El sodio en nuestra salud y dieta: “No es cuestión de sal sí o sal no”

Los beneficios de la sal y los peligros por su abuso son especialmente desconocidos en la sociedad, “es necesaria, pero no hay que sobrepasarse”

La sal en la dieta y su impacto en la salud (Foto. Freepik)
La sal en la dieta y su impacto en la salud (Foto. Freepik)
Paola de Francisco
19 abril 2022 | 00:00 h

Existe en la sociedad diversas creencias sobre la sal, desde los que la consideran perjudicial e intentan conseguir dietas de cero sal, hasta los que la consideran beneficioso y necesario para dar sabor a la comida y la consumen a veces abusando. Estas dos posturas, sin embargo, están equivocadas y son perjudiciales para la salud. "No es cuestión de sal sí o sal no”, indica la Dra. María Rosa Fernández Olmo, presidenta electa de la Asociación de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC). “Es cuestión de controlarla”, matiza a Consalud.es.

Lo importante que tiene la sal para nuestra salud es el sodio. Un ión que como el carbono o el calcio es necesario para nuestro organismo y forma parte de las vías metabólicas y celulares. Como señala la Dra. Carolina Maicas Bellido, facultativa especialista del Área de Cardiología del Hospital Universitario de Toledo, “el sodio no solo gobierna el desplazamiento de los fluidos a través de los distintos compartimentos corporales, sino que además es necesario para generar los potenciales electroquímicos de las membranas de las células excitables de nuestro cuerpo, es decir, del sistema nervioso, del sistema de excitoconducción cardiaca y de las células musculares”.

Es decir, el sodio mantiene el equilibrio hidroeléctrico, determinando cuánta agua entra o sale de las células para mantener la misma cantidad a ambos lados de la membrana celular. Un exceso de sal provoca que salga más agua de la célula, deshidratándola; mientras que si el exceso es de agua ésta entra a la célula y la hincha. “Si el mecanismo no funciona bien o se lleva al límite, las células sufren daños”, continúa la Dra. Maicas Bellido.

Es importante controlar la sal que se consume, “saber cuánta sal ingerimos y reducirla hasta la cantidad necesaria para evitar un problema asociado”

Al tomar una alta cantidad de sal, el riñón se ve obligado a eliminar el exceso de sodio a través de la orina, lo que puede supone un reto que afecte al riñón, lo que a su vez supone una amenaza para el resto del organismo y la salud del paciente. Esta situación que lleva a retención de líquidos, empeora con la hipertensión arterial, ya que el aumento de la presión de la sangre en las arterias afecta al filtrado de la sangre en los riñones, lo que hace que el exceso de sodio no se limpie bien.

Pero, además, distintos estudios asocian el aumento de la prevalencia de la hipertensión con el consumo excesivo de sodio. “El consumo excesivo de sal se sabe que puede provocar desajustes en pacientes con patologías cardiacas como la hipertensión y hacer que empeoren los mecanismos de estas enfermedades”, indica la Dra. Fernández Olmo. Por eso es importante controlar la sal que consume, que no es hablar de sal sí o sal no, sino “saber cuánta sal ingerimos y reducirla hasta la cantidad necesaria para evitar un problema asociado”.

EL PROBLEMA DE CONSEGUIR DIETAS BAJAS EN SAL

En este sentido las dietas de sal controlada previene de enfermedades y al mismo tiempo, son importantes para el abordaje de ciertas patologías. “La restricción del consumo de sodio está entre las medidas higiénico-dietéticas que constituyen el primer escalón de tratamiento en los pacientes hipertensos, pues no sólo previenen y retrasan el desarrollo de hipertensión sino que también reducen las cifras de tensión arterial, además de favorecer el efecto de los fármacos antihipertensivos permitiendo incluso reducir el número y la dosis de los mismos y, por tanto, sus efectos secundarios”, manifiesta la Dra. Maicas Bellido.

“Una reducción en la ingesta de sodio puede reducir la presión arterial sistólica, en promedio, 5,8 mmHg en pacientes hipertensos, y 1,9 mmHg en normotensos”

Como señala, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se recomienda que los adultos consuman menos de 5 gramos de sal al día y un niño e 3-4 gramos. Por encima de esta cantidad se considera un abuso y puede llevar a riesgos de hipertensión y desajuste del metabolismo, como hemos visto. “Una reducción en la ingesta de sodio puede reducir la presión arterial sistólica, en promedio, 5,8 mmHg en pacientes hipertensos, y 1,9 mmHg en normotensos”, indica la cardióloga del Hospital de Toledo. En los pacientes hipertensos, la ingesta óptima de sal podría limitarse a 3 g/al día, siendo imposible llegar a una dieta sin nada de sal.

Hay que tener en cuenta que la mayoría de alimentos que ingerimos contiene sal: la comida que condimentamos, la sal presente a veces en el agua que bebemos en el domicilio o en alimentos de forma oculta. De hecho, el 80% de la sal que consumimos viene de esa sal oculta o invisible de la industria alimentaria, en su mayor parte añadida a los alimentos procesados, lo que hace que sea muy difícil tener una ingesta de sodio muy baja o insuficiente, y por tanto llegar a los niveles cero sal, que tampoco son recomendables dado el papel del sodio en el metabolismo.

Pero también el origen de la sal que consumimos facilita reducirla. Es recomendable elegir, siempre que sea posible, productos frescos y evitar los precocinados o los alimentos con alto contenido en sodio. Priorizando una alimentación saludable, alta en verdura y baja en sal desde la infancia, además, “permite prevenir la enfermedad antes de que se desarrolle”, concluye la Dra. Fernández Olmo.

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
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