.  “Las prescripciones tienen una intención clara de curar o paliar síntomas, no solo de convencer al paciente de que le harán efecto y ya”, incide Marisa Alonso, integrante de la subcomisión de revisión de uso de medicamentos.

Actualmente, “lo poco que vemos se da sobre todo en la cuestión del tratamiento del dolor, con dosis bajitas de paracetamol o algún antiinflamatorio por ejemplo”, continúa. En la mayoría de estos casos, se utiliza para tratar el dolor en pacientes que ya tienen varios medicamentos prescritos para este problema de salud con los que no han observado beneficios.

“En estas situaciones, por el mero hecho que piensen que les aumentan la dosis o les prescriben un medicamento más para el dolor mejoran, cuando en la realidad lo que pueden aumentar o cambiar de dosis es muy poco”. Pero, “todavía queda mucho por estudiar e investigar en este efecto placebo y la repercusión social y económica que puede tener en nuestra sociedad de hoy en día”, concluye Alonso.

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