Durante el encuentro, se abordan aspectos relacionados con el diagnóstico precoz clínico y etiológico, “haciendo hincapié en el valor de los péptidos natriuréticos y su alto valor predictivo negativo, y en la utilidad y correcta indicación de las distintas pruebas de imagen, ecocardiograma, resonancia magnética cardiaca, angioTAC, medicina nuclear y cateterismo”, recuerda la doctora.
Asimismo, el encuentro se aproxima a las consideraciones de esta patología en poblaciones especiales “como los mayores de 75 años, donde la prevalencia de la insuficiencia cardiaca no solo es mayor, sino que, además, en general, los pacientes suelen presentar múltiples patologías, están polimedicados y son más susceptibles de presentar efectos secundarios e interacciones”, advierte Barrios.
Por último, los sanitarios tratan los puntos clave en el seguimiento de este tipo de pacientes como la valoración de la clase funcional en la que se basan la mayor parte de las medidas terapéuticas, según la clasificación de la New York Heart Association y “pruebas más objetivas como el test de caminar seis minutos o la ergometría con consumo de oxígeno, así como el seguimiento analítico incluyendo el diagnóstico del déficit funcional y absoluto de hierro, y los criterios de derivación a urgencias, ingreso hospitalario y atención temprana posterior en los servicios de atención primaria”, concluye.
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