Chuparse el dedo, un hábito con consecuencias bucodentales graves si no se interrumpe a tiempo

La succión puede causar problemas con el crecimiento adecuado de la boca y la alineación de los dientes

Bebe con los dedos en boca (Fuente: Freepik)
Bebe con los dedos en boca (Fuente: Freepik)
Dentalia
24 agosto 2023 | 10:10 h
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Chuparse el dedo es un reflejo natural de los niños. Algunos incluso empiezan a chuparse el dedo cuando todavía están en el vientre materno. Según los expertos chuparse el dedo puede hacer que los niños se sientan seguros y felices, pero también puede ser síntoma de que estén cansados, hambrientos, aburridos, estresadoso cuando están tratando de calmarse o dormir. Pero este hábito puede provocar complicaciones para su salud bucodental si se mantiene en el tiempo.

Según el Consejo de Dentistas, el uso de chupete está relacionado con el desarrollo de la mordida cruzada superior y el aumento del resalte; un problema que acaba resolviéndose una vez que se abandona su uso. En el caso de chuparse el dedo, los efectos en la salud bucodental pueden llegar a ser más graves si no se interrumpe a tiempo: cambia la orientación de las arcadas, provoca la mordida abierta, produce la deformación del paladar, ocasiona insuficiente desarrollo del maxilar y causa alteraciones en el lenguaje.

Chuparse el dedo puede provocar consecuencias más graves que el uso del chupete, que además señalan los expertos, es un hábito más fácil de romper

Según la Asociación Dental Americana (ADA), después de que les salgan los dientes permanentes, la succión puede causar problemas con el crecimiento adecuado de la boca y la alineación de los dientes así como cambios en el paladar.

La intensidad de la succión es un factor que determina si se pueden producir o no problemas dentales. Si los niños apoyan pasivamente los pulgares en la boca, es menos probable que tengan dificultades que aquellos que se chupan el dedo vigorosamente. Algunos niños pueden llegar a desarrollar problemas con los dientes de leche primarios.

Aunque el uso de chupetes puede afectar los dientes, al igual que chuparse los dedos y los pulgares, a menudo es un hábito más fácil de romper. Los niños generalmente dejan de chupar entre los dos y cuatro años de edad, o cuando los dientes frontales permanentes están listos para erupcionar.

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