Así afecta el ruido al crecimiento y fisiología de las crías de aves

Una investigación del CSIC ha analizado el impacto del ruido en las crías de aves y en su posterior reproducción

Crías de aves a las que afecta el ruido. (Foto: Freepik)
Crías de aves a las que afecta el ruido. (Foto: Freepik)
Itziar Pintado
7 mayo 2024 | 10:00 h
Archivado en:

La actividad del ser humano tiene un impacto significativo en los animales. Especialmente los niveles de ruido, que continúan aumentando. No solo en las grandes ciudades, sino también en el campo e incluso en los parques naturales. Este impacto se ha analizado a lo largo de los años numerosas veces, pero hasta ahora se desconocía si era perjudicial para las especies más jóvenes.

Para conocer mejor este impacto, un grupo de investigadores en el que participa el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha analizado cómo influye la exposición a sonidos en las aves. Esta investigación, publicada en la revista Science, ha confirmado la influencia directa en el desarrollo de las crías de aves, causando graves y duraderos daños.

Estudios anteriores ya habían confirmado que, en ambientes ruidosos, eclosionan menos huevos de aves. Sin embargo, no se podía diferenciar el efecto del ruido en las madres con el efecto en las crías de aves o en sus huevos, porque en todos los estudios, tanto las aves como las crías estaban expuestas. En cambio, este estudio dirigido por Mylene Mariette, investigadora de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) y la Universidad Deakin (Australia), y Alizée Meillère, científica de la Universidad Deakin, ha confirmado que el ruido es perjudicial para las crías, incluso si la madre no está expuesta.

"Demostramos que, en condiciones de incubación óptimas, es menos probable que los huevos eclosionen cuando se exponen al ruido del tráfico durante cinco días antes de la eclosión, que cuando se exponen al canto de la especie"

Los investigadores aprovecharon que los embriones de aves pueden desarrollarse fuera del cuerpo de la madre para exponer a las crías no nacidas a diferentes sonidos. En concreto, el equipo científico eligió los huevos de pizón cebra, un ave australiana. “Demostramos que, en condiciones de incubación óptimas, es menos probable que los huevos eclosionen cuando se exponen al ruido del tráfico durante cinco días antes de la eclosión, que cuando se exponen al canto de la especie”, explica Meillère.

EL RUIDO TAMBIÉN INFLUYE EN EL CRECIMIENTO

La exposición de los polluelos también influyó en el crecimiento y la fisiología. Esta es la segunda conclusión del estudio tras exponer a los polluelos a grabaciones acústicas en ausencia de los padres tras la eclosión de los huevos. “Los polluelos expuestos al ruido crecieron peor y también mostraron signos más graves de daño celular que los expuestos al canto, como un acortamiento más rápido de los telómeros, que son los extremos protectores de los cromosomas”, comenta la investigadora.

Tras finalizar la exposición, concretamente un mes después, los investigadores volvieron a medir a el impacto y comprobaron que el estado fisiológico de las crías había empeorado de nuevo. Incluso un año más tarde, cuando ya eran aves adultas, el impacto celular del ruido todavía era visible.

EFECTOS EN LA REPRODUCCIÓN

La exposición al ruido de estos polluelos también tuvo efecto en la reproducción de crías pasados unos años. “Los resultados fueron impresionantes. Los pinzones expuestos al ruido antes y después de la eclosión produjeron sólo la mitad de crías que los que nunca experimentaron el ruido del tráfico”, asevera Mariette. “Esto se observó en adultos jóvenes durante su primera temporada reproductiva, pero también más adelante en la vida, en adultos maduros”, añade.

“Cualquiera que sea el mecanismo, un impacto de tal magnitud en un pájaro cantor, que según muchos investigadores no puede oír sonidos hasta unos días después de la eclosión, es muy preocupante”

Esta investigación confirma que la exposición al ruido tiene consecuencias para toda la vida en la salud de las crías de aves. Aunque todavía no se conoce el porqué de este impacto tan perjudicial, la investigadora principal del estudio afirma que el cerebro está específicamente diseñado para permitir el impacto directo del sonido en la fisiología, incluso dando mayor sensibilidad a las células frente a los sonidos y las vibraciones.

“Cualquiera que sea el mecanismo, un impacto de tal magnitud en un pájaro cantor, que según muchos investigadores no puede oír sonidos hasta unos días después de la eclosión, es muy preocupante”, matiza Mariette. “Podemos preguntarnos qué impacto tiene el ruido en las especies cuyos embriones perciben sonidos sin ambigüedades. Entre muchas otras especies, esto incluye a los humanos, en los que los fetos responden a los sonidos externos en el último trimestre de la gestación”, indica.

En definitiva, esta investigación advierte del impacto de la contaminación acústica en la biodiversidad e insiste en la importancia de establecer medidas de reducción del ruido, en beneficio tanto de la vida humana como silvestre. Actualmente existen medidas, como la venta de vehículos eléctricos o el mantenimiento de la naturaleza para que actúe como barrera, pero también piden al ser humano que mantengan las zonas urbanas y habitadas por aves en perfecto estado para evitar este tipo de contaminación.

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
Lo más leído