Mayores dosis de terapia intensiva, clave para la mejora de los niños con parálisis

Según un estudio, grandes dosis de terapia intensiva derestricción mejoran la movilidad de los niños con parálisis cerebral

En España hay 120.000 personas con parálisis cerebral, y el 80% tienen grandes necesidades de apoyo (Foto. Freepik)
En España hay 120.000 personas con parálisis cerebral, y el 80% tienen grandes necesidades de apoyo (Foto. Freepik)
Paola de Francisco
22 enero 2022 | 00:00 h
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Uno de cada 500 bebés que nacen en España lo hacen con parálisis cerebral, un grupo de enfermedades que varía en cada caso pero que en todos los niños tiene la misma característica principal: problemas para moverse. Estos niños tienen discapacidad motora que les dificulta cualquier movimiento, tienen problemas para caminar, mantener el equilibrio o incluso la postura.

No hay cura, pero con rehabilitación y terapias, dirigidos para los niños y las familias, los pequeños pueden alcanzar su máximo potencial. Aunque en muchos casos los ejercicios o aparatos ortopédicos pueden suponer una tensión tanto para los niños como para los padres, por su complejidad o por la necesidad de repetirlos varias veces y no tener resultados. Ante esto, un estudio publicado en la revista Pediatrics ha analizado cómo ayuda más la terapia intensiva.

Esta atención médica está destinada a personas que tienen lesiones y enfermedades que pueden ser mortales y se administra principalmente en las UCIs, pero en los últimos años también se está implantando en consulta. La terapia intensiva que recoge el estudio consiste en que el brazo y la mano más funcionales del niño son restringidos por un yeso liviano, una férula o un guante, mientras que un terapeuta capacitado usa técnicas de acondicionamiento operante individualizadas para cada niño.

El estudio encontró que las sesiones de terapia de mayor intensidad, es decir, tres horas al día, cinco días a la semana durante cuatro semanas, mejoraron significativamente las habilidades de la parte superior del brazo y la mano

Hasta ahora no se sabía exactamente a qué se debían los buenos resultados de la terapia, si estaban directamente relacionados con la dosis o con el método de restricción. Para conocer qué era lo que más ayudaba a la evolución del paciente, se realizó un estudio que reunió a 118 niños de dos a ocho años a los que se le administró una terapia CIMT, conocida como ACQUIREc, desarrollada por los co-investigadores principales  Stephanie DeLuca y Sharon Landesman Ramey.

La terapeuta e investigadora de Virginia Tech, Dory Wallace, ayuda a un niño a utilizar una terapia intensiva que se parece mucho al tiempo de juego (Foto. Virginia Tech)

El estudio encontró que las sesiones de terapia de mayor intensidad, es decir, tres horas al día, cinco días a la semana durante cuatro semanas, mejoraron significativamente las habilidades de la parte superior del brazo y la mano.

Sin embargo, las dosis con menos tiempo, de 30 horas por mes (sesiones de 2.5 horas, tres días a la semana durante cuatro semanas) produjeron menos ganancias. De hecho, las mejoras en los niños con las dosis mayores se mantuvieron al menos seis meses más tras la administración de la terapia.

"En general no hubo diferencias significativas entre los que usaron un yeso en el brazo las 24 horas del día, los 7 días de la semana durante 21 días y los que usaron una férula de brazo parcial solo durante sesiones de terapia”, señala Richard Stevenson

“El estudio tuvo algunos hallazgos inesperados. Por ejemplo, si bien el tipo de restricción utilizada en el lado más fuerte puede ser importante para algunos niños en particular, en general no hubo diferencias significativas entre los que usaron un yeso en el brazo las 24 horas del día, los 7 días de la semana durante 21 días y los que usaron una férula de brazo parcial solo durante sesiones de terapia”, señala Richard Stevenson, profesor de pediatría y jefe de división de pediatría conductual del neurodesarrollo en UVA Children's

“Los terapeutas están capacitados para garantizar que cada niño tenga muchos éxitos en cada sesión de terapia”, concluye DeLuca, quien es profesora asociada en el instituto de investigación y en pediatría y neurociencia en Virginia Tech. “El niño ve y siente su mejora y se convierte en un socio activo en la terapia. La terapia ADQUIRE aumenta la disposición de los niños para abordar actividades nuevas y difíciles”.

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