Los hábitos saludables de por vida son claves tras una cirugía de la obesidad

La tasa de éxito de la intervención es alta y se puede reducir una reducción de hasta el 40% del peso inicial si se cumplen las pautas dietéticas y la suplementación nutricional, entre otros factores.

La SEEN elabora recomendaciones alimentarias para pacientes de cirugía bariátrica y de obesidad
La SEEN elabora recomendaciones alimentarias para pacientes de cirugía bariátrica y de obesidad
CS
6 agosto 2018 | 17:16 h
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La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), desde sus áreas de Nutrición y de Obesidad, ha elaborado cuatro documentos sobre recomendaciones alimentarias y de actividad física para pacientes operados de cirugía bariátrica o cirugía de la obesidad. La tasa de éxito de esta intervención es alta y se puede conseguir una reducción entre el 20% y el 40% del peso corporal inicial siempre que se modifiquen los hábitos de vida y se haga un adecuado seguimiento de la pauta dietética y la suplementación nutricional.

Como manifiesta la doctora Nuria Vilarrasa, coordinadora del Grupo de Obesidad de la SEEN, “no se trata de una cirugía estética, sino de un procedimiento encaminado a prevenir o mejorar las complicaciones médicas que pueda ocasionar la obesidad del paciente, a través de una pérdida de peso suficiente” y añade que “es una oportunidad para que adquirir y mantener unos hábitos de vida saludables sea más sencillo”.

“No se trata de una cirugía estética, sino de un procedimiento encaminado a prevenir o mejorar las complicaciones médicas que pueda ocasionar la obesidad del paciente"

En general, la SEEN recomienda evitar los alimentos grasos, los dulces, las bebidas con gas, los refrescos azucarados, los zumos y el alcohol; y aconseja la ingesta de proteínas en forma de pescado blanco y carnes blancas. Las cocciones más recomendables son: hervidos, vapor, microondas, horno y en papillote, controlando la cantidad de aceite. Se aconseja evitar frituras, rebozados, empanados y guisos. Asimismo, la doctora María Ballesteros, coordinadora del Área de Nutrición de la SEEN, resalta la importancia de “llevar un registro alimentario de todo lo que se consume como herramienta útil para el seguimiento médico y para que el paciente sea consciente de lo que come“.

Los déficits nutricionales de proteínas, vitaminas y minerales son frecuentes después de este tipo de intervenciones, por lo que es fundamental el papel del especialista en la monitorización y la suplementación de por vida del paciente para evitar complicaciones. Tras la cirugía, la alimentación se hará de manera progresiva, atravesando varias fases que se diferencian en textura y consistencia. “Se comienza con una dieta de tolerancia líquida postquirúrgica, pasando, posteriormente, a otra de consistencia puré, seguida de una dieta blanda y finalizando con una dieta de consistencia normal. Todas ellas se  adaptarán de manera individualizada, promoviendo una alimentación saludable y equilibrada, y los tiempos de cada fase dependerán del tipo de cirugía y de la aceptación del paciente”, señalan las especialistas.

El ejercicio físico diario progresivo en frecuencia, intensidad y duración también es imprescindible para una evolución favorable. Inicialmente, se recomienda pasear y realizar ejercicios suaves de resistencia para evitar la pérdida de masa muscular“. Progresivamente, el paciente podrá hacer otro tipo de ejercicios, como pilates, yoga, gimnasia de mantenimiento, natación (aquagym) y clases de baile, alternando con 2-3 sesiones a la semana de ejercicios de fuerza”, indica la doctora Vilarrasa.

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