La práctica de ejercicio regular contribuye al mantenimiento de una buena salud y a prevenir enfermedades aportando beneficios orgánicos y psicológicos
Esto es especialmente importante en caso de padecer algún tipo de enfermedad como hipertensión arterial, diabetes, dislipemia, osteoporosis, o insuficiencia cardiaca. Desde el CGCFE consideran que en estas situaciones, son los fisioterapeutas, como profesionales expertos en movimiento, los que deben realizar una evaluación personalizada de los riesgos y beneficios de cada actividad.
De esta forma, se podrá aplicar una adaptación del ejercicio, seleccionando la modalidad e intensidad más apropiada.
La práctica de ejercicio regular contribuye al mantenimiento de una buena salud y a prevenir enfermedades, aportando beneficios orgánicos y psicológicos. Los profesionales recomiendan realizar ejercicio físico a intensidad moderada entre 50 y 300 minutos por semana.
El ejercicio físico debe ser supervisado para evitar lesiones y otras consecuencias de una mala técnica de ejecución, siguiendo las siguientes pautas:
1. Ningún ejercicio debe generar molestia o dolor durante la realización.
2. Debe realizarse un calentamiento apropiado con participación de los grandes grupos musculares y con una intensidad creciente.
3. Las sesiones de ejercicio deben alternar trabajo aeróbico con trabajo de fuerza, equilibrio y coordinación neuromuscular.
4. Debe evitarse el ejercicio en rangos extremos de movimiento, con alta carga o que impliquen el mantenimiento prolongado en una misma postura.
5. Al finalizar, debe realizarse un enfriamiento basado en movimientos de baja amplitud y estiramientos sobre los músculos trabajados.
6. En caso de aparecer molestias durante el ejercicio o posteriormente, es fundamental acudir al fisioterapeuta para que efectúe un diagnóstico precoz de la disfunción que provoca el dolor y para que realice las adaptaciones del ejercicio.
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