Mediante un complejo proceso, el riñón artificial funciona de forma natural con el flujo sanguíneo del paciente
"Estamos creando un dispositivo biohíbrido, utilizando la nanotecnología de silicio, que puede imitar un riñón para eliminar los productos de desecho suficientes, y mantener lejos de lejos de la diálisis a los pacientes", señala el científico,William H. Fissell.La clave para el dispositivo es un microchip, que se introduce en el riñón artificial, y que se compone de una serie de poros encargados de realizar el filtrado propio de la función renal. Cada dispositivo, prevé el investigador, dispondrá de un total de 15 capas de estos microchips colocadas unas encima de las otras. Además, ese mismo chip contiene células vivas de riñón, lo que ayuda a funcionar de manera similar al órgano humano.
Por otra parte, para su funcionamiento es esencial la dinámica de fluidos. De forma que, mediante un complejo proceso, el riñón artificial funciona de forma natural con el flujo sanguíneo del paciente. "Nuestro reto es tomar sangre de un vaso sanguíneo y empujarlo a través del dispositivo", señala el investigador.
Otro de los retos para el dispositivo, cuyo creador espera comenzar a probarlo en pacientes a partir de 2017, es evitar el rechazo por parte del sistema inmune de los mismos, aunque Fissell asegura que el sistema no tendrá problema para funcionar dentro del cuerpo humano.
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