El programa de HOGAR SÍ y Fundación MAAS supone al SNS un ahorro neto de 27.216 euros al año

Desde HOGAR SÍ y Fundación MAAS se considera que evidentemente la garantía de derechos debe estar en el centro de las políticas públicas, pero que, además, en este caso es más eficiente en términos económicos poner los medios para resolver el problema.

Persona sin hogar (Foto. Pexels)
Persona sin hogar (Foto. Pexels)
Ángel Luis Jiménez
24 noviembre 2022 | 12:00 h

HOGAR SÍ y Fundación MAAS, organizaciones que trabajan en alianza en el marco del proyecto de viviendas para la recuperación de la salud que reciben el nombre de Hogares Asun Almajano, han presentado los resultados de la evaluación, en la que ha participado un equipo de la Universidad de Murcia, sobre este proyecto que se desarrolla en la actualidad en la Comunidad de Madrid, Andalucía y la Región de Murcia. La presentación ha tenido lugar en el I Foro sobre Salud y Sinhogarismo: claves para garantizar el derecho a la salud en el Senado.

El proyecto “Viviendas para la recuperación de la salud. Hogares Asun Almajano” ofrece una solución a las necesidades relacionadas con el derecho a la salud de las personas afectadas por el sinhogarismo. Se trata de un servicio basado en vivienda que promueve la mejora integral de las personas en situación de sinhogarismo en proceso de convalecencia o con enfermedades crónicas. El 71,9% de las personas que entran al programa lo hacen por una convalecencia y el 24,6% por una enfermedad crónica.

La primera evaluación de este proyecto ofrece importantes resultados sobre las mejoras en las personas en situación de sinhogarismo que han accedido al programa para pasar su proceso de convalecencia.

De forma general, la evaluación manifiesta que las personas que viven sus procesos en estas viviendas muestran unos resultados positivos. Las personas que completan con éxito su estancia en el proyecto permanecen en este una media de ocho meses, mostrando mejoras en áreas como la reducción de su dependencia para las actividades básicas de la vida diaria (descendiendo del 60% que mostraban alguna dependencia a la entrada, al 25% a la salida) o la gestión de su medicación (pasando de un 55,2% de personas que eran autónomas con su medicación a la entrada, a un 72,2% a la salida).

También muestra la evaluación realizada mejoras en el deterioro cognitivo de las personas y los indicadores de salud mental de las personas participantes. Uno de los factores aparejados a esto, es la percepción de seguridad que tienen las personas participantes en el programa, alcanzando una puntuación de 4,6 sobre 5, así como la disminución de las cifras de victimización que presentan las personas participantes a la salida del programa respecto a su comienzo, pasando de 66,7% que presentaban algún tipo de victimización a un 37,5%.

Respecto a la situación residencial de las personas, se observa que el 46,4% al entrar al programa no contaba con un techo reduciéndose al 8,9% al salir de su convalecencia. Paralelamente, una de cada tres personas sale del programa a una vivienda normalizada. Desde las organizaciones hacen hincapié en que este puede ser uno de los resultados más importantes, ya que no se trata solo de dar respuesta a la situación coyuntural de convalecencia de las personas sino de producir cambios estructurales en sus vidas que avancen en la resolución de su situación de sinhogarismo.

El 71,9% de las personas que entran al programa lo hacen por una convalecencia y el 24,6% por una enfermedad crónica

De acuerdo con los datos de la evaluación realizada por un equipo de la Universidad de Murcia, el ahorro bruto por usuario y año que genera el programa es de 34.556 euros. La evaluación compara los datos reales de gasto sanitario de las personas, antes y durante su estancia en el recurso, y demuestra que se producen descensos significativos en las visitas a urgencias, las pruebas diagnósticas, así como los ingresos y estancias hospitalarias. Por el contrario, aumenta el uso de la atención primaria y el uso de medicamentos, lo que es un indicador de un acceso normalizado a los servicios sanitarios y de un mejor control de las patologías.

Desde ambas organizaciones destacan también el ahorro en términos de coste de oportunidad que produce el programa, ya que cada plaza que se consigue liberar en recursos hospitalarios gracias a este recurso puede utilizarse para atender otras necesidades.

Dado que el coste medio de una plaza en este recurso es de 27.000 euros al año, nos encontramos ante un recurso que no solo ofrece un servicio necesario y que ofrece unos buenos resultados, sino que además compensa sobradamente la inversión realizada en él.

Se demuestra así que este tipo de programas es coste-efectivo. Es decir, se trata de una respuesta institucional de calidad a la que es eficiente dedicar financiación ya que se consiguen resultados la salida del sinhogarismo de las personas a la vez que se ahorran recursos al sistema público de salud.

Desde HOGAR SÍ y Fundación MAAS se considera que evidentemente la garantía de derechos debe estar en el centro de las políticas públicas, pero que, además, en este caso es más eficiente en términos económicos poner los medios para resolver el problema.

HOGAR SÍ es una entidad de iniciativa social, no lucrativa, independiente y plural, de ámbito estatal creada en 1998, que existe para conseguir que ninguna persona viva en la calle

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