Cataluña es una de las regiones más afectadas por la fuga de talentos: los médicos catalanes son los que más certificados de idoneidad para salir al extranjero ha solicitado en lo que va de año, según las últimas cifras de la Organización Médico Colegial (OMC). En concreto, durante los primeros seis meses de 2018 la entidad recibió un total de 1.814, de las cuales 410 provenían de facultativos catalanes.
“Son datos eminentemente tristes, está claro que la profesión está mal a nivel nacional, y cada año vemos cómo aumenta el número de médicos, sobre todo los jóvenes, que piden las credenciales para salir de Europa para buscar un sitio dónde se reconozca la profesión con dignidad, con el salario que debe tener y con las condiciones con las que se debe trabajar y que no se encuentran en nuestro país”, explica a ConSalud, Josep Maria Puig, secretario general de Metges de Catalunya.
Sobre la situación concreta catalana, Puig destaca que “está un poco peor que el resto de España porque el maltrato que han sufrido los profesionales en los últimos ocho años ha sido espectacular” aunque advierte “que no todos los que solicitan acaban marchándose”.
"Cada año vemos cómo aumenta el número de médicos que piden las credenciales para salir de Europa"
Esta fuga de talento a la que hace mención el secretario general de Metges de Catalunya también se pone de manifiesto dentro de los movimientos que se producen a nivel nacional. Según el Estudio sobre Demografía Médica, Cataluña junto con Madrid y Asturias es una de las regiones dónde más especialistas emigran hacia otras CC.AA. para ejercer su profesión. El citado informe señala que el 17,6 por ciento de los médicos catalanes se marcha a Baleares y el 15,8 se va a la Comunidad Valenciana.
“Este fenómeno se debe a que ese maltrato que mencionamos probablemente sea más profundo en Cataluña: sabemos que muchos se van Baleares, Valencia y ciertas zonas de Zaragoza porque las condiciones de trabajo son discretamente mejores que las que tenemos nosotros y esto es el reflejo de la realidad que se ha construido en los últimos años”, explica.
UNA ÚNICA SOLUCIÓN
A su juicio, la solución para frenar esta situación pasa por hacer una mayor inversión económica porque en la actualidad el presupuesto para sanidad no supera el 6 por ciento del producto interior bruto lo que tiene como consecuencia unos salarios reducidos y una sobrecarga en la labor asistencial de los profesionales del Sistema Nacional de Salud (SNS).
“Se hace un mal uso del dinero público porque se trata de personas que se han formado mayoritariamente en universidades públicas y hospitales públicos que se financian con los fondos de todos y, una vez formados, el sistema les ofrece unas condiciones que son inaceptables y acaban marchándose”, concluye Puig.