Los suplementos de vitamina D no previenen las fracturas óseas en la población general

Los complementos dietéticos de vitamina D solo serían necesarios en grupos concretos, como mujeres mayores con un déficit nutricional importante y que no pueden exponerse al sol

Los suplementos de vitamina D solo serían necesarios en casos concretos
Los suplementos de vitamina D solo serían necesarios en casos concretos
REDACCIÓN CONSALUD
19 febrero 2019 | 11:32 h
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Suplementar con vitamina D de forma generalizada podría responder más a una moda que a una necesidad, con consecuencias como la medicalización y el incremento del gasto sanitario. Así lo concluye un nuevo análisis de Nutrimedia, que desmiente la creencia de que los suplementos de vitamina D reducen el riesgo de fracturas en población general. Nutrimedia es un proyecto del Observatorio de la Comunicación Científica (OCC) de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), dirigido por Gonzalo Casino, profesor del Departamento de Comunicación de la UPF, y realizado en colaboración con el Centro Cochrane Iberoamérica, y el apoyo de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología.

La preocupación por la posible aportación insuficiente de vitamina D entre la población ha llevado en las últimas décadas a que se hagan recomendaciones dietéticas y de complementos nutricionales para incrementar su ingesta. Estas recomendaciones se hacían con el objetivo de mejorar la salud de los huesos y prevenir las fracturas a medio plazo, particularmente las de cadera. Algunos organismos, sin embargo, ya habían empezado a cuestionar estas recomendaciones.

Es cierto que, al principio, observamos que los resultados de los estudios mostraban una disminución en las fracturas entre las mujeres mayores internadas en residencias geriátricas o centros de larga estancia, pero las revisiones más recientes han cuestionado este efecto", explica Pablo Alonso Coello, investigador del Centro Cochrane Iberoamérica y autor de la evaluación.

Hay casos puntuales en los que sí estaría indicada la suplementación con vitamina D por prescripción médica, por ejemplo, en personas que sufren osteomalacia o raquitismo

El grado de certeza de los resultados de la investigación es alto, por lo que es muy poco probable que nuevos estudios modifiquen este resultado. "Se trata de una revisión sistemática muy exhaustiva que evalúa 81 estudios con un total de más de 50.000 participantes. El diseño y ejecución de estos estudios, así como el efecto consistente observado, nos permite afirmar con confianza la ausencia de un efecto protector en la población general, por lo que consideramos que es muy improbable que futuros estudios cambien el resultado observado en esta nueva evaluación ", añade Alonso Coello.

La evaluación también hace mención del estudio VITAL, recientemente publicado, el cual muestra que el consumo de suplementos de vitamina D tampoco reduce el riesgo de cáncer ni el de enfermedad cardiovascular. Tal y como indica este análisis de Nutrimedia, hay casos puntuales en los que sí estaría indicada la suplementación con vitamina D por prescripción médica, como, por ejemplo, en personas que sufren osteomalacia o raquitismo.

LA VITAMINA DEL SOL

La vitamina D es una vitamina de tipo liposoluble que ayuda a aprovechar el calcio que obtenemos a partir de la dieta y formar los huesos. La vitamina D también regula la hormona paratiroidea (PTH), que ayuda a mantener los niveles de calcio disponible en sangre. Cuando hay una falta grave de esta vitamina, los niños pueden desarrollar raquitismo (deformidad y debilidad de los huesos) y los adultos, osteomalacia. La falta de vitamina D también aumenta el riesgo de osteoporosis y fractura ósea en edades avanzadas.

La vitamina D se sintetiza en la piel por efecto de los rayos solares. Algunos alimentos como el pescado azul, la yema del huevo, el queso y algunas setas también aportan pequeñas cantidades

Esta vitamina se conoce como la vitamina del sol, porque se sintetiza en la piel por efecto de los rayos solares. Esta es la principal fuente de vitamina D, otras cantidades más pequeñas las obtenemos con algunos alimentos como el pescado azul, la yema de huevo, el queso y algunas setas, entre otros.

Ciertos cambios en el estilo de vida, como pasar menos tiempo al aire libre o el uso de protección solar, estados de desnutrición o el uso de fármacos que interfieren en la absorción de vitaminas, podrían provocar situaciones de carencia de vitamina D.

Como indica Gonzalo Casino, "con respecto a los niveles deseables de esta vitamina no hay consenso científico. El Instituto de Medicina de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos apunta a que cerca del 97,5% de la población general satisface las necesidades de vitamina D, con valores por encima de los 20 ng/ml, mientras que una revisión de estudios publicada en el British Journal of Nutrition señala que el 88% de la población mundial podría sufrir falta de vitamina D".

UN GIRO EN LAS RECOMENDACIONES

Otra de las conclusiones del informe de Nutrimedia es la conveniencia de que las guías dejen de recomendar la suplementación de vitamina D, como ya están empezando a hacer organizaciones rigurosas como la Preventive Services Task Force de EEUU, que desaconseja los complementos de vitamina D para la prevención primaria de fracturas en mujeres post-menopáusicas.

En nuestro entorno, cabe destacar la guía del Programa de Actividades Preventivas y de Promoción de la Salud (PAPPS), publicada por la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), que recomienda hacer una dieta rica en calcio y vitamina D, evitar el sedentarismo y el tabaquismo, y exponerse al sol unos 10 minutos al día, mientras que la suplementación queda relegada a casos muy concretos.

Alberto López, médico de familia y coordinador del grupo de la mujer dentro del PAPPS, aboga por el sentido común: "en determinadas circunstancias tiene sentido suplementar, como es el caso de mujeres de edad avanzada, que presentan déficit nutricional y que no pueden salir en la calle". Y añade que hacer cribado y suplementar con vitamina D de forma generalizada podría responder más a una moda que a una necesidad, con consecuencias como la medicalización y el incremento del gasto sanitario.

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