En el contexto de un mercado global en constante cambio y ante presiones crecientes relacionadas con la sostenibilidad, las empresas farmacéuticas se enfrentan a la necesidad de transformar sus modelos operativos. Un estudio reciente propone un marco para evaluar el rendimiento sostenible de estas compañías, utilizando el modelo de Sustainability Balanced Scorecard (SBSC) combinado con métodos avanzados de toma de decisiones multicriterio (MCDM). Este enfoque permite que las empresas midan y gestionen su desempeño no solo desde una perspectiva financiera, sino también considerando su impacto ambiental y social, proporcionando una visión más integral de la sostenibilidad.
Con un tamaño de mercado situado en los 1,87 mil millones de dólares (1,81 mil millones de euros), China se ha consolidado como el segundo mayor mercado farmacéutico del mundo. Sin embargo, la industria enfrenta críticas por su impacto ambiental. Según algunos estudios, las emisiones de CO2 del sector farmacéutico superan en 1,5 veces a las de la industria automotriz.
En este contexto, el enfoque en la sostenibilidad no solo es necesario desde un punto de vista ambiental, sino también estratégico, considerando que una buena reputación corporativa y el cumplimiento de responsabilidades sociales pueden generar beneficios a largo plazo. Además, el creciente escrutinio público y las normativas más estrictas hacen que este enfoque sea imprescindible para garantizar la viabilidad a largo plazo de las empresas.
Abordar estas interdependencias es fundamental para desarrollar una estrategia realmente integrada y eficiente
Asimismo, el Triple Bottom Line (TBL), que integra los ámbitos económico, ambiental y social, se ha convertido en una referencia clave para medir el rendimiento sostenible. Sin embargo, la falta de herramientas metodológicas que aborden la interrelación entre estas dimensiones ha limitado la implementación efectiva de estrategias sostenibles en la industria. En este sentido, abordar estas interdependencias es fundamental para desarrollar una estrategia realmente integrada y eficiente. El estudio liderado por Deqiang Deng y su equipo propone el uso del SBSC como un marco conceptual para la evaluación sostenible. Este modelo amplía las cuatro perspectivas tradicionales del Balanced Scorecard, incorporando dimensiones ambientales y sociales.
Gracias a esta adaptación, se logra una visión mucho más completa del rendimiento empresarial, que considera tanto los objetivos financieros como las expectativas de la sociedad y las exigencias regulatorias. El SBSC, combinado con el Método de Evaluación y Decisión de Problemas de Evaluación (DEMATEL) permite analizar las relaciones causales entre indicadores de sostenibilidad, identificando los factores más influyentes y los más afectados dentro de un sistema. Por otro lado, el proceso de red analítica (ANP) asigna pesos a estas dimensiones, destacando su interdependencia. Además, las empresas cuentan con la metodología VIKOR que es un método de compromiso multicriterio, se utiliza para identificar las soluciones más cercanas al ideal en situaciones de toma de decisiones.
Dentro del estudio incluye un caso práctico con la empresa farmacéutica AK, ubicada en el este de China. Esta compañía enfrenta presiones regulatorias y sociales relacionadas con la sostenibilidad, incluyendo estrictas normativas ambientales como el Estándar Nacional de Emisiones para la Industria Farmacéutica. Este marco regulatorio, además de imponer límites específicos, destaca la urgencia de que las empresas incorporen medidas proactivas para reducir su huella ambiental. Los resultados del modelo SBSC identificaron que la perspectiva ambiental es la más influyente, seguida de los procesos internos y la perspectiva del cliente.
La satisfacción del cliente y la imagen social corporativa emergen como áreas críticas para mejorar
Esto subraya la necesidad de invertir en tecnologías de reducción de residuos y contaminantes, así como en relaciones con los clientes y recursos para la innovación. Entre los indicadores clave, la "capacidad de tratamiento de residuos" y la "inversión en recursos ambientales" se destacan como prioritarios. Asimismo, la satisfacción del cliente y la imagen social corporativa también emergen como áreas críticas para mejorar. De manera significativa, estas áreas no solo tienen un impacto directo en el rendimiento ambiental y social, sino también en la viabilidad económica a largo plazo.
El estudio proporciona recomendaciones concretas para que las farmacéuticas avancen hacia una sostenibilidad integral. En este sentido, incrementar las inversiones en protección ambiental y fomentar la innovación en tecnologías sostenibles es fundamental. Asimismo, establecer mecanismos de retroalimentación y visitas de seguimiento permite comprender mejor las necesidades y expectativas de los clientes. A esto hay que sumarle el diseño de estrategias claras para aumentar las tasas de crecimiento de ventas, al igual que fortalecer la imagen social mediante productos de alta calidad y un compromiso tangible con la sostenibilidad. Además, la colaboración con actores externos, como gobiernos y ONG, puede ampliar el impacto de estas medidas, generando beneficios mutuos y consolidando el papel de las empresas en la transición hacia un modelo económico más responsable.
Este enfoque ofrece un marco robusto para que los directivos de empresas farmacéuticas evalúen y mejoren su rendimiento sostenible. Al integrar perspectivas económicas, sociales y ambientales, el modelo SBSC permite tomar decisiones basadas en una visión holística, impulsando la competitividad y el cumplimiento de objetivos sostenibles.