Tratamiento específico y menos efectos secundarios: Microburbujas para combatir el cáncer

Llevan en su interior medicamentos, tienen menos efectos secundarios y reducen las dosis habituales de fármacos

Células de cáncer (Goyo. Archivo Ciber)
Células de cáncer (Goyo. Archivo Ciber)
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10 agosto 2022 | 00:00 h

Todo comenzó a principios de los años 1990. En aquel entonces un equipo de científicos desarrolló las microburbujas (MBs, por sus siglas en inglés) para mejorar las ecografías. Su funcionamiento era sencillo: las MBs se inyectaban en el cuerpo y cambiaban su tamaño a medida que se producían cambios en la presión por la onda de ultrasonido.

Estos cambios son los que diferenciaban las MBs de los tejidos y facilitaban la obtención de imágenes del cuerpo humano. Este proceso es seguro en comparación con el uso de agentes de contraste convencionales en técnicas como la resonancia magnética y la radiografía. Dado que tienen un tamaño similar al de los glóbulos rojos, exhiben una reología similar en los vasos sanguíneos, también se usan para medir el flujo sanguíneo en órganos y tumores.

Ahora, investigadores de la Universidad de Toronto (Canadá) han adaptado microburbujas para convertirlas en herramientas más potentes para la terapia contra el cáncer. Al reducir el tamaño de las burbujas y cargarlas directamente con fármacos anticancerígenos, las burbujas pueden reducir la dosis de fármaco libre que se inyecta y difunde en el tejido no tumoral del cuerpo. El resultado es un tratamiento más específico y menos efectos secundarios para el paciente, según han anunciado en la 182ª Reunión de la Sociedad Acústica de América.

Llevan en su interior medicamentos, tienen menos efectos secundarios y reducen las dosis habituales de fármacos

Las microburbujas pueden ayudar a la administración localizada de fármacos en el cuerpo de un paciente al estallar en un lugar objetivo para crear una mayor permeabilidad de los vasos sanguíneos del tumor. Al aumentar temporalmente la porosidad de los vasos sanguíneos, las microburbujas pueden crear un medio para que los fármacos anticancerosos coinyectados se filtren preferentemente en el tumor para su tratamiento.

Naomi Matsuura, de la Universidad de Toronto, y su equipo cargaron taxanos, un fármaco anticancerígeno de uso común, en las burbujas. Como el fármaco es hidrofóbico, evita el agua y se adhiere a la burbuja con facilidad, evitando así cualquier fuga hacia el torrente sanguíneo o el tejido circundante hasta que la burbuja es estimulada por ultrasonidos.

Ahora planean ampliar las burbujas para que transporten también otros tipos de fármacos, pero la carga de fármacos tiende a ser menor y menos estable en el caso de los materiales hidrofílicos. "También estamos modificando el patrón de las ondas sonoras de forma que el fármaco anticanceroso sea más potente en comparación con una inyección normal de fármacos por vía intravenosa", afirma Matsuura.

"Si podemos combinar los menores efectos secundarios de la carga directa del fármaco con un efecto más potente del mismo mediante la modificación de los sistemas que ya están a disposición de los pacientes, tenemos la oportunidad de influir en los resultados de los pacientes con cáncer en un periodo de tiempo relativamente corto", concluye.

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