Investigadores con sede en China y Suiza han desarrollado conjuntamente vasos sanguíneos artificiales conductores de electricidad que pueden servir como implantes para reemplazar los vasos nativos enfermos. Las construcciones flexibles y biodegradables consisten en una membrana conductora de polímero de metal, y una corriente eléctrica puede pasar a través del vaso cuando se implanta en el cuerpo.
La estimulación eléctrica parece estimular la proliferación y migración de células endoteliales y puede mejorar la integración del vaso implantado con el tejido circundante. También se puede usar para administrar terapia génica o medicamentos en esos tejidos.
El desarrollo de reemplazos artificiales para vasos sanguíneos enfermos es un área activa de investigación dentro de la ingeniería de tejidos, especialmente dado el enorme costo que las enfermedades cardiovasculares tienen en la sociedad. Sin embargo, estas construcciones son típicamente de naturaleza pasiva y pueden provocar inflamación en los tejidos circundantes, y hasta ahora no han podido reemplazar de manera adecuada y segura los vasos sanguíneos nativos.
Concretemente, el objetivo de esta investigación era crear un vaso sanguíneo artificial con mayor funcionalidad, con la esperanza de que esto pudiera hacerlo más adecuado para la implantación a largo plazo como reemplazo de vasos sanguíneos.
Los nuevos vasos sanguíneos artificiales consisten en una membrana cilíndrica que contiene un metal y un polímero
Los nuevos vasos sanguíneos artificiales consisten en una membrana cilíndrica que contiene un metal y un polímero. Sorprendentemente, la carga eléctrica suministrada por la construcción puede estimular la migración y el crecimiento de las células endoteliales, lo que debería ser útil para permitir que los vasos se integren con el cuerpo.
Los investigadores también probaron la capacidad de los vasos para entregar material genético, ya que una carga eléctrica puede ayudar a que las membranas celulares sean más permeables, permitiendo que el ADN y el ARN ingresen en ellas. Cuando se combina con un dispositivo de electroporación, la membrana distribuye con éxito material genético en tres tipos diferentes de células que se encuentran en los vasos sanguíneos.
Hasta ahora, los vasos sanguíneos artificiales se han probado en conejos y funcionaron como un reemplazo exitoso de la arteria carótida. Las construcciones implantadas permitieron un flujo sanguíneo suficiente, no produjeron una respuesta inflamatoria y no mostraron evidencia de estrechamiento durante un período de tres meses.