Hasta el 20% de las citas hospitalarias en Reino Unido para escáneres cardíacos o cerebrales, así como otras pruebas exploratorias, se solicitan por pacientes que sufren ansiedad o una hipocondría. Esto se debe en parte a las personas que tienen una preocupación desproporcionada con su estado de salud, un fenómeno conocido como hipocondría digital o cibercondría, esto es, el acceso de los hipocondriacos a información sobre salud a través de Internet.
Ahora, investigadores han concluido en un estudio que este tipo de hipocondría, tratada con terapia cognitiva conductual durante varios meses reduce significativamente sus niveles de ansiedad sobre su estado de salud. Incluso cinco años después de realizarse la terapia, los hipocondriacos digitales estaban menos ansiosos por su salud. La terapia consiste en una conversación con un terapeuta que puede ayudar al paciente a cambiar su forma de pensar o a cómo manejar sus problemas.
Y es que la ansiedad por la salud es un problema común, que se caracteriza por pacientes que se preocupan en exceso por estar enfermos y temen que puedan tener una enfermedad rara o poco conocida. Entre los “síntomas” que padecen, destacan dolores en el pecho o cabeza que persisten a pesar de que los profesionales sanitarios le confirman que no tienen de qué preocuparse.
La terapia cognitiva conductual reduce significativamente los niveles de ansiedad en los hipocondriacos digitales
Esta ansiedad conduce a exámenes médicos innecesarios, caros e incluso invasivos. Los pacientes pagan visitas al médico o a Urgencias y, frecuentemente, buscan segundas y terceras opiniones. En concreto, se estima que los costes para el Sistema de Salud de Gran Bretaña de pacientes que asistes a citas innecesarias supone en torno a 56 millones de libras (63 millones de euros).
De hecho, la Organización Mundial de la Salud se hizo eco del problema y en el año 2016 publicó un estudio donde concluía que esta ansiedad por la salud no solo es un problema entre los países desarrollados sino también entre los países en vías de desarrollo. “La mayoría de los pacientes asisten a médicos de atención primaria y secundaria para buscar un posible dignóstico de qué les ocurre, ignorando la ansiedad que sí padecen” afirma Peter Tyrer, profesor de psiquiatría comunitaria y codirector del estudio.
El estudio involucró a 444 personas reclutadas de cardiología, endocrinología, gastroenterología, neurología y departamentos respiratorios en cinco hospitales generales en Inglaterra. Fue financiado por el Instituto Nacional de Investigación de Salud de Gran Bretaña (NIHR) y publicado en la Biblioteca de Revistas NIHR.