De todo corazón

CS
El pasado 29 de septiembre se celebró el Día Mundial del Corazón, para conmemorar de manera universal todas las patologías relacionadas con el órgano supremo, por ser el que bombea al resto del organismo gracias a su tupida red venosa y arterial, pero de la que seguro renegarán los especialistas del cerebro y su intrincado sistema nervioso, que consideran prioritaria su función por ser el que da las órdenes. ¡Da igual, no entraré en guerras fratricidas!

"La comida es imprescindible, pero siguiendo unas pautas que eludan los excesos, no sólo a nivel nutricional, sino cardiovascular"
Lo importante es acordarnos del motor de nuestro cuerpo, pero no sólo un día al año, sino las 365 jornadas sin reparar en descanso alguno, las 24 horas del giro completo sobre el eje terráqueo. Hoy, mañana y siempre, porque como decía ese eslogan automovilístico del que ahora nos apropiamos, “es mejor perder un minuto en la vida, que la vida en un minuto”.

Son muchos los esfuerzos que acometemos a lo largo de nuestra existencia. Algunos necesarios, otros completamente prescindibles, y no los voy a enumerar porque cada uno debe autoevaluarse, debe hacer examen de conciencia, juzgando si son apropiados o no. Desde luego nuestro cuerpo dará cumplida cuenta de los mismos y una pronta respuesta sobre su grado de conformidad, pero de partida, descontemos los esfuerzos baldíos e inútiles: siempre llevan a la melancolía.


El ejercicio físico es una constante a lo largo de nuestra vida, con mayor o menor intensidad a lo largo de nuestra singladura “por este valle de lágrimas” que dicen los poetas. Unos tienen más predisposición que otros para el mismo, pero resulta saludable en su justa medida. Los hay que son más vagos que el cometa Halley, que se toma su tiempo para pasar de una vez para otra. Los hay que son hiperactivos y están obsesionados con su realización constante. Insisto, en su justa medida, de pequeños, de mayores y de ancianos, es beneficioso para el corazón.

La comida es imprescindible, pero siguiendo unas pautas que eludan los excesos, no sólo a nivel nutricional, sino cardiovascular, pues llevado a su extremo puede provocar saturaciones grasas en las vías que transportan el fluido sanguíneo y llegar a colapsar el tráfico.

"Cada organismo es un mundo y su grado de tolerancia es variable, pero recuerden que esos consumos siempre se pagan"
Baste de ejemplo cómo los expertos emplean este mismo lenguaje para referirse a los atascos en las ciudades, hablando de “principales arterias”, “circulación vial” y sin reparos mentan “el corazón de la ciudad”, aunque es cierto que lo citan como lugar “neurálgico”, ¡qué ironía!

Pero no puedo, ni debo omitir los excesos en forma de alcohol y mucho menos el consumo de tabaco y otras sustancias tóxicas. Es una obviedad decir que desde los 18 las personas son consideradas mayores de edad, al menos en España, y se les presupone responsables, repito, presupone.

Cada organismo es un mundo y su grado de tolerancia es variable, pero recuerden que esos consumos siempre se pagan, porque repercuten muy directamente sobre el corazón: quizá sean los más condicionantes en su capacidad de “parar máquinas” y obturar el sistema.

Recuerdo a un sargento del Ejército decir que “bastaba una bala para abatir a un contrario siempre que se supiese bien dónde ponerla”. El consumo de tabaco y de todo tipo de sustancias tóxicas es ese proyectil directo al corazón. Evitarlos, si no se ha empezado, y retirarlos, si aún hay tiempo, es la medida más inteligente para darle cuerda a ese mecanismo interno que bombea nuestra vida. Se lo digo “de todo corazón”.

Alfonso Vidal
Jefe Unidad del Dolor Hospital Quirónsalud Sur de Alcorcón


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