El aumento de las enfermedades causadas los malos hábitos y los determinantes sociales de la salud están amenazando con sofocar los presupuestos tanto en los países ricos como en los más pobres a la par que se reduce el poder de la medicina moderna para salvar vidas. Un informe elaborado por PwC describe por qué las partes interesadas en la atención médica necesitan actuar ahora.
Una de las principales conclusiones que se extrae del documento, denominado ‘Acción requerida: la urgencia de abordar los determinantes sociales de la salud’, es que seis de cada 10 consumidores encuestados asegura que su médico nunca ha hablado con ellos acerca de los factores sociales que afectan directamente sobre la salud.
En el año 2025 la gran mayoría de los países tendrán tasas de obesidad y sobrepeso que se acerquen al 70 % de la población
Los determinantes sociales de la salud, también conocidos como los factores sociales, económicos y medioambientales de donde vivimos y trabajamos, como el aislamiento social, la desigualdad económica, la contaminación o los desiertos alimentarios, impiden que demasiadas personas de todo el mundo puedan hacer elecciones saludables.
Si estos hábitos no cambian, se estima que para el año 2025 la gran mayoría de los países tendrán tasas de obesidad y sobrepeso que se acerquen al 70 % de la población, o dicho de otra manera, siete de cada diez personas tendrá sobrepeso.
Para poner freno a estos problemas, PwC ha identificado los pasos que hay que llevar a cabo para emprender acciones audaces y ayudar a las partes interesadas a desarrollar estrategias. Uno de ellos es lograr la participación de la comunidad y ser reflejo de ella.
Los determinantes sociales de las estrategias para la salud deben fundamentarse en la forma en que las personas viven y trabajan. Uno de ellos es la introducción de las tecnologías en los tratamientos y diagnósticos.
El 56 % de los encuestados asegura que usan o piensan usar en el futuro los teléfonos móviles inteligentes, smartphone’, como herramientas de apoyo para la salud. Esta tecnología es la favorita de los usuarios, seguida de las app, elegidas por el 35 % y los wearables por el 34 %.
Estas tecnologías solo pueden supone un apoyo real a la salud si desde las sociedades científicas y las autoridades empiezan a tomar medidas y a confiar en ella. Los comerciantes minoristas, proveedores de tecnología, trabajadores de la salud en el hogar y educadores podrían proporcionar nuevas rutas para lograr la participación de los consumidores.