"Pretendemos cultivar nuestro ego mejorando nuestra salud en lo que parece una inevitable marcha hacia la medicalización de la vida cotidiana"
Es curiosa la cantidad de excusas que buscamos para eludir la atención sobre las mismas, máxime cuando estamos volcados en una disciplina que más roza la publicidad al centrarse en eso que llaman la medicina mejorativa.Parece como que ya no bastara curar y sanar. Pretendemos cultivar nuestro ego mejorando nuestra salud en lo que parece una inevitable marcha hacia la medicalización de la vida cotidiana.
Los laboratorios farmacéuticos son una industria y entre ellos pugnan por el liderato de sus respectivos sectores, acorde a sus conocimientos, experiencia, intereses. Obviamente forman parte del mercado y participan de la ley de la oferta y la demanda.
Las personas que antes convivían con sus conflictos, ahora podrán hacerles frente con soluciones a la carta ofertadas desde la farmacopea. Solo hay que cambiar la denominación de "conflicto" por "malestar" y luego por "dolencia". La solución vendrá a través de una receta y no de una reflexión o diálogo. Pero, esta mejor accesibilidad a productos, tiene sus riesgos.
El problema es que una vez independizado del profesional médico e incluso del farmacéutico que recomienda, ojo, pero también expende y buscar ganar sus habichuelas, el riesgo de caer en efectos secundarios no deseados deja al albur de su suerte al paciente por automedicarse, auto suministrarse anárquicamente los productos, sin seguir la posología recomendada por el médico de AP o el especialista.
Que nos volquemos en esta salud óptima nos puede hacer perder la perspectiva sobre áreas no menos importantes y sencillas como la bautizada como "medicina mejorativa", es decir, mejorar las condiciones ambientales e influir sobre otros determinantes de salud, y sobre la tradicional prevención,la atención primaria, e incluso los cuidados paliativos, quizá por la masificación actual existente.
Pero no debemos caer en los fuegos de artificio ni en la mercadotecnia que nos meten por los ojos productos y más productos que solo compiten en el mercado por ganar más parcela de ventas y no por priorizar la salud colectiva.
"No podemos ni debemos perder la perspectiva entre lo imprescindible y lo superfluo, y algunos productos rozan la segunda categoría"
No se trata de hacer la vista gorda e ignorar pequeñas tachuelas en el camino que antes resultaban banales, como el azúcar en sangre ni el grado de colesterol, líbreme el cielo de jugar con fuego, pero no podemos ni debemos perder la perspectiva entre lo imprescindible y lo superfluo, y algunos productos rozan la segunda categoría.Es cierto que ya no nos movemos sólo en el ámbito de la biología, sino que hemos evolucionado y estamos inmersos también ahora en la sociología, economía o ecología.
La subjetividad entre lo bueno y lo malo, lo sano y lo enfermo, determina más que la categorización previa sobre lo que era enfermedad y a lo que llamamos salud. Y es en ese terreno pantanoso, cenagoso, donde han surgido nichos de mercado para los oportunistas que ven la ocasión de jugar con las incertidumbres.
Por eso sería conveniente conservar la confianza en los profesionales y en la información que nos puedan suministrar y no quedar bajo la lluvia de la propaganda y mercadotecnia. No olvidemos que quien recibe el impacto es el paciente, y sin la chapa protectora de una información responsable se torna vulnerable.
Puede que estemos camino de crear vida biónica, pero no hay avance que no arrastre alguna incertidumbre. Los modelos de vida sana inspirados en filosofías de vida del lejano oriente se apoyanen la moderación y renuncia, lo que parece un buen consejo de cómo vivir más, dándole vida a los años por encima de darle años a la vida.
Comida sana, hábitos de vida saludable, como hacer ejercicio a diario, prescindir de los excesos, huir de productos contaminantes y hábitats insalubres. Cero riesgos.
Una de las metas podría ser individualizar las terapias más allá de las dosis y combinación de productos, el otro autocuidado desde la autonomía responsable e informada.
Alfonso Vidal
Jefe Unidad del Dolor Hospital Quirónsalud Sur de Alcorcón
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