“En unos 10 años podríamos tener una solución contra el VIH en la práctica clínica"

José Moltó, investigador de la Fundación Lucha contra el Sida

CS
26 febrero 2017 | 23:59 h
“En unos 10 años podríamos tener una solución contra el VIH en la práctica clínica"
“En unos 10 años podríamos tener una solución contra el VIH en la práctica clínica"
Un ensayo clínico con sello español de la vacuna terapéutica contra el VIH ha conseguido demostrar, por primera vez, que el sistema inmunitario de los pacientes con el virus se puede reeducar en algunos hasta controlarlo durante periodos largos de tiempo, sin necesidad de tomar tratamiento antirretroviral. En concreto, cinco de los 13 participantes en la investigación que se desarrolla en Barcelona han dejado de tomar la medicación y, aun así, mantienen el virus controlado desde hace 7, 15, 19, 22 y 29 semanas, respectivamente. Uno de los coinvestigadores principales, José Moltó, cuenta en exclusiva a ConSalud.es hacia dónde se dirige ahora la investigación y si está más cerca la erradicación del VIH gracias a este tipo de vacunas.

Los primeros resultados de su investigación sobre una vacuna terapéutica contra el VIH no tienen precedentes, ¿cómo los valoran sus propios autores?

Con esta vacuna se puede controlar el virus en una proporción de un 40% de los pacientes. De momento, el estudio todavía está en marcha, son resultados preliminares. Ahora hay que ser prudentes. Ese 40% es un porcentaje que todavía es muy mejorable. Habrá futuros pasos de investigación.

Tampoco sabemos cuál va a ser la duración de este control. Es cierto que tenemos un paciente que ahora lleva ya 29 semanas sin tratamiento, con una carga viral de muy bajo grado. Cuando una persona con VIH detiene el tratamiento, lo esperable es ver un repunte de la carga viral en las primeras dos, cuatro semanas. Entonces, es cierto que ahora estos pacientes están controlados durante un periodo de tiempo más prolongado. Pero como grupo, ¿cuánta va a ser la duración de este control? No lo sabemos.

"Nunca antes habíamos visto estos resultados y entonces no sabemos cuánto van a durar"
¿No se puede saber entonces si el control del virus podrá ser de por vida?

Estamos ante un escenario completamente inexplorado. Nunca antes habíamos visto estos resultados y entonces no sabemos cuánto va a durar. A estos pacientes se les seguirá haciendo un seguimiento y veremos a ver cuánto dura este efecto.

Aun así estos resultados han llegado muy rápido, ¿los esperaban tan pronto?

Nos ha cogido un poco por sorpresa. No esperábamos unos resultados tan positivos. Esperábamos que con esta estrategia de combinar una vacuna con un medicamento que reactive la latencia, que despierte el virus que está “dormido” en el reservorio, íbamos a ver un pequeño retraso en el rebote de la carga viral, es decir, que en lugar de a las dos semanas pudiera rebotar a las seis o a las ocho semanas. La sorpresa, tanto para la doctora Beatriz Mothe (otra de las investigadoras principales) como para mí, fue cuando llegamos a ver que había pacientes que pasaban 8, 10, 12, 20 semanas y que no rebotaban. De hecho, el protocolo hemos ido adaptándolo durante el seguimiento al nuevo escenario que se nos presentaba.


Los resultados de esta vacuna suponen un hito muy importante en la historia de la investigación contra el VIH.

Estamos completamente de acuerdo. Probablemente este estudio va a marcar un antes y un después en cuanto a qué eficacia mínima se le va a exigir a una estrategia de este tipo. Si hasta ahora estábamos hablando de que, en el mejor de los escenarios, podíamos conseguir un 10% de pacientes que controlaran el virus, pues probablemente esto subirá el listón a un 40%.

¿Hacia dónde irán ahora las líneas de la investigación?

Lo ideal es que ese 40% pueda aumentarse a un 80% o a un 90% y que esa estrategia pueda aplicarse a una mayoría de pacientes (estos cinco pacientes tienen unas características muy definidas y están muy seleccionados; habían empezado todos el tratamiento, por ejemplo, muy pronto después de infectarse del virus).

"Es una línea de investigación en la que merece la pena continuar investigando"
Esta línea de investigación de estrategia de erradicación es una línea que ya era bastante activa desde hacía unos años. Tanto nuestro grupo como otros habían hecho otros estudios y trabajos de investigación evaluando la eficacia de algunas vacunas o algunos medicamentos reactivadores de latencia para intentar purgar o disminuir el reservorio del virus y ver si esto podía tener algún efecto.

Lo que ocurre es que ninguno de ellos había tenido señal de eficacia. Cuando hemos combinado vacunas y medicamentos, hemos comprobado que íbamos por el buen camino. Es una línea de investigación en la que merece la pena continuar investigando.

¿Se atreve a augurar nuevos resultados y concretar lo que se puede obtener en algunos años?

Teniendo en cuenta un poco de perspectiva, podemos comprobar cómo durante las últimas décadas ha habido vacunas o estrategias que parecían muy prometedoras y luego durante las fases de desarrollo, por determinados circunstancias, no han podido salir adelante.

Si tuviera que arriesgarme y si consiguiéramos una fuente de financiación más o menos mantenida, si los resultados siguieran siendo positivos y no hubiera ningún contratiempo, en unos 10 años podríamos tener una solución más o menos disponible para todo el mundo en la práctica clínica. Pero eso, como ya digo, estaría condicionado por muchos factores.


Cuando habla de solución, ¿se refiere al control del virus a través de la vacuna terapéutica o a la curación del VIH?

Hay que diferenciar entre dos conceptos: el de la erradicación, que es el que hace referencia al término clásico de curación (tú tienes una infección con un germen, yo mato al germen y lo elimino del organismo, por lo que quedas curado). Con esta vacuna no hemos conseguido la erradicación, lo que sí que conseguimos es lo que se aproximaría a una curación funcional, es decir, pacientes que están controlando el virus espontáneamente sin tener que tomar medicamento. No sé hacia dónde irá el futuro, si será una erradicación o una curación funcional, pero cualquiera de los dos casos sería más que deseable.

Este tipo de resultados tan exclusivos, ¿atraen a otros investigadores e incluso más financiación?

Es cierto que estos resultados tan positivos pueden tener un efecto llamada, y espero que así sea, para poder obtener financiación con más facilidad. Los estudios son muy caros. Este tiene parte de financiación pública, pero la gran mayoría se ha financiado con financiación privada de algunas fundaciones, e incluso a través de micromecenazgo, algo a lo que estamos muy agradecidos. Los nuevos resultados pueden alentar a una mayor motivación de los particulares para hacer donaciones en investigaciones de este tipo.

¿Las autoridades sanitarias ponen todos sus esfuerzos al servicio de este tipo de investigaciones?

El sistema público destina fondos a investigación y, no sé si con todos sus esfuerzos, quiero pensar que sí. Lo que pasa es que cuando comparas los fondos que se destinan a investigación y desarrollo en nuestro país, son menores que los que se destinan en otros países. Muchas veces nos vemos limitados cuando tenemos que competir con grupos internacionales porque nuestras fuentes de financiación son más limitadas. Esto es así.

Afortunadamente tenemos una red social de donantes privados de los que estamos muy orgullosos y a los que estamos muy agradecidos. Sin ellos gran parte de los análisis necesarios en la investigación, no podrían llevarse a cabo.

Por ejemplo, desde el Ministerio de Sanidad, ¿se han puesto en contacto con ustedes para interesarse de forma más detallada por esta investigación?

De momento no ha habido ningún acercamiento por parte del Ministerio. Sí que es cierto que este proyecto tiene parte de financiación pública a través de una beca del Instituto Carlos III, del Ministerio de Sanidad, y cada año tenemos que reportar los resultados anuales, tenemos que hacer un informe del estudio y con esto ellos van haciendo un seguimiento del proyecto. Así están al día de lo que está ocurriendo.


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