"La fibrosis quística es una patología degenerativa que no entiende de esperas políticas ni de líneas rojas"
Es un medicamento que se dispensa en Estados Unidos desde 2014, mientras que en España no se comercializa a pesar de estar aprobado por la Agencia Europea del Medicamento (EMA, en sus siglas en inglés). La aprobación comunitaria del fármaco se llevó a cabo en noviembre del año pasado para pacientes con dos copias de la mutación F508D, la más común en España y que afecta aproximadamente a la mitad de las personas con fibrosis quística. Sin embargo, por el modelo de financiación específico de cada Estado de la Unión Europea, la comercialización en un lugar u otro llega en momentos diferentes. La principal agrupación de pacientes de nuestro país sobre esta enfermedad, la Federación Española de Fibrosis Quística (FEFQ), sostiene que uno de los principales obstáculos para que el fármaco llegue a España es la falta de un Gobierno estable. Al menos es la explicación que les dan desde la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) cada vez que los afectados llaman para preguntar en qué punto se encuentran los trámites para la comercialización del medicamento.
"La nueva ministra de Sanidad, Fátima Báñez, (en funciones por partida doble), ¿tendrá conocimiento de este asunto?"
¿Tan difícil es agilizar de algún modo el proceso a través de un Gobierno en funciones? La nueva ministra de Sanidad, Fátima Báñez, (también en funciones por partida doble), ¿tendrá conocimiento de este asunto? Mientras tanto, los pacientes recuerdan que su enfermedad, la fibrosis quística, es una patología degenerativa y que no entiende de esperas políticas ni de líneas rojas. Tan sólo avanza poco a poco complicándoles la vida sin misericordia.El caso de estos enfermos, por desgracia, no es el único. Como tampoco lo es este artículo de opinión. La situación de inestabilidad política que sufre España desde hace meses me ha obligado a escribir otros tantos sobre el mismo asunto, casi a la par del número de sesiones de investidura fallidas que llevamos. Todo sea por hacer hincapié en que este tipo de situaciones, que pueden poner en riesgo la vida de personas, no pueden quedar relegadas a un segundo plano y, mucho menos, ser ignoradas. No hay derecho.
Andrés Lijarcio
Redactor en ConSalud.es
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