Bisfenol A, un producto químico común en latas que afecta a la salud del feto

Se trata de un producto químico que recubre el interior de muchos envases y recipientes, por lo que se mezcla directamente con los alimentos. Ahora, investigadores españoles han determinado la cantidad de bisfenol que las embarazadas transfieren al feto.

Desarrollan un modelo matemáticodetermina la cantidad de Bisfenol A que llega al feto a través de la madre
Desarrollan un modelo matemáticodetermina la cantidad de Bisfenol A que llega al feto a través de la madre
CS
1 marzo 2018 | 13:20 h
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El Bisfenol A es un producto químico que recubre el interior de latas, botes y botellas de plástico y, por tanto, se mezcla directamente con los alimentos. También se encuentra en productos cosméticos, pastas de dientes o juguetes, entre otros. Se trata de una sustancia química que se degrada y se elimina rápidamente del cuerpo. Sin embargo, la exposición a esta sustancia es tan continua que se consume de nuevo antes de eliminarla totalmente. Un rieso que aumenta aún más en el feto, pues posee un metabolismo más lento, lo que provoca que el Bisfenol A permanezca mucho más tiempo.

Así varios estudios anteriores habían demostrado que este químico, al entrar en el organismo de las mujeres embarazas, es capaz de traspasar la placenta y alcanzar al feto. Entre las consecuencias de una exposición continuada en el feto, la sustancia afecta a su fertilidad, a su desarrollo cerebral o puede provocar cambios conductuales en la edad adulta. A pesar de ello, se desconocía cuál era la cantidad de compuesto que el feto recibe a través de su madre.

Entre las consecuencias de una exposición continuada en el feto, la sustancia afecta a su fertilidad, a su desarrollo cerebral o puede provocar cambios conductuales en la etapa adulta

Ahora, investigadores de la Universidad Rovira i Virgili han desarrollado un modelo que determina este dato y lo han aplicado a una muestra de 100 mujeres embarazadas para saber cómo se comporta esta sustancia en el organismo de cada una y qué consecuencias puede tener sobre la salud del bebé en un futuro.

Para hacerlo posible, los investigadores VIkas Kumar y Raju Prasad Sharma, encabezados por Marta Schuhmacher, han desarrollado un modelo farmacocinético llamado P-PBPK, que es como una especie de “traje a medida” para cada persona que forma parte del estudio. Así, detecta en qué momento el Bisfenol A entra en contacto con el organismo a través de la ingestión, la inhalación o la piel, por ejemplo. A partir de este momento, el modelo hace un seguimiento y analiza qué efectos provoca durante su viaje a través del organismo hasta que el cuerpo lo elimina.

El modelo diseñado permite informar en qué momento se está más expuesto a este químico. En el caso estudiado, a los seis meses

La reacción de esta sustancia química cuando se encuentra dentro del cuerpo es diferente en función de cada persona y depende de múltiples variables (tamaño, edad, tipo de respiración, si está tomando medicación o no, etc.). El modelo que han diseñado en la URV permite tener todos estos datos personalizados y en tiempo real, informa en qué momento el feto está más expuesto a este químico. En este caso, a los seis meses de embarazo. Además, permite afinar mucho más la predicción sobre los efectos que en un futuro tendrá en la salud de cada individuo a la exposición a este compuesto.

Los investigadores realizaron un seguimiento de las mujeres incluidas en el estudio a partir del primer trimestre de embarazo, el parto y continúa durante el periodo de lactancia. De momento, la investigación ha logrado determinar qué cantidad de Bisfenol A llega al feto a través de la madre. Ahora quieren estudiar qué efectos se produce en cada caso concreto. Esto permitirá poder hacer sugerencias personalizados sobre cambios de hábitos y de alimentación dirigidos a reducir el impacto de este químico.

El reto es averiguar las probabilidades de sufrir  alteraciones metabólicas, problemas de reproducción, afecciones inmunológicas o enfermedades neurodegenerativas

Así, el reto se encuentra en averiguar qué probabilidades hay de que los pacientes desarrollen en un futuro enfermedades como alteraciones metabólicas, problemas de reproducción, afecciones inmunológicas o enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson o el Alzheimer, ya que la concentración de este compuesto en el organismo puede llegar a modificar la acción de determinados biomarcadores que predisponen a padecer estas enfermedades.

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