Los microplásticos ya forman parte de la red trófica de los pingüinos en las Islas Galápagos

Una investigación de la University of British Columbia analiza los niveles de exposición de esta especie a los microplásticos

Pingüino Islas Galapagos. (Foto: Karly McMullen, CC-BY 4.0)
Pingüino Islas Galapagos. (Foto: Karly McMullen, CC-BY 4.0)
AnimalCare
29 enero 2024 | 17:00 h

Un equipo de investigadores de la University of British Columbia en Canadá ha estudiado la acumulación de microplásticos en la red alimentaria de las Islas Galápagos. La investigadora Karly MacMullen, junto al resto del equipo, ha evaluado el alcance del daño a los organismos marinos, en concreto, a los pingüinos de estas islas, una especie que se encuentra en peligro de extinción.

Para simular cómo los microplásticos se desplazan a través de la cadena alimentaria de estos animales, los investigadores utilizaron datos recopilados en octubre de 2021 del agua alrededor de la isla Santa Cruz. Esta isla tiene áreas urbanizadas y rurales, además de otras islas con colonias de pingüinos, zooplancton o presas de pingüinos. Construyeron un modelo específico para los pingüinos de Galápagos y su dieta, y también aprovecharon un modelo existente del ecosistema más amplio del Canal Bolívar (entre las islas Fernandina e Isabela), parte del cual incluye las islas Galápagos.

“Para comprender los efectos de los microplásticos en la vida silvestre y las redes alimentarias, las investigaciones futuras deben abordar cómo se comportan estos diversos plásticos después de la ingestión”

“Dado que los microplásticos están emergiendo como un importante contaminante de los océanos y que ingresan al medio ambiente todos los días, existe una preocupación creciente por la fauna marina y la vida silvestre costera”, explica Mullen. “Para comprender los efectos de los microplásticos en la vida silvestre y las redes alimentarias, las investigaciones futuras deben abordar cómo se comportan estos diversos plásticos después de la ingestión”, añade.

Ambos modelos mostraron un rápido aumento en la acumulación de microplásticos y la contaminación entre los organismos hasta aproximadamente el quinto año de vida del organismo. En este punto, la tasa de absorción cambió a un aumento gradual y, finalmente, a una meseta. El pingüino de Galápagos presentó el nivel más alto de microplásticos por biomasa, seguido por la barracuda, la anchoa, la sardina, el arenque y la salema, y el zooplancton depredador mostró concentraciones más altas de microplásticos que la salema en el modelo de ecosistema. Además, el modelo predijo la biomagnificación de los microplásticos en todas las relaciones depredador-presa, y la tasa de excreción de los organismos fue el factor más significativo que afectó la tasa de acumulación neta.

“El hallazgo de microplásticos en el pingüino de Galápagos, peces presa y plancton que forman parte de su red trófica es sin duda preocupante porque muestra la globalización de esta amenaza antropogénica emergente para la conservación de Galápagos, demostrando que los microplásticos pueden llegar a áreas aisladas y protegidas, como el Archipiélago de Galápagos, a lo largo de miles de kilómetros”, afirmó Hernán Vargas.

Aunque sigue habiendo debate sobre si los microplásticos realmente se bioacumulan en las cadenas alimentarias, y se necesita más investigación de campo, los autores destacan que su estudio resalta la tasa de excreción/eliminación como un punto clave para futuras investigaciones.

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