"Empecé a sentirme muy desubicada y mareada. No podía caminar. Al llegar a casa me vi un pinchazo"

Angèlica, de 20 años, cuenta a este medio su experiencia con lo que parece ser un caso de sumisión química por un pinchazo. Como ella, cientos de mujeres en lo que va de verano han denunciado haber sido víctimas de pinchazos en ambientes de fiesta

Festival de música. (Foto. Freepik)
Festival de música. (Foto. Freepik)
Agustina Uhrig
8 agosto 2022 | 13:00 h

Ocurrió en Pedreguer (Alicante) a principios de julio. Angèlica, de 20 años y natural de Dènia, estaba con sus amigos en las fiestas del pueblo cuando comenzó a notar que algo no iba bien. “Empecé a encontrarme mal, muy mareada y muy desubicada”, cuenta la joven a ConSalud.es. Angèlica se apoyó en sus amigas, que la acompañaron mientras descansaba sentada porque, literalmente, no podía caminar. En ese momento, ni ella ni sus amigas le dieron más importancia. No había probado gota de alcohol en toda la noche, así que pensaron que la cena le habría sentado mal o, simplemente, estaría cansada.

Abajo a la izquierda, la lesión que Angèlica Ribes sospecha que fue un pinchazo. (Foto. Cedida por ella)

Fue a las dos horas, después de mareos que se iban para volver con mayor intensidad, cuando al llegar a casa e ir al baño notó una lesión. “Tenía una pequeña rojez y un moratón en el muslo al lado de donde siempre tengo una marca. Parecía un pinchazo o que me habían intentado pinchar, pero no le salió bien la jugada”, explica. En la imagen se aprecia el moratón y, abajo a la izquierda, el presunto pinchazo. 

Sobre las sensaciones, reconoce que no bebe mucho, pero cuando sí lo hace, no se siente "tan desubicada y mareada". "Si bebes un poco eres consciente de tus acciones, pero en ese momento estaba bastante más débil y no había bebido nada de alcohol”, confiesa a este medio.

El de Angèlica no ha sido el único caso. Cientos de personas, mayoritariamente mujeres, han vivido experiencias similares en lo que va de verano. La víctima suele ser una chica joven en un ambiente de fiesta, como un festival o discoteca. Los síntomas van desde mareos, sensación de hormigueo, pérdida de conciencia, escozor en la zona del pinchazo o sin síntomas, en el caso de que no se haya llegado a administrar ninguna sustancia.

“Había oído casos, pero en discotecas lejos de aquí. No pensaba que pudiese ocurrir en las fiestas de un pueblo”

La joven reconoce que, en ese momento, el tema de los pinchazos era apenas un rumor. “Había oído casos, pero en discotecas lejos de aquí. No pensaba que pudiese ocurrir en las fiestas de un pueblo”. Pedreguer, el lugar donde ocurrió la presunta agresión, apenas recoge unos 7.000 habitantes, si bien está a unos minutos de zonas muy turísticas en verano como Dènia o Jávea. A día de hoy, Angèlica ya ha conocido otros casos de presuntos pinchazos en discotecas de Dènia.

Como muchas víctimas, el temor a no ser creída o no tener las suficientes pruebas, ha llevado a Angèlica a no denunciar. “Ya ha pasado un mes y tampoco me ha pasado nada grave. Además, hace poco escuché una experiencia de una chica que fue a denunciar y no la creían, le pusieron muchas pegas…”. Sobre las acusaciones de “invento”, la joven defiende que se trata de una ofensa a las víctimas. En especial a aquellas que pueden o pudieron no tener la suerte de estar en un entorno seguro y apoyadas. “Es una falta de respeto que digan que no es verdad, cuando ya se ha demostrado hasta dónde pueden llegar las cosas”.  

Días después de la presunta agresión, Angèlica pidió cita con su médico para que le hicieran análisis. Tardó unos días porque “no sabía qué hacer” y tenía miedo de que “la trataran de paranoica”. Afortunadamente, las analíticas que le hicieron determinaron que todo estaba bien y no tenía ningún problema de salud ni enfermedad transmisible. 

La sumisión química es un problema de salud pública que registra casos todas las semanas, siendo el alcohol la droga más frecuente

Tras el incidente, ni ella ni sus amigas han renunciado a su vida. Siguen saliendo y siguen estando alerta. Siempre juntas, apoyándose las unas a las otras y vigilando sus bebidas. Y ahora más pendientes ante cualquier síntoma inhabitual: “A la mínima que notemos cualquier cosa rara, enseguida vamos a revisarnos el cuerpo para ver si ha pasado algo”.

SUMISIÓN QUÍMICA, UN PROBLEMA INFRAESTIMADO

Cada vez son más las mujeres que aseguran haber sido víctimas de un pinchazo. La sumisión química es un problema de salud pública que registra casos todas las semanas. Con todo, el tema de los pinchazos “no es lo típico”, aseguraba recientemente a este medio el presidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias en Madrid (Semes), el Dr. Juan Armengol.

“De sumisión química vemos entre uno y tres casos por semana”, asegura el Dr. Armengol, que reconoce que se trata de un problema “infraestimado” en el que el alcohol suele ser la droga más utilizada. El mecanismo oportunista, es decir, aprovechar que la víctima ha bebido para cometer un robo o agresión, es el más habitual. También se registran casos, aunque en menor medida, de sumisión química por mecanismo inducido. Es decir, cuando el agresor activamente administra alguna sustancia a la víctima.

“Entre el 35 y el 40% de las mujeres que viven en países desarrollados como el nuestro, a lo largo de su vida sufrirán una agresión sexual asociada a la administración de sustancias, sea de forma oportunista o inducida. Es una realidad, pero el número de denuncias es muy bajo para el potencial número de casos”, asegura el Dr. Armengol.

Como en el caso de Angèlica, el desconcimiento, la falta de formación y prevención, la sensación de que no servirá para nada denunciar y la vergüenza debido al estigma, son algunas de las razones que llevan a las víctimas a no denunciar.

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
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