El investigador Juan Lerma ha presentado su dimisión como director del Centro Internacional de Neurociencia Cajal (CINC) tras una serie de discrepancias con la actual presidencia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Estas diferencias se centran en el destino y la ambición del organismo, que Lerma pretendía convertir en líder mundial en la investigación de enfermedades del cerebro, dándole autonomía y atrayendo capital privado.
El proyecto inicial de Lerma consistía en ubicar el CINC en un megaedificio de 30.000 metros cuadrados situado en el campus de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid). Sin embargo, por decisión del CSIC, actualmente presidido por Eloísa del Pino, este espacio se ha transformado en el Centro de Investigaciones Interdisciplinares de Alcalá (Ci2A), un centro de servicios y administrativo.
“Desde que en 2022 llega la nueva presidencia al CSIC, la orientación cambia y se deja de lado el centro científico”
Lerma ha lamentado profundamente esta decisión, calificándola como "una oportunidad de oro perdida". El investigador ha expresado su frustración al ver cómo el CINC, que nacía como un centro propio del CSIC con la idea de avanzar hacia un modelo autónomo de gestión y organización, ha sido relegado a un segundo plano.
El Ci2A, que será inaugurado el próximo 18 de febrero, albergará además del CINC, al Instituto Cajal (IC), el Instituto de Química Orgánica General (IQOG) y el Instituto de Química Médica (IQM). Las instalaciones, con capacidad para 900 empleados y que destinarán 4.700 metros cuadrados a un animalario, fueron creadas originalmente para albergar el Instituto de Medicina Molecular Príncipe de Asturias (IMMPA), un proyecto que no llegó a concretarse debido a la crisis económica.
Lerma ha explicado que desde la llegada de la nueva presidencia al CSIC en 2022, la orientación del organismo cambió, dejando de lado el centro científico y apostando por un centro de servicios. “La idea era hacer un centro con gobernanza propia, tipo CNIO, para agilizar la gobernanza tan rígida que depende de la administración general del Estado. Y en eso hemos seguido trabajando, pero desde que en 2022 llega la nueva presidencia al CSIC, esta orientación cambia y se deja de lado el centro científico”, ha lamentado Lerma.